Homilía del Domingo de Ramos, por el Arzobispo de Cusco Mons. Richard Alarcón

Perú Católico, líder en noticias. Muy queridos hermanos y hermanas, les hago llegar mi saludo deseándoles la paz y el bien de Dios Nuestro Padre y de Jesucristo el Señor.

Estamos iniciando nuestra Semana Santa de este año 2020, para nosotros los cristianos la Semana Santa es celebrar la Pascua del Señor, el paso de la muerte a la vida, el triunfo de la gracia de Dios sobre el pecado, Jesucristo nos invita durante estos días a poder acompañarle para que Él no esté solo, que sienta la presencia de su pueblo, así como el Señor entró triunfante en Jerusalén la Semana Santa inicia con la celebración de esta entrada triunfal.

Todos sabemos que estamos en un tiempo difícil, por la medidas de nuestro gobierno, no solamente en Perú, sino en muchos países del mundo se va a tener que programar una Semana Santa muy especial, la Semana Santa será celebrada en el seno de los hogares y de las familias cristianas y católicas, no habrá celebraciones públicas, no habrán manifestaciones públicas con las tradicionales procesiones, pero si van a ver las celebraciones en los templos que serán transmitidas por televisión, redes sociales y por la radio; entonces empezamos este camino de la Semana Santa invocándoles para que todos y cada uno de ustedes se conecten con Jesús, caminen con Él desde el seno de su familia reunidos, papá, mamá, los hijos, lo que conforman la comunidad familiar y vayan siguiendo los diferentes momentos que todos los años solemos celebrar en la Semana Santa.

Hoy domingo de Ramos, no va a haber procesión de Ramos, no va a haber bendición de Ramos, la celebración se va a centrar en el Evangelio de San Juan que va a ser proclamado íntegramente para podernos dar a entender todo lo que vamos a celebrar durante la Semana Santa, hay 3 elementos muy importantes, cuando recordamos la entrada de Jesús a Jerusalén, en primer lugar hermanos Jesucristo entra a Jerusalén porque Él decidió dar su vida por salvar a toda la humanidad, Él se entrega libremente porque sabía que al llegar a Jerusalén iba a empezar el misterio de su pasión, muerte y resurrección.

En primer lugar debemos de agradecerle a Jesús este gesto generoso, Él ha pagado la deuda de nuestros pecados, Él ha asumido todo el dolor de la humanidad para que siempre seamos testigos, y nos toque el corazón, cuánta maldad existe en el hombre y cuánto mal se puede hacer a la persona humana, cuando no se le reconoce sus derechos su dignidad, todos sabemos que a Jesús lo condenaron, ¿porqué?, por hacer el bien, por predicar el amor, la paz, por invitar a todos a una sincera conversión, Jesucristo fue llevado a un juicio injusto, pero Él se entregó, pasó por todos esos momentos difíciles por amor a nosotros. En segundo lugar Jesús entra a Jerusalén montado en un burrito, esta bonita tradición de solemos tener nosotros cada Domingo de Ramos, con nuestras palmas bendecidas, cantamos, alabamos al Señor, ¿que significa esto?, que Jesús no entra a entregar su vida de una manera monárquica, en los tiempos del Señor existían los reyes, en los tiempos del Señor existían las grandes monarquías, y Él no entró como un poderoso, ni Rey, ni general de ejército, entró como un humilde campesino montado en un burrito, para identificarse con ese pueblo por el cual iba a entregar su vida, y el pueblo lo acompaña gritando vivas a Jesús.

Hoy estamos en estos días muy consternados por todo lo que vamos viviendo cada día, no sabemos a dónde nos llevará esta pandemia del COVID-19, no sabemos quizás la consecuencia que traerá más adelante, ya nos está costando, pero hermanos pensemos que Jesucristo está caminando también con nosotros y Él está identificado con cada enfermo, con cada familia, con cada situación difícil, nos decía el Papa en su última alocución que no debemos de tener miedo, porque pasaremos este momento de prueba, pero con Jesús, con Él vamos a superarlo todo, y Él nos devolverá la vida, la paz; nuevamente una nueva manera de vivir y una nueva manera de ver las cosas.

Entonces acompañemos a Jesús hoy en nuestros hogares, pongámonos en conexión con los medios de comunicación, tengamos un altarcito en cada uno de nuestros hogares, cada día van a salir los programas, locales, nacionales e internacionales, van tener bastante material para que tu casa se convierta en un nuevo Templo y allí puedas celebrar como fue en los primeros tiempos del cristianismo, durante 5 siglos, no había templos, los cristianos celebraban su fe en el seno de las familias.
Que el Señor les colme de muchas bendiciones y los esperamos este jueves, viernes y sábado a conectarse con los programas que se emitirán por nuestras redes sociales que el Señor les bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Richard Daniel Alarcón Urrutia – Arzobispo Metropolitano del Cusco.