¡Estas son las reliquias de la pasión de Cristo dispersas por el mundo!

Perú Católico, líder en noticias.- Más de dos mil años pasaron de aquel año 33 cuando Jesús murió en la cruz por la humanidad. Pero ¿qué pasó con aquellos objetos que estuvieron en contacto con él durante la Pasión? Hoy muchas de estas son reliquias que la Iglesia Católica resguarda en distintos templos en el mundo.

Algunos de los lugares que más conserva estos objetos son la Catedral de Notre Dame, la de Turín, la de Valencia y la Basílica de San Pedro, entre otras. Si bien no hay una realidad histórica y una base científica que pueda demostrar, como mínimo, su antigüedad, la tradición católica las marca como testimonios de un tiempo pasado vinculado a Jesús de Nazareth.

Por su parte, la Iglesia es extremadamente prudente y exhaustiva en su investigación antes de pronunciarse. Además, aunque las valora y protege como expresión de la devoción popular, deja a libertad de cada uno el hecho de creer o no su autenticidad.
A continuación se reproducirá los lugares donde está cada uno de estos objetos emblemáticos, según consigna el sitio Historias de la Historia.
Sábana Santa o Sudario.
Se encuentra en la Catedral de Turín. Es la pieza más conocida de todas y sobre la que más estudios se han hecho, sobre todo, para conocer su antigüedad. Es una tela de lino con la que se supone que se cubrió el cuerpo de Jesucristo al ser enterrado y en la que quedó plasmado su rostro. Después de la prueba del Carbono 14, del estudio de granos de polen, de digitalizar la imagen y muchas más pruebas, no se ha llegado a un acuerdo de su veracidad.
El Velo de la Verónica:
Se encuentra en la Basílica de San Pedro en Roma. Mientras Jesucristo llevaba la cruz, camino del monte Calvario donde sería crucificado, se paró en la sexta estación del Víacrucis para descansar y Santa Verónica se acercó para secarle el sudor de su rostro quedando impreso en el pequeño paño. La historia de esta reliquia no se conoce hasta bien entrada la Edad Media y no se ha podio realizar ningún estudio sobre ella. Durante el siglo XX, sólo el jesuita e historiador de arte José Wilpert ha podido contemplarla sin la protección que la cubre y sus palabras tampoco dejan nada claro “una pieza cuadrada de un material de color claro, desteñido por la edad, que lleva dos tenues manchas de óxido de color marrón conectadas la una a la otra”.
El Santo Cáliz:
Se encuentra en la catedral de Valencia. El Santo Cáliz, Grial o Santo Grial, sería la copa que se usó en la última cena. Es una copa de calcedonia, piedra semipreciosa, de 7 cm de altura y 9,5 de diámetro, y un pie con asas añadido posteriormente (entre los siglos X y XIV). La leyenda la lleva desde las manos de San Pedro, en Roma, hasta el monasterio de San Juan de la Peña (Huesca), aunque la primera noticia documentada del cáliz no aparece hasta el XIII pasando por Zaragoza, Barcelona y recalando en Valencia en el XV.
La Santa Cruz, INRI y los clavos:
Se encuentran en la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma. Se refiere a un fragmento de la cruz donde fue crucificado, parte de la tablilla donde figuraba la inscripción INRI (Iesvs Nazarenvs Rex Ivdaeorvm o Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos) y los clavos. Según cuenta Jacobo de Voragine en su libro La Leyenda Dorada (1260), la cruz se había enterrado en el monte Calvario y sobre ella se había levantado un templo en honor a Venus en tiempos del emperador Adriano. En 326, cuando llegó la emperatriz Elena de Constantinopla a Jerusalén,  derribó el templo y ordenó cavar hasta encontrar la cruz. Cuando se descubrió, allí mismo se erigió la Basílica del Santo Sepulcro en la que se guardó. Cuando regresó a Roma le llevó a su hijo, el emperador Constantino,  parte de la cruz, la tablilla y dos clavos -el tercero cuenta la leyenda que lo tiró al mar para aplacar la ira divina… una tormenta- . En  326 el emperador financió la construcción de la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén en Roma donde hoy se conservan (la parte de la cruz, la tablilla y un clavo). En España se veneran fragmentos de la cruz en el monasterio de Santo Toribio de Liébana (Cantabria) y en la Colegiata Mayor de Caspe (Zaragoza).
Corona de espinas:
Se encuentra en la Catedral de Notre Dame en París. Es la corona espinas con la que los romanos, a modo de burla, coronaron a Jesucristo como Rey de los Judíos. Parece ser que entre las reliquias que trajo Elena de Constantinopla también estaba la corona de espinas. Su primera referencia es en el siglo V y nada se vuelve a saber hasta el XI cuando aparece en Constantinopla. En 1238, y ya sin espinas que parece ser fueron repartidas por toda la cristiandad europea, el emperador Balduino II ofreció la corona a Luis IX, rey de Francia, buscado su apoyo. Para albergarla construyó la Santa Capilla donde permaneció hasta la Revolución Francesa. Desde donde se trasladó a Notre Dame. En la catedral de Barcelona se venera una espina.
La lanza:
La lanza sagrada o de Longinos (la que le clavo el romano Longinos en el costado cuando estaba crucificado), la propia sangre de Cristo, la esponja con la que le aplicaban vinagre en las heridas… y otras muchas componen el conjunto de reliquias de Jesucristo.
Por otro lado, el sitio Cristiandad indica dónde están las otras reliquias:
Mesa de la Cena:
La mesa, en la cual Jesús celebró la última Cena e instituyó el adorable Sacramento del altar, se conserva y venera en la misma basílica de San Juan de la Cruz.
Plato de la Cena:
Se conserva uno en la Santa Iglesia de Génova
Toallas:
De las que sirvieron, tanto para lavarse las manos al Salvador como para enjuagar los pies a sus Discípulos, se conserva una parte notable en la citada basílica de San Juan.
Asiento:
Del que, en forma de cama, sirvió a Jesús en la última Cena, se conserva una gran parte en la capilla llamada Sancta Sanctorum, en Roma.
Monedas que recibió Judas:
Se conservan tres en la catedral de Génova, y una en la basílica de Santa Cruz de Jerusalén, en Roma
Cenáculo:
Ocupado hasta mediados del siglo XX por los musulmanes, este lugar, uno de los más santos en la tierra, puede ser visitado bajo las condiciones impuestas por el gobierno que actualmente rige Tierra Santa. Los cristianos pueden visitarlo y ganar las preciosas indulgencias concedidas por los Romanos Pontífices a cuantos orasen en tan santo sitio.
Huerto de Getsemaní:
Tanto la gruta en donde oró el divino Redentor, que se conserva en su estado natural, como algunos de los olivos, que se cree son los mismos que existían en tiempo de la Pasión del Señor, están bajo la custodia de los ejemplares hijos del patriarca de Asís, en Jerusalén.
Cuerdas con que fue atado el Señor:
Un pedazo importante se conserva en España, en la basílica del Escorial, y otro en Italia, en la catedral de Anaghi.