Homilía del domingo XXIV del Tiempo Ordinario: “Dios te busca”

Perú Católico, líder en noticias.- Este es un domingo especial para la liturgia sobre todo en el año de la misericordia que estamos celebrando:

Dios manifiesta su misericordia en que nos busca a cada uno.

Precisamente a las tres parábolas de hoy se las llama “parábolas de la misericordia”, como habrás leído en la bula del Papa Francisco:

Es el amor de Dios que se hace el encontradizo en cada momento de nuestra vida y para conseguir nuestro corazón envía al Verbo  que se hizo hombre y camina por nuestros desiertos y caminos, como el mejor amigo.

  • El capítulo 15 de Lucas es un párrafo del Evangelio siempre conocido y vuelto a meditar:

*El pastor busca la oveja. Ya sabemos a quién representa cada uno:

A Dios y a ti (o a mí).

La oveja se escapa. El pastor la busca hasta que la encuentra. Al encontrarla no la deja mal… la pone amorosamente sobre sus hombros y grita a los vecinos:

“Felicitadme, encontré la oveja que se me había perdido”.

¡Qué delicado! Se echa la culpa a sí mismo.

*La dracma y la mujer. El caso es similar al anterior con matices distintos y la delicadeza del Señor que busca. Cuando la encuentra reúne a las amigas para compartir su gozo:

“¡Felicitadme! He encontrado la moneda que se me había perdido”.

En ambos casos Jesús saca la misma conclusión: la alegría en el cielo por el encuentro.

*En la tercera parábola del capítulo, encontramos muchos y emocionantes detalles:

El hijo pequeño quiere libertad y rompe los lazos familiares. Ya no volverá más y pide la herencia que le corresponde.

El padre no pone obstáculos. Tiene más experiencia del corazón humano y sabe que regresará.

El muchacho sale. Malgasta todo. No encuentra trabajo. Apenas le mandan cuidar unos chanchos y… decide volver.

Jesús da a entender que el padre siempre miraba el camino por donde se fue el pródigo.

Un día “lo ve de lejos, se conmueve. Echa a correr. Se le echa al cuello y se puso a besarlo”.

El hijo nunca pensó que el Padre lo buscaba cada día con los ojos ancianos pero con el corazón amoroso.

Y todo fue fiesta.

En medio de la alegría comunitaria, el Padre tiene que salir también a buscar al hermano mayor que no quiere entrar, pensando en la gran injusticia de hacer fiesta porque regresó el malcriado después de malgastar toda su fortuna.

El “hijo fiel” ofendió a su Padre y al pequeño. “El padre salió e intentaba persuadirlo…”

Así es ese padre que claramente representa a Dios: sale a buscar al que parecía tan bueno y al que actuó tan mal.

En el corazón de Dios cabemos todos: tú y yo también. Nos busca siempre.

No es el hombre quien busca a Dios sino Dios quien busca a sus criaturas a las que regaló su imagen y semejanza.

Y ahora una mirada sobre los otros textos del día.

  • El Éxodo nos presenta al pueblo de Israel que se aparta de Dios cometiendo una grave idolatría al postrarse ante “un novillo de metal” (el becerro de oro).

Moisés intercede y Dios acoge y perdona.

Reflexiona los bellos detalles de la oración que hace el gran caudillo Moisés.

  • San Pablo con toda humildad nos cuenta cómo vivía tan lejos de Dios… y “Dios tuvo compasión de mí y derrochó su gracia en mí dándome la fe y el amor en Cristo Jesús”.

Pablo nos invita a abrirnos a ese Dios que busca, trayendo su perdón y misericordia:

“Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: Cristo vino al mundo para salvar a los pecadores”. Es Jesús el enviado de Dios para buscar en su nombre.

  • El salmo responsorial nos invita a todos a ponernos en camino para encontrarnos a ese Dios que nos busca “porque nos amó primero”.

Repetiremos esta frase del Evangelio de hoy: “Me pondré en camino adonde está mi Padre”.

Se trata del salmo 50. La gran oración del arrepentimiento y vuelta a los brazos de Dios.

Pidamos con el salmista: “crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme”.

Amigo, si Dios te busca, vuélvete hacia Él: lo tienes junto a ti.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo