Fiesta de guardar: Hoy celebramos día de todos los Santos

El día 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos según el calendario litúrgico de la Iglesia Católica, recuerda a todas las personas que se han salvado y están en el Paraíso, gozando de Dios. Hay que puntualizar que este día no rememora sólo a aquellos personajes históricos que por sus virtudes o acciones extraordinarias fueron incluídos en el santoral, como Santa Teresa de Jesús, Santo Tomás de Aquino, San Juan Bosco o Santa Cecilia. La Iglesia celebra a todas las personas que se han salvado, también a las anónimas que han muerto en paz con Dios a los largo de todos los tiempos y que han llegado al Paraíso. La Iglesia reconoce como santos a todos los muertos que están con Dios, no sólo a los que ha sido propuestos como modelos de vida incluyéndolos en el canon (lista de santos).

El día 2 de noviembre, festividad de los difuntos, o “día de muertos” como se conoce en México, también hunde sus raíces en la tradición católica. Se conmemora a todos los fieles difuntos, en el entendido de que no todos ellos han alcanzado la salvación, y que necesitan de oraciones para que Dios se la conceda cuanto antes. De acuerdo a la doctrina católica, hay personas que tras su muerte no van directamente al Paraíso ni al infierno, sino a un estado de purificación temporal conocido como Purgatorio.

De acuerdo Las almas del Purgatorio pueden considerarse salvadas porque tarde o temprano verán a Dios. Hacen penitencia por los pecados cometidos en vida para presentarse ante Dios con el alma completamente limpia.

El punto 1030 del Catecismo de la Iglesia Católica lo explica así:

“Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo”.

La Iglesia enseña a sus fieles que pueden y deben rezar por las almas de Purgatorio, especialmente por las de sus familiares, para que Dios acorte ese tiempo de purificación al que están sometidos. Es una de las razones por las que recientemente ha recordado que los cuerpos deben descansar en un cementerio y que no se debe arrojar sus cenizas a otros lugares como mares, ríos o montañas.