PIURA: Arzobispo celebra fiesta de San Miguel Arcángel, patrono de la Arquidiócesis

Perú Católico, líder en noticias.– La mañana de hoy, en la Basílica Catedral de Piura, el Arzobispo Metropolitano Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., presidió la Santa Misa con ocasión de la Solemnidad de San Miguel Arcángel, patrono de la Arquidiócesis. Durante la Eucaristía, que fue concelebrada por varios sacerdotes, nuestro Pastor inauguró el Mes Misionero Extraordinario en Piura y Tumbes, y bendijo las Cruces Misioneras que recorrerán cada una de las parroquias de nuestra Arquidiócesis como símbolo de este tiempo especial que ha sido pedido por nuestro querido Papa Francisco. Participaron también de la Santa Misa una multitud de fieles devotos de San Miguel Arcángel, entre ellos una gran cantidad de jóvenes, así como los miembros de los diferentes grupos parroquiales, hermandades y cofradías de las diversas parroquias de Piura, Castilla y 26 de Octubre que han venido preparándose como misioneros. Además se contó con la presencia de los integrantes del Colegio de Contadores Públicos de Piura, presididos por su Decano el Dr. C.P.C. Fredy Elias Quinde, quienes están celebrando su 58° Aniversario de creación.

Al iniciar su homilía, Monseñor Eguren, dijo: “Hoy celebramos la solemnidad de San Miguel Arcángel, patrono de nuestra Arquidiócesis. Así como hace casi 500 años partieron desde Piura, bajo la protección del Príncipe de la milicia celestial, los pioneros del anuncio de Jesucristo, de su Buena Nueva y de su Iglesia hacia el vasto territorio del entonces antiguo Imperio Inca, hoy en que adelantándonos unos días inauguramos el Mes Misionero Extraordinario Mundial, convocado por el Papa Francisco para todo octubre, también queremos hacerlo bajo el amparo y auxilio de San Miguel”.

Yo envío un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino (Ex 23, 20).

“La fiesta de San Miguel -continuó el Arzobispo- es una buena ocasión para preguntarnos: ¿Quiénes son los ángeles? ¿Qué papel cumplen en la vida de la Iglesia? El Catecismo de la Iglesia Católica (ver nn. 328-336) nos enseña que los ángeles son creaturas espirituales personales que acompañan a la Santísima Trinidad, la glorifican y la sirven. Su misión es la de ser servidores y mensajeros de Dios. A través de ellos Dios va dando a conocer su Plan de salvación, y lo va realizando en la historia humana. Por eso el Señor Jesús, quien realiza nuestra salvación, aparece como Señor de los ángeles. La Iglesia venera a los ángeles como intercesores y protectores, y nos enseña que todo hombre es acompañado a lo largo de su vida por la presencia protectora de un ángel a quien llamamos nuestro Ángel de la Guarda. Junto con los ángeles en el cielo, la Iglesia eleva su adoración y alabanza al único Dios vivo y verdadero, y lo hace sobre todo en la liturgia, donde los ángeles están presentes, aunque no los veamos. Preguntémonos: ¿Venero a los ángeles? A través de mi oración, ¿les presento mis necesidades, pido su intercesión y protección? ¿Los trato con confianza como amigos que quieren lo mejor para mí? ¿Le rezo a mi Ángel de la Guarda? Como los ángeles, ¿glorifico a Dios, Uno y Trino? Como ellos, ¿estoy atento a la Palabra de Dios y proclamo sus maravillas? ¿Me esfuerzo por conocer los planes de Dios en mi vida y los realizo con prontitud y diligencia?

San Miguel Arcángel, sé nuestro amparo contra el demonio

Monseñor Eguren destacó además que: “Sobre el Arcángel San Miguel, la Iglesia nos enseña que él es el Príncipe de la Milicia Celestial, es decir aquel que dirige al ejército de Dios en la batalla que mantiene contra los ángeles caídos, contra Satanás y sus demonios, protegiendo a la Iglesia peregrina, es decir a nosotros, en nuestro camino a la Casa del Padre. El nombre de «Miguel» significa «quién como Dios». Demos gracias al Señor que en nuestra lucha contra las fuerzas demoníacas y el mal, nos ha dado en San Miguel y en los ángeles que él dirige, poderosos aliados que nos protegen y nos defienden física y espiritualmente del maligno. Por eso siempre y en todo momento recémosle su oración”.

Octubre: Mes Misionero Extraordinario Mundial

En otro momento de su homilía nuestro Pastor se refirió también a este especial tiempo de misión que hoy comenzamos: “Decía al comenzar esta Santa Misa, que hoy inauguramos el Mes Misionero Extraordinario Mundial, convocado por el Papa Francisco. Este mes que abarcará todo Octubre, lleva por título «Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo». El fin de este mes Misionero es alimentar en todos nosotros los bautizados, el ardor por la actividad evangelizadora de la Iglesia. Con este mes extraordinario, el Santo Padre quiere poner por delante la naturaleza misionera de la Iglesia, la acción misionera como el paradigma de todo empeño de la Iglesia, y que todas las instancias de la Iglesia (Parroquias, Movimientos eclesiales, etc.) se constituyan en un estado permanente de misión”.

“El Papa Francisco -recalcó Monseñor José Antonio- ha indicado cuatro dimensiones espirituales fundamentales que tienen que vivirse para la misión: El encuentro personal con Jesucristo vivo en la Iglesia, el testimonio de santos y mártires de la misión que debe inspirar el nuestro, la formación catequética para la misión, y la caridad misionera. De manera especial vivamos la caridad misionera con los «bautizados alejados» trayéndolos nuevamente al encuentro con Cristo en su Iglesia”.

“Cada bautizado es un enviado y cada uno debe responder a su llamada concreta. La misión del enviado no es diferente de la misión de Jesús mismo: «Como me envió el Padre, yo también los envío a ustedes», en una continuidad que transformará al enviado en una voz, un anuncio, una misión, siempre bajo la guía de María, estrella de la evangelización siempre renovada, y de la intercesión de Santa Teresita del Niño Jesús junto con San Francisco Javier, patronos de las misiones, y la protección de San Miguel, Arcángel. Que ellos también iluminen a los participantes del Sínodo de la Amazonía que pronto comenzará en Roma, Sínodo que busca nuevos caminos para renovar la evangelización en esa querida zona de nuestra América, así como promover un mejor cuidado de la creación”, acotó nuestro Arzobispo Metropolitano.

Rasgo de la caridad misionera es la pastoral con los migrantes, refugiados y descartados

Al concluir su homilía, Monseñor Eguren hizo un llamado a los presentes a practicar la caridad: “Finalmente no podemos dejar de mencionar que también hoy celebramos la Jornada Mundial del Migrante bajo el lema «No se trata sólo de migrantes». Y es verdad. Como nos dice el Papa Francisco, no se trata sólo de forasteros, se trata de todos los habitantes de las periferias existenciales que, junto con los migrantes y los refugiados, son víctimas de la cultura del descarte. El Señor nos pide que pongamos en práctica la caridad hacia ellos, especialmente en nuestro caso con nuestros hermanos venezolanos, los pobres y damnificados; nos pide que restauremos su humanidad, a la vez que la nuestra, sin excluir a nadie, sin dejar a nadie afuera. Construyamos una sociedad donde nadie se sienta extraño y todos se sientan acogidos como hermanos en Cristo”.