Callao de fiesta: ¡Ordenan a 5 sacerdotes para la Diócesis chalaca!

El 28 de junio, cinco diáconos del Seminario Diocesano “Corazón de Cristo” fueron ordenados sacerdotes del Señor de las manos de Monseñor José Luis Del Palacio, en la iglesia del Callao.

P. Francisco Cubas Heredia, tiene 34 años, nació en Cajamarca, “hasta los 22 años mi entusiasmo estaba en buscar el éxito y fama, tener poder y ser reconocido de alguna manera. Ahora me doy cuenta que todo eso era para maquillar mi pobreza espiritual y material”.

“La idea de ser sacerdote, surgió justo cuando estaba pasando un mal momento, me invitaron a una fiesta y decidí ir y en aquella reunión uno de mis amigos me hizo una pregunta: ¿alguna vez te has preguntado qué significa ser sacerdote? Lo cual me cuestionó profundamente, luego hice la confirmación y acompañe a un sacerdote como acolito durante mucho tiempo y al ver su entrega y sobre todo su alegría, hizo que me cuestionara aún más y decidiera ingresar al seminario”.

“Dios me ha provisto con su gracia durante estos 9 años de formación y he visto el paso del Señor en mi vida, curando mi historia, ayudándome a perdonar y a reconciliarme.  Veo que es Dios quien tiene la decisión sobre mí, ya que no fui yo quien decidió seguirle, sino que de Dios ha surgido la elección y ahora puedo decir como el profeta ´aquí estoy’ para hacer tu voluntad, habla Señor que tu siervo escucha”.

P. Jorge Adrián Torero Renteros, tiene 27 años y es chalaco de nacimiento, ” En la parroquia San José de Bellavista participé en el grupo de acólitos, en el coro juvenil y comencé a reunirme en el Movimiento Apostólico de Schoenstatt.  Fue dentro del movimiento donde comencé a cuestionarme con la idea de ser presbítero, hasta que el 26 de febrero del año 2006 ingresé al seminario”.

“Mi madre siempre estuvo de acuerdo con que yo esté en el seminario, sin embargo, mi padre siempre se opuso, hasta que luego de casi cinco años, por una enfermedad que tuvo, él mismo me animo a continuar”.

“Finalmente después de todos estos años me quedo con la idea de que, aunque tú seas infiel o un pecador, Dios siempre se mantiene fiel, lo cual he ido comprobando a través de la Iglesia que me ha ido dando los diversos ministerios y que el Señor ha ido confirmando con diversos dones, ayudándome a hacer presente el signo en el altar”.

P. Renzo Paolo Bedón Peña, es piurano, tiene 31 años. “Desde muy pequeño mi madre me enseñó diversas oraciones cristianas, recuerdo que teníamos en la pared de mi casa una imagen de la Santísima Virgen María, a quien siempre le rezábamos, también iba siempre a misa con mis 4 hermanos”.

“Cuando comencé a cuestionarme acerca del llamado de Dios y la posibilidad de ser sacerdote, mis padres se opusieron, incluso mi padre me echó de su trabajo, pero ahora él está muy feliz con mi vocación”.

“Ingresé al seminario en el año 2005, y el momento más feliz que recuerdo de todos estos años de formación fue cuando al ser examinado acerca de mi historia de vida, no sentí nunca el rechazo de la Iglesia, sino más bien su misericordia. En mi primer escrutinio he sentido la acogida  de parte de los formadores y del seminario al ver la obra que Dios había hecho en mí, actualmente como Diácono, veo la necesidad de la gente, de aquella necesidad  de Dios. Servir a Dios es muy bonito y aunque no tengo tiempo ni para mí mismo, acabo siempre muy feliz, porque estoy haciendo la voluntad de Dios, estoy enamorado del ministerio”.

P. Cristóbal Córdova Córdova, también es natural de Piura y tiene 31 años. “Cuando estaba en el tercer año de secundaria pensé en seguir a Cristo. Hice un comentario en mi casa acerca de esta posibilidad y mi padre me respondió: mientras esté vivo, nunca serás cura”.

“Mi padre falleció cuando yo tenía 18 años, desde entonces veo que Dios se ha valido de muchas cosas para que yo pueda responder a este llamado. Ingrese al seminario el 26 de febrero del 2006, los primeros cuatro años de formación me marcaron de buena forma sobre todos en los estudios y la vida de oración. Estos once años de formación pasaron muy rápido y ahora estoy a punto de ser sacerdote, lo cual me pone contento y entusiasmado, pero con temor. El ministerio sacerdotal es un misterio mediante el cual se puede perdonar y absolver los pecados de las personas, en nombre de Cristo y esta gracia de consagrar el cuerpo y sangre de Cristo, no lo veo como un poder sino como un don gratuito”.

P. Jonathan Pedro Ochoa Yactayo, tiene 34 años, es de Cañete-Lunahuana. “De pequeño fui monaguillo y me impactó mucho la misión del sacerdote de mi parroquia a quien siempre acompañaba por los parajes más recónditos de mi pueblo, su misión era desbordante, se desvivía por la gente, era impresionante ver su apostolado muchas veces a pie, otras a caballo, incluso dormía a la intemperie, y todo esto lo hacía por llevar a Cristo a las personas. Sin embargo, cuando empecé a estudiar y a trabajar me dejé llevar por la vorágine del mundo y me olvidé de todo esto, pero, por esas cosas que solo Dios sabe cómo sucede, recibí una llamada a mi celular, era el rector del seminario quien me invitó a visitarlo. Nunca supe quien le dio mi número telefónico. Recordar mi vida en el seminario es una gran alegría para mí, y no puedo precisar alguna anécdota particular, pues cada día es una novedad totalmente distinta, nunca caí en la rutina, cada día fue totalmente nuevo para mí. La gracia de recibir el sacramento del orden es algo muy grande para mí, pues soy indigno de ello, pero me he atrevido a decirle sí al señor, y me siento contento y puedo exclamar al igual que San Agustín, Tarde te amé hermosura tan hermosa, tarde te amé”.

Fotos: Diócesis de Callao

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