Perú Católico, líder en noticias.– Perú Católico, líder en noticias rumbo al Bicentenario de la Independencia. Este artículo es escrito por el Doctor e Historiador José Antonio Benito.

Nació en Santa Fe, Río de la Plata, el 3 de marzo de 1753 en el seno de una poderosa familia establecida en esta ciudad. Hizo sus estudios en el Real Convictorio Carolino de Nobles de Santiago de Chile y los continuó en la Universidad de San Marcos, donde obtuvo el grado de Doctor en Teología.

Ya sacerdote ejerció importantes cargos eclesiásticos y académicos durante el Virreinato del Perú y luego de la Independencia. Fue Rector de la Universidad de San Marcos en 1802, y Gobernador Eclesiástico del Arzobispado de Lima a los pocos meses de la Independencia.

Fue incorporado al Cabildo Metropolitano de Lima en 1796  y promovido a la canonjía penitenciaria al año siguiente. Concluida su gestión en la universidad, el cabildo eclesiástico le comisionó para asistir al inventario de los bienes dejados por el Arzobispo Juan Domingo González de la Reguera en1805. Luego se le encomendó funciones como los de examinador sinodal del arzobispado, visitador general de capillas y patronatos, y comisario general del Tribunal de la Santa Cruzada. Ascendió a las dignidades  más elevadas dentro del Cabildo Eclesiástico a las que llegó en 1814.

A la llegada de José de San Martín a Lima, acompañó al arzobispo Bartolomé María de las Heras a la sesión de cabildo que suscribió el Acta de Declaración de Independencia del Perú y fue uno de los primeros firmantes. Cuando el arzobispo, quien era español, fue expulsado del país, Echagüe fue nombrado Gobernador Eclesiástico del Arzobispado de Lima. Bajo su presidencia se constituyó la Junta de Purificación Eclesiástica, la cual en colaboración con Toribio Rodríguez de MendozaFrancisco Xavier de Luna Pizarro y Cecilio Tagle, calificó a los clérigos según sus simpatías patriotas.  El 9 de diciembre, en el convento de la Merced, local destinado para la elección de la parroquia del Sagrario de la Catedral, sufragaron un aproximado de 700 ciudadanos. En esta ocasión acompañaba al presidente de la mesa, Francisco Xavier Echagüe, arcediano  de la iglesia Catedral. Como secretario había sido elegido Ignacio de Pro. Ese mismo año, recibió la Orden del Sol, fue nombrado consejero de Estado y Vicario General del Ejército.

Uno de los párrocos que dejó constancia documentada de haber acatado la orden de proclamar la independencia fue el P. Manuel Herrera, vicario y juez eclesiástico de la provincia de Huánuco, quien lo manifiesta en su oficio de 27 de marzo de 1822. El texto de la proclama se imprimía y se repartía entre los feligreses. El párroco aprovechó la fecha para a través de su carta celebrar los primeros 10 años de la rebelión de Huánuco. Aquí su proclama:

“Huanuqueños: Ha diez años que a la faz del mundo, manifestasteis vuestro voto por la libertad: siendo los primeros en proclamarla desde el centro de la tiranía, cedisteis al imperio de la fuerza, pero todavía lloráis la sangre de vuestros hermanos que aún humea. Esperabas un solo impulso para recobrar vuestra energía, lo lograste en la protección del inmortal San Martín, y apenas se asomaron las tropas del intrépido Arenales al lugar de la victoria, cuando se tremoló en vuestro territorio el pendón de la independencia. Desde entonces os habéis hecho hijos dignos de la Madre Patria, y en poco seréis en todo libres, y ocupareis en el universo el rango debido a vuestras virtudes. Son pequeños entretanto los sacrificios que se os exigen para objetos tan sublimes. Respeto y subordinación a las autoridades constituidas, exactitud en vuestras moderadas contribuciones, y ardor con empuñar las armas contra nuestros opresores, son las bases en que está cifrada vuestra irrevocable felicidad.  Sí hermanos y amados hijos míos: estos son los ardientes deseos de un párroco que habiendo visto brillar el sol por la primera vez en este suelo, participa hoy con vosotros la dulce satisfacción de conformar en sentimientos. Doctor Manuel de Herrera”.

En 1826, fue nombrado obispo de Trujillo, pero no pudo consagrarse al no recibir la confirmación desde Roma. Falleció el 17 de diciembre de 1830 como obispo electo de Puerto Rico.

Foto del autor de esta sección y de este artículo: Doctor e historiador José Antonio Benito.

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