¡Nuevos sacerdotes y Diáconos del Señor fueron ordenados!

El sábado 12 de diciembre, solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, el Cardenal Juan Luis Cipriani ordenó seis nuevos sacerdotes y tres nuevos diáconos para la Arquidiócesis de Lima, recordando que “Cristo necesita sacerdotes y diáconos santos y lo serán en la medida que sean testigos auténticos. Que haya coherencia entre lo que piensan, hablan y hagan”.

Los nuevos sacerdotes son Rodolfo Silva Pacherre, Julio Quirquihuaña Matamoros, Víctor Lucero López, Roger Arista Hidalgo, Omar Bellido Mayhua, Hermes Cama Linares.

Por su parte los nuevos diáconos: Gustavo Zamudio, Luis Fernando Gonzales y Alfredo Luján.

“Qué importante la vida de los sacerdotes en el servicio que prestan en el confesionario. Los encomiendo a San Juan María Vianney para que lo imiten en el heroico servicio en el confesionario. En este año, el Papa les pide a ustedes que sean dispensadores del perdón en el sacramento de la Confesión”, expresó el Cardenal Juan Luis.

“El que está enamorado de Cristo atrae jóvenes y chicas a la vocación sacerdotal y religiosa, cultiva ese amor conyugal de los matrimonios que conoce. Cuando hay amor, el Señor se mueve”, continuó.

En ese sentido, recordó la importancia del Seminario en la formación de los nuevos diáconos y sacerdotes de una arquidiócesis.

“El Seminario es para un obispo la pupila de sus ojos. Si la pupila no está bien, uno está ciego. Por eso la alegría del obispo es grande cuando el Señor da vocaciones a su Iglesia. No olvidemos nunca la iniciativa es de Dios. Es Él quien los ha llamado”, mencionó.

Oración y humildad

En otro momento exhortó a los nuevos sacerdotes y diáconos a orar siempre y ser humildes y atender de manera preferente a los pobres y enfermos, tal y como lo viene pidiendo el Papa Francisco.

“Ese signo visible cuando estarán postrados en la ordenación es una señal de humildad que la deben recodar a lo largo de toda la vida. Conviene que cada uno de nosotros muera a sí mismo, con ayuda y gracia para que resplandezca Cristo”, señaló.

“Permanezcamos siempre unidos a Cristo en la oración con un amor sincero y solícito por los pobres y por los enfermos. Tengan una vida de pobreza concreta y tangible. Son ustedes ordenados en estos tiempos”, continuó.

Pureza y celibato sacerdotal

El Arzobispo Primado del Perú los animó a vivir el valor de la pureza y el celibato sacerdotal.

“Le pedimos a nuestra madre: ‘Madre María cuida mi corazón y mi castidad’. Que el Señor los ayúdame a guardar el celibato por el Reino de los Cielos para el servicio de Dios y de los hombres; que podamos decir al mundo material que busca el placer que el amor más supremo, intenso y puro se da ese celibato en el Reino de los Cielos que alumbra, que entusiasma, que no es un ser soltero, es un amor esponsal, intenso, total, absoluto, apasionado y tierno. Demos una cruzada auténtica de limpieza en el corazón y en el cuerpo”, los animó.

Unidad con el obispo

El Cardenal Juan Luis también les pidió vivir siempre unidos al obispo.

“Ustedes deben respeto y obediencia al obispo y a los sucesores. Esto no solamente de aspecto jurídico sino de afectivo. Deben amar al Padre y al Pastor sea quien sea. Esa unidad y esa lealtad se manifiestan en la obediencia. Hago hincapié porque en estos tiempos de enorme desobediencia y de enorme desorden en la familia, en las calles e instituciones, la iglesia debe ser ese faro que alumbra porque mantiene ese don que Dios le ha dado: la obediencia”, mencionó.

“La desobediencia muchas veces se manifiesta en la crítica al obispo y hace mucho daño. Hagamos ese propósito hoy. Obediencia y amor en la unidad. No solo teologal, también afectiva. Por eso ‘Consumados en la unidad’ es el lema de mi escudo episcopal, esa oración de Jesús momentos antes de la pasión”, reflexionó.

Guadalupanos y misericordiosos

El Cardenal Juan Luis les recordó que se ordenan en la solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe y en el marco del Año Jubilar de la Misericordia.

“Ustedes son la promoción de sacerdotes y diáconos guadalupanos. Y también son la promoción del año del Jubileo de la Misericordia. Que el Señor les conceda esa ternura de la misericordia. Dar y recibir el perdón”, señaló.

Finalmente, saludó a los papás de los nuevos sacerdotes y diáconos y les agradeció por haber sembrado la semilla vocacional en sus hijos.

“Saludo a los papás y familiares. Son ustedes los que sembraron con educación y cariño esa semilla tal vez sin darse cuanta; pero Dios ha querido en sus hogares ese tesoro de escoger a sus ministros. No dejen de acompañarlos. Ustedes especialmente”, exhortó.

Toribianos

Tanto los nuevos sacerdotes como los nuevos diáconos se han formado en el seminario de Santo Toribio de Mogrovejo y han cursado estudio en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima. Se trata de jóvenes que entregarán su vida a Dios y al servicio en la Iglesia luego de más de ocho años de preparación.

Antes de ingresar al seminario algunos han trabajado en minería, docencia, administración y contabilidad. Y dos provienen del interior del país, Omar Bellido de Ayacucho y Julio Quirquihuaña de Ica.

Esta ordenación será la primera gran actividad de la arquidiócesis de Lima en la marco del Jubileo de la Misericordia convocado por el Santo Padre Francisco en el mundo antes de abrir la puerta santa.

Concelebraron con el Cardenal Juan Luis, los obispos Auxiliares de Lima Monseñor Adriano Tomasi OFM. y Monseñor Raúl Chau; el Padre Jorge López, Rector del Seminario de Santo Toribio de Mogrovejo; así como numerosos sacerdotes de la arquidiócesis.

Participaron de la Misa familiares de los nuevos sacerdotes y diáconos así como fieles de parroquias y delegaciones de colegios donde trabajan pastoralmente los nuevos ordenados. Arzobispado Lima.