Homilía del Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario: Si vivimos en el amor, llegaremos al amor

Perú Católico, líder en noticias.– Aunque no es bien visto en esta sociedad, la Iglesia tiene que ser fiel a Jesús y anunciar a los hombres que quieren huir de la responsabilidad, la verdad de nuestro futuro.

A este propósito quiero citar al cardenal Gerald Müller que en su “Declaración de Fe”, enseña:

“Cada persona tiene un alma inmortal que es separada del cuerpo en la muerte, esperando la resurrección de los muertos. La muerte hace definitiva la decisión del hombre a favor o en contra de Dios. Todo el mundo debe comparecer ante el tribunal inmediatamente después de su muerte. O es necesaria una purificación o el hombre llega directamente a la bienaventuranza celestial y puede ver a Dios cara a cara.

Existe también la terrible posibilidad de que un ser humano permanezca en contradicción con Dios hasta el final y, al rechazar definitivamente su amor, condenarse para siempre”.

Estamos al final del año litúrgico y la Iglesia nos habla del fin de los tiempos y de la vuelta de Jesús, enseñanza que prolongará en los primeros días de adviento.

Que este tiempo especial sea para todos nosotros tiempo de conversión para llegar al Reino eterno de Dios en Cristo.

  • Malaquías

En este texto la Tradición de la Iglesia quiere ver el fin de los malvados y el fin de los fieles:

“Malvados y perversos serán la paja y los quemaré el día que ha de venir y no quedará de ellos ni rama ni raíz… pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia”.

  • Salmo 97

Este salmo está en consonancia con el tema de hoy, presentándonos a Dios que gobierna los pueblos con rectitud:

“Regirá el orbe con justicia y los pueblos con rectitud”.

  • San Pablo

En su segunda carta a los Tesalonicenses les habla de cómo hay que vivir trabajando.

Parece que algunos, pensando que se acababa el mundo, ya no querían trabajar, por eso les advierte a todos: “el que no trabaje que no coma”.

Y les explica porqué él mismo se había esforzado siempre en trabajar para comer, aunque como buen evangelizador “merecía su paga”:

“No vivimos entre vosotros sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser  carga para nadie”.

  • Verso aleluyático

Este versículo trae una cita de San Lucas que nos permite ver cómo en Cristo, juez justo, llega nuestra verdadera liberación:

“Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación”.

  • Evangelio

San Lucas continúa las enseñanzas de Jesús sobre el Juicio final que inició en el capítulo 17,20-37 enseñando en el templo.

Por eso nuestro párrafo comienza diciendo:

“Como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado con piedras de calidad y exvotos”, Jesús habla del final, advirtiendo que Él vendrá y cuando venga todos se darán cuenta.

Por eso  aclara Jesús que no nos engañen los que tantas veces repiten a través de la historia “yo soy” o bien “está llegando el tiempo”.

Veamos con paz estas enseñanzas del género apocalíptico, bajo las cuales debe quedarnos clara la idea que el Señor vendrá en su momento y dará a cada uno según sus obras.

Uno de los puntos especiales que se han hecho patentes en la historia de la Iglesia es la persecución de los cristianos.

De hecho esta terrible persecución, sin causas objetivas, que vemos también en nuestros días, nunca la podremos entender.

El Señor todavía pone las cosas más difíciles diciendo: “hasta vuestros padres y parientes y hermanos y amigos os entregarán y matarán a algunos de vosotros”.

Jesús, sin embargo, nos invita a perseverar en la fidelidad:

“Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra paciencia salvaréis vuestras almas”.

Aprovechemos este tiempo litúrgico para profundizar las enseñanzas de la fe respecto al final de nuestra vida.

José Ignacio Alemany Grau, obispo