Homilía del IV domingo de Pascua: El Pastor que es Cordero

Perú Católico, líder en noticias.– El pastor y las ovejas es una imagen poética que Jesús conoce desde pequeño y que la gente sencilla conoce también: el servicio del pastor es sacrificado.

Y precisamente esto es lo que da seguridad a las ovejas.

El sentido de todo esto es que mientras permanezcamos con el Pastor estaremos seguros de nuestra salvación.

Seguridad temporal que será eterna si somos fieles porque Dios siempre es fiel y Jesucristo es Dios.

  • Hechos de los apóstoles

Podemos decir que aquí Pablo se nos presenta como el buen pastor que busca a sus ovejas necesitadas y abiertas al Evangelio.

Como los judíos no quieren recibir ni al Buen Pastor ni su Evangelio, Pablo decide dedicar su apostolado directamente a los gentiles, “cuando los gentiles oyeron esto se alegraron y alababan la Palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron”.

De esta manera Pablo y Bernabé a pesar de los sufrimientos y desprecios de los judíos siguieron evangelizando, dejando a los discípulos llenos de alegría y del Espíritu Santo.

Es el fruto que debe buscar todo evangelizador en la Iglesia.

  • Salmo 99

Podemos aplicarlo a la Iglesia de Jesús:

“Somos su pueblo y ovejas de su rebaño”.

Esta comparación la repetirá Jesús de distintas maneras.

  • Apocalipsis

San Juan nos presenta a la Iglesia triunfante en la que se encuentra “una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero”.

Según el apóstol toda esa multitud viene de la Iglesia militante (la que militaba en la tierra) que “han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero”.

Podemos decir que este es el triunfo del “Cordero degollado y puesto en pie”. El triunfo de Jesús.

  • Verso aleluyático

Comienza con las palabras “yo soy” con las cuales Jesús se da a sí mismo el nombre de Dios, como lo hizo varias veces durante su vida en este mundo.

Después nos invita a pensar en dos puntos de vista:

+ “Conozco a mis ovejas”.

De esto no podemos dudar.

+ Añade después: “las mías me conocen”.

Tampoco podemos dudar de esta realidad pero debemos preguntarnos si soy suyo y si  conozco de verdad a Jesucristo.

  • Evangelio

Es muy breve pero si lo meditamos con profundidad nos encontraremos con una serie de interrogantes importantísimos para nuestra salvación.

+ “Mis ovejas escuchan mi voz”.

Cada uno debemos responder si verdad escuchamos al Maestro o preferimos las multitud de “voces” de este mundo.

+ “Yo las conozco”.

Eso sí es cierto. Jesús nos conoce a cada uno personalmente.

+ “Ellas me siguen”.

El Evangelio es el camino. Conociéndolo y viviéndolo seguiremos de verdad a Jesús.

+ “Yo les doy vida eterna”.

Jesús mismo había dicho: “el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día”.

+ “Nadie me las quitará”.

Él no nos suelta. Pero nosotros sí podemos dejarlo como la oveja perdida.

+ “Mi Padre que me las dio”.

El Padre confió al Hijo la humanidad. Él nos redimió y rescató.

Termina Jesús diciendo:

“El Padre y yo somos uno”.

Con esto Jesús afirma una vez más su divinidad reconociendo que es uno con el Padre y el amor entre ambos es el Espíritu Santo: Un Dios en tres personas.

Nunca abandonemos al Buen Pastor y tendremos asegurado el alimento para el tiempo y la eternidad.

José Ignacio Alemany Grau