¡Alerta peruanos! Sacerdote mexicano viene con ‘filosofías orientales’ y ‘budismo Zen’

Perú Católico, líder en noticias.- «Con la actual difusión de los métodos orientales de meditación en el mundo cristiano y en las comunidades eclesiales, nos encontramos ante un poderoso intento, no exento de riesgos y errores, de mezclar la meditación cristiana con la no cristiana». Con esta afirmación el Cardenal Ratzinger cuando estuvo al mando del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, en un documento llamado «Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre algunos aspectos de la meditación cristiana» (15 de octubre de 1989, n. 12), quiso describir y advertir un peligro para la fe: el  del sincretismo. Es decir, el que religiosos, sacerdotes y laicos promovieran sin discernimiento y de modo a crítico, posturas de filosofías orientales buscando que éstas sirvieran a la meditación cristiana. Fenómeno análogo, con mucho daño dicho sea de paso, fue el que sucedió cuando también sin crítica, se quiso asumir el análisis marxista para «ayudar» a la teología en su comprensión de la realidad social. El desenlace fue terrible. Pero hoy no es el marxismo el que entra en escena, sino estas filosofías orientales. Y no por caminos propios, sino en el vagón cristiano. Como se narra sucede en España: «En España son muchas las órdenes religiosas al frente de santuarios, monasterios, conventos y casas de espiritualidad que ofrecen sus instalaciones para la celebración de cursos y retiros espirituales de budismo zen» (Luis F. Pérez, M. Solsona; Infocatólica).

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Ahora bien, esto ¿Qué tiene que ver con el Perú? ¿No estamos hablando de algo ajeno a nuestra experiencia? Pues parece que no tanto. Y es que uno de los representantes de este «intento» por buscar la unidad del zen y las filosofías orientales con el cristianismo, es un sacerdote jesuita que ya por segunda vez en el lapso de un año y medio, ha venido al Perú a dar sus cursos. Se trata del mexicano Alexander Zatyrka, fundador y principal promotor, en el centro de estudios jesuita en México (Ibero), de la llamada «casa de meditación encuentro y paz» (https://es-la.facebook.com/CasaDeMeditacionIbero/). Esta casa de meditación ¿Qué es? «La Casa de Meditación, Encuentro y Paz es un espacio de libertad y respeto donde todos: cristianos, judíos, musulmanes, agnósticos, etc. podremos llegar a meditar, reflexionar en silencio, en libertad, con empatía y respeto hacia otras creencias. En este espacio encontrarás lo necesario para poder meditar: colchonetas, banquitos, música relajante y un hermoso paisaje, ya que la casa fue diseñada contemplando los cuatro elementos de la naturaleza y posee buena iluminación ya que cuenta con diversas entradas de luz, un pequeño jardín con una fuente y una pira» (http://www.cui.ibero.mx/casameditacion.php). Zatyrka la promovió para «fomentar la riqueza espiritual, impulsar el diálogo interreligioso e intercultural, a fin de evitar la violencia y contribuir a un ambiente de paz»(http://www.cronica.com.mx/notas/2011/598980.html). Este jesuita se ha especializado en dar cursos de «meditación y contemplación», sin embargo uno se preguntaría ¿Qué tiene que ver estos cursos, que bien podrían ser cristianos, con la fundación de esta «capilla» no católica, en un centro jesuita? Y la respuesta la encontramos en el mismo momento de la fundación de dicha casa. Se dice que esta  casa «tiene dos características principales: la funcionalidad y versatilidad; explicó el director del Departamento de Ciencias Religiosas de la casa de estudios, Alexander Paul Zatyrka Pacheco. De acuerdo con Zatyrka Pacheco, uno de los impulsores de este proyecto, la idea de contar con este espacio surgió de un grupo de oración contemplativa que lleva años funcionando en la universidad» (http://www.cronica.com.mx/notas/2011/598980.html). Por lo que el grupo de «oración contemplativa» promovido en dicho instituto jesuita, no era otra cosa que un grupo no católico, más bien sí afín a corrientes orientales.

En dicha casa de meditación se imparten desde su origen hasta hoy, cursos de budismo, de meditación zen, de budismo zen, cursos dictados por un Lama, entre otros. Con esta propuesta Zatyrka buscó promover «un encuentro entre todas las creencias y religiones, además de ser la expresión de la institución abierta a todo tipo de conocimientos y creencias… gesta un encuentro entre todas las creencias religiosas, como expresión de lo que cada una piensa o cree como búsqueda de sentido de la vida» (https://sites.google.com/site/budismoibero/).

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Cabe preguntarnos ¿Este jesuita, invitado a dar cursos al Perú, no trasmitirá también aquí lo que ya realizó con tanto entusiasmo en México? Y sobre todo ¿No estamos ante un peligro real? El cardenal Paul Poupard, presidente emérito del Pontificio Consejo para la Cultura expresó unas contundentes opiniones al respecto hace un tiempo: «(Existe) una creciente obsesión en la cultura occidental por las religiones orientales y los caminos de sabiduría… la creciente convicción de que existe cierta verdad de fondo, un núcleo de verdad en el centro de toda experiencia religiosa, ha llevado a la idea de que se pueden y deben captar los elementos característicos de las diversas religiones para llegar a una forma universal de religión. Una vez más, en ese ámbito hay poco espacio para las religiones institucionales, en particular, el judaísmo y el cristianismo» (http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=4536).

En este contexto no suenan entonces extrañas las diversas afirmaciones de este jesuita mexicano. Zatyrka afirmó que «su preocupación (la de Jesús) no era dejar una serie de reglas y doctrinas o referentes de ese tipo— que a veces es lo que desvirtúa el camino religioso—, sino asegurarse de facilitarle a quienes los seguían la experiencia de trascendencia; es decir, toparse cara a cara con Dios» (http://www.iteso.mx/web/general/detalle?group_id=1846430). Por eso cree él en «las religiones como mistagogías, es decir, caminos que permiten a las personas el encuentro con la Realidad Última, con Dios… desde aquí los seres humanos pueden comprender el sentido de sus vidas y vivir en plenitud» y otras cosas más también cuestionables (VER: http://www.redalyc.org/pdf/1252/125215902006.pdf). De forma que ellas puedan «ser un camino práctico de crecimiento interior y personal que te capacita para vivir en armonía con el mundo y con los demás» (http://issuu.com/itesocruce/docs/cruce_609, p. 2).

De lo cual concluirá Zatyrka en su predicación, que «es importante subrayar que el camino espiritual no se identifica necesariamente con una religión, pues alguien puede tener una espiritualidad y no pertenecer a ninguna comunidad religiosa, sin embargo, la práctica religiosa sana y bien llevada puede proporcionar a sus miembros una excelente espiritualidad» (http://www.inger.gob.mx/bibliotecageriatria/acervo/pdf/10habitos-2.pdf, pp. 50-57). Este es pues el fondo de la predicación que nos viene a traer al Perú Zatyrka.

Ratzinger en el documento mencionado al inicio, afirmaba que «éstas propuestas u otras análogas de armonización entre meditación cristiana y técnicas orientales deberán ser continuamente examinadas con un cuidadoso discernimiento de contenidos y de métodos, para evitar la caída en un pernicioso sincretismo» (n. 12). Y es lo que toca ver, para que lo que lamentablemente sucedió ya en México, no suceda aquí.

Resumen: El padre Alexander Zatyrka es un jesuita mexicano que da cursos espirituales, especialmente sobre meditación y contemplación, varios de ellos enmarcados en los ejercicios espirituales ignacianos. Sus posturas son controversiales y peligrosas, por difundir un sincretismo religioso basado en posturas zen y de filosofías orientales.

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