Perú Católico, líder en noticias comparte el artículo del Pbro. Percy Quispe Misaico, sacerdote en la Arquidiócesis de Ayacucho. 

Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes.

La Palabra de Dios: Hermanos, tengan en cuenta quiénes son los que han sido llamados: no hay entre ustedes muchos sabios, hablando humanamente, ni son muchos los poderosos ni los nobles. Al contrario, Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes; lo que es vil y despreciable y lo que no vale nada, para aniquilar a lo que vale. Así, nadie podrá gloriarse delante de Dios. Por él, ustedes están unidos a Cristo Jesús, que por disposición de Dios, se convirtió para nosotros en sabiduría y justicia, en santificación y redención, a fin de que, como está escrito: “El que se gloría, que se gloríe en el Señor”. 1 Corintios 1:26-31

He reflexionado muchas veces sobre el sacerdote en la vida diaria, en su vida diaria, hay momentos dedicados propiamente a Dios, pero que en realidad son el sostén del mismo sacerdote, la liturgia de las horas y la meditación delante del sagrario, las lecturas espirituales y la lectio divina, el repasar las lecturas de la liturgia del día y el mirar un poquito la vida del santo del día, que a veces se hace apoteósico la búsqueda y a veces ni referencias tenemos, todo esto es solo para el bien del sacerdote y si el sacerdote está bien, los fieles recibirán de ese bien.

Por eso cuidar al sacerdote no es nada malo, y hay que cuidarlo del exceso de bienes, como también de las insidias del mal.

CREO QUE DECIR ESTO NO ESTA DEMÁS

El verdadero sacerdote, sabe esto desde el principio. Quien va al sacerdocio tiene que estar claro que no se va a casar, que no va a tener pareja, ni hijos, ni esposa… que su futuro está en celebrar la Misa, confesar, dar dirección espiritual, llevar la unción de los enfermos todos los días… debe saber que lo pueden cambiar de parroquia o comunidad cada 5 años, que no debe manejar el dinero que recibe para uso personal.

La familia del sacerdote son el “Staff”, el equipo de trabajo, el consejo pastoral, todos los fieles.

Cuando ustedes vayan a dar dinero a un sacerdote aclaren, esto es para la parroquia o esto es para usted.

Recuerden que ellos también tienen gastos personales, que tienen que comprar su comida, su ropa, poner gasolina al carro, ayudar económicamente a los necesitados… Nada de esto viene del dinero de la colecta.

Créanme, ellos ahorran centavo a centavo para ir de paseo en sus vacaciones.

No permitas que nadie te venga a hablar mal de tu Párroco o de algún sacerdote conocido, porque ellos están lejos de su familia, están prácticamente solos, y muchas veces sólo ustedes son su familia, tienen que cuidarlos, estar atentos a ellos, si comen, su tiempo de descanso, si necesitan alguien que alguien les dé una mano, les acompañe en sus noches oscuras.

Acuérdate de su cumpleaños. Los hombres de la parroquia sean amigos de los sacerdotes, sean un hombro fuerte; las mujeres ofrezcan igualmente su ayuda como lo hacían las mujeres que acompañaban a Jesús en la misión (Lucas 8, 1ss).

¿Te has preguntando si está triste o desvelado, si está sufriendo alguna calumnia de uno de “feligreses” y está triste por ello, si necesita llamar a alguien a las 3am por una emergencia o que le acompañe a visitar a alguien que se está muriendo a esa hora y tiene miedo ir solo? Hay muchos sacerdotes que tienen que ir solos a barrios peligrosos a dar la extrema unción y salir de allí corriendo por la delincuencia.

¿Has pensado si tu Párroco le entra alguien a la parroquia a robar o tiene una emergencia médica, tiene fiebre, o un dolor de estómago… quién está pendiente de él?

Se ha visto a sacerdotes celebrando Misa volados en fiebre; te invito a que reflexiones, que pienses en esto… ¿a quién le importa estas cosas?

Los sacerdotes son nuestros nuestros papás-padres, a los que le pedimos consejo, pero a ellos también les podemos dar un consejo para que vivan más fielmente su vida de consagrados; y si está haciendo algo mal decírselo personalmente y con mucha caridad. ¡Ay de aquél que ande murmurando a espaldas de cualquier sacerdote o hermano de la comunidad!

Recuerden que el sacerdote no es un “esposo” perfecto, él, como hombre, también tiene días buenos y malos. Así que espántenle a las enamoradas, si alguna muchacha les comenta a ustedes: ay qué lindo el padre, qué lástima que sea cura, qué desperdicio, o cosas por el estilo, regáñenla y duro, no le sigan el juego, y ay de la que planee una estrategia para que renuncie al sacerdocio para casarse con él.

Cuiden a sus sacerdotes y oren por ellos, la mamá y el papá de ellos se lo agradecerán siempre.