¡FIESTA! Ordenan 4 nuevos diáconos para Piura y Tumbes

Perú Católico, líder en noticias.– El sábado pasado día en que la Iglesia celebró con júbilo la Fiesta de San Juan, apóstol y evangelista, fueron ordenados cuatro nuevos diáconos para nuestra Arquidiócesis. Francisco Franklin Alvines Palacios, Luis Mariano López Alberca, Diego Daniel Mechato Cabrera y Juan Manuel Sánchez Nieves, recibieron la imposición de manos de parte del Arzobispo Metropolitano Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V.

La celebración que se realizó en la Basílica Catedral de nuestra ciudad, fue concelebrada por cerca de 50 sacerdotes y contó también con la presencia de los familiares de los ordenandos, religiosas, seminaristas, invitados y una gran cantidad de fieles que se reunieron con inmensa alegría para participar de la ceremonia. Estas cuatro ordenaciones diaconales, que se suman a las cuatro ordenaciones sacerdotales que se realizaron en julio pasado, son una nueva gran bendición para nuestra Iglesia particular y un motivo de gran gozo para todos nosotros.

Durante su homilía, Monseñor Eguren dirigió emotivas palabras a los nuevos Diáconos: “Dentro de la Octava de Navidad celebramos hoy la fiesta de San Juan, apóstol y evangelista, el teólogo de la Navidad y de la Pascua de Resurrección. A él se le conoce como el «discípulo amado», el «discípulo a quien Jesús tanto quería». Por ello queridos Francisco, Mariano, Diego y Juan Manuel, hoy día en que son ordenados diáconos, y con ello dan un paso decisivo hacia su vocación sacerdotal, como San Juan ustedes también deben descubrirse «amados del Señor», «predilectos de su amor». San Juan es un modelo muy apelante y acabado del cual pueden y deben sacar inspiración para vivir mejor el misterio por el cual hoy son configurados con “Cristo Servidor”
Hoy quedan constituidos mensajeros de la Buena Nueva para decirle al hombre de hoy: Toma la mano que Jesús te tiende, porque es una mano que nada te quiere quitar, sino sólo dar. Pero no se olviden que se trata de anunciar a Jesucristo como quien se ha encontrado con Él. Se trata de anunciarlo, desde la propia existencia personal de encuentro y de comunión con Él, desde la fe vivida cotidianamente, con coherencia de vida, dando testimonio de quien cree en el Señor Jesús y le cree al Señor Jesús. Si bien este anuncio del Evangelio debe dirigirse a todos sin excepción, quiero pedirles que hagan una opción preferencial en este anuncio. Una opción preferencial, que sin ser exclusiva y excluyente, se dirija preferentemente a los jóvenes. Y les pido esto porque Jesús admitió en su compañía a un joven, precisamente a San Juan, y con ello el Señor quiso darnos ejemplo de su predilección por la juventud, y que su Iglesia de todos los tiempos nunca debería descuidar este campo de evangelización”
“El diaconado -acotó Monseñor Eguren- está informado por el espíritu del servicio. Como nos dice acertadamente el Papa Francisco: «El diácono en la Iglesia no es un sacerdote de segunda categoría…El diácono está para el servicio. Es el custodio del servicio en la Iglesia» Sabemos bien que es en el servicio donde la caridad se hace realidad concreta. Como diáconos deberán pues vivir todas las dimensiones del servicio: El servicio a la Iglesia de Cristo; el servicio apostólico y evangelizador; el servicio de la comunión y de la unidad; el servicio fraterno y solidario; y sobre todo el servicio de la caridad a los más pobres y necesitados. Que ellos los encuentren siempre acogedores, solícitos y generosos”.
Monseñor Eguren agradeció también a los padres de los nuevos diáconos por la contribución de sangre que hacen a la Iglesia y del mismo modo a los formadores y profesores del Seminario “San Juan María Vianney”, les agradeció por todos estos años de paciente trabajo de formación y les animó a que prosigan su labor con renovado entusiasmo, manteniendo el nivel de exigencia y la permanente fidelidad a las orientaciones de la Iglesia en el camino de formación de los jóvenes que se preparan para el sacerdocio. Demos gracias a Dios por estas cuatro ordenaciones y no dejemos de orar por la santidad y fidelidad de los nuevos diáconos, para que el Señor Jesús y Santa María los bendigan, acompañen y protejan siempre.