Homilía del IV Domingo de Pascua: Dar la vida libremente-El gran secreto

Perú Católico, líder en noticias.– Desde hace años la Iglesia recuerda en este día, de una u otra forma, al Buen Pastor y con este motivo ha declarado “Jornada Mundial de oración por las vocaciones”.

Tengamos presente por una parte que la llave de las vocaciones la tiene Dios Padre por lo que decía Jesús: “rueguen al dueño de la mies que envíe obreros a su mies”.

Por otra parte recordemos esta hermosa enseñanza de San Pedro que nos dice:
“Pastoread el rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, mirad por él, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia sino con entrega generosa; no como déspotas con quienes os ha tocado en suerte, sino convirtiéndoos en modelo del rebaño”.
A estos pastores les invita San Pedro a esperar gozosamente la corona que les dará el Pastor supremo.
Las lecturas de hoy nos hablarán de la importancia de Jesús en el plan de Dios bajo la imagen de la piedra angular y del Buen pastor.

Los Hechos de los Apóstoles

Nos hablan de cómo “Jesús es la piedra que desecharon los arquitectos” de este mundo, que vive de espaldas a Dios y a Cristo.
Sin embargo, Jesús será siempre la piedra angular de todo el que edifique para Dios, es decir, no hay otro salvador que pueda acercar a los hombres a Dios.
No tenemos que esperar a nadie más.

Salmo 117

Este salmo es el que trae precisamente esa comparación a la que pertenece la cita de San Pedro ante el Sanedrín que hemos leído en la primera lectura.
Jesús es y será siempre el enviado de Dios y por eso cada día en la Santa Misa y muchas veces en los salmos repetimos estas palabras:
“Bendito el que viene en nombre del Señor”.

Juan

El apóstol Juan, en su carta, nos anima a pensar en el amor que nos ha tenido el Padre Dios hasta el punto de llamarnos “hijos de Dios”.
Y el mismo Juan añade enseguida:
“¡Pues lo somos!”
Sabemos que “el mundo no nos conoce porque no le conoció a Él” porque, aunque en nuestra alma llevamos el gran tesoro de la divinidad por la gracia santificante, no se ha manifestado aun lo que seremos.
¿Y cuál es nuestro futuro?
Te invito a pensarlo:
“Seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es”.
Ese es nuestro futuro aunque ahora llevamos todos, la apariencia externa tan pobre y limitada.
Verso aleluyático
El aleluya nos recuerda las palabras de Jesús que son centrales en este día:
“Yo soy el Buen Pastor, conozco mis ovejas y las mías me conocen”.
De que Jesús nos conozca no podemos dudarlo porque Él es Dios. Pero ¿tú conoces bien a tu Pastor?

Evangelio

Aunque breve, es muy profundo el párrafo de hoy.
Lo primero con que nos encontramos es la afirmación que Jesús hace sobre su divinidad:
“¡Yo soy!”
Y aquí define una de sus facetas, la de Buen Pastor.
En el fondo se está identificando con el pastor del que habla Isaías:
“Como un pastor que apacienta el rebaño, reúne con su brazo los corderos y los lleva sobre el pecho; cuida él mismo a las ovejas que crían”.
De este pastor nos habla también Jeremías (23,1-4); Ezequiel (34,16), etc., y sobre todo el salmo 23, tan querido por todos.
Este será el gran Pastor de las ovejas como lo llamará Hebreos 13,20.
¿Y cuáles son las características de este pastor?

Según el evangelio de Juan:
+ Da la vida.
+ Conoce a sus ovejas.
+ Es conocido por sus ovejas.
+ Quiere la unidad:
“Y habrá un solo rebaño y un solo pastor” (“Padre, que sean uno”).
+ El mandato del Padre constituye la misión del Buen Pastor.
Ese mandato es dar la vida y recuperarla.
Hay que tener en cuenta que el valor de la muerte de Cristo es que da la vida porque quiere:
“Nadie me la quita sino que yo la doy libremente”.
Este es el mérito de la vida de Cristo y de la tuya. Si das la vida a Dios dásela libremente y con alegría. Como hace calladamente la mamá que se desvive por sus hijos y el papá que trabaja para que abunde el pan en casa.

El encanto del Buen Pastor que presenta Jesús es una foto muy extraña:
El Pastor dando la vida por las ovejas. Lo contrario de lo que sucede en la vida normal, donde las ovejas son sacrificadas para que viva bien el pastor.
La Biblia nos presente a Jesús como Cordero, además de pastor, en concreto, el Apocalipsis nos habla del Cordero degollado y puesto en pie: Cristo muerto y resucitado.

José Ignacio Alemany Grau