Perú Católico, líder en noticias rumbo al Bicentenario de la Independencia. Este artículo es escrito por el Doctor e Historiador José Antonio Benito.

Juan José Crespo y Castillo nació en Huallaga hacia el año 1747. En el juicio que se le formará meses antes de su muerte afirma “ser natural de Huánuco, casado español, labrador, regidor del Cabildo y de 65 años”.  Se sabe –además- que tenía un hermano de nombre Pedro José y dos hijas, una de las cuales había fallecido en 1812, y la otra se llamaba Nicolasa. Sus padres eran hacendados con minas en explotación como el asiento de Huancapallac, así como fincas urbanas y terrenos de cultivo. Recibió una esmerada educación.

En sus haciendas cultivó cascarilla y tabaco. Ocupó cargos como el de regidor en el cabildo y otras instituciones, pudiendo comprobar de cerca los abusos que se cometían contra los indígenas.

En enero de 1812, ante la supresión de la libertad de comercio, que afectó a los productores de tabaco, decidió actuar ante las injusticias que producían el mal gobierno virreinal. Comenzó a reunirse con varios vecinos y a enviar agentes a los pueblos colindantes para ganarse el apoyo de los indios. Propagaba la llegada de tiempos mejores y la expulsión de los españoles, por lo que concitó la llegada a Huánuco de habitantes de los territorios de Humalíes y Panatahuas en febrero de 1812.De este modo, los criollos que lideraban el movimiento decidieron elegir una Junta que controlase el gobierno de la ciudad, optando por escoger a Crespo y Castillo como el encargado de la misma, y poco después (el 26 de febrero) jefe político y militar del levantamiento.

Empezó a reunir armas apoderándose de varios depósitos que existían en la ciudad; luego se dedicó a organizar a los voluntarios, atacando a los españoles en el pueblo de Ambo a donde habían huido. En los primeros días del mes de marzo se dio este ataque, logrando hacer que los realistas abandonasen el lugar y se retiraran a Cerro de Pasco. Entonces Crespo regresó a Huánuco con todos los indígenas que lo apoyaban, siendo recibidos de manera grandiosa con una misa de acción de gracias y un desfile. Mientras tanto, el intendente de Tarma, Francisco González de Prada, preparaba el contraataque, el cual se inició el 15 de marzo cuando los españoles retornaron a Ambo y masacraron a los indígenas de Crespo y Castillo dos días después.

Contó con el apoyo de buena parte del clero, como la figura estelar del agustino Fray Marcos Durán Martel, Cayetano González, Ignacio Villavicencio, Bartolomé Lasra y Fray Mariano Aspiazú. Junto a las motivaciones sociales se dieron motivaciones de tipo mágico-religioso ya que se rumoreó sobre el retorno del Inca y prosperó la idea de reivindicar el mesianismo andino del inca; de hecho, Crespo adoptó el nombre de Túpac Amaru en recuerdo del gran líder.

Éste se retiró a Huánuco para tratar de reunir a los sobrevivientes y continuar el alzamiento, pero el avance español ya no tuvo resistencia y el 20 de marzo volvieron a tomar el control de la ciudad, capturando a Crespo, gracias a la traición del mestizo Pedro José Ceballos. Tras ser apresado se le acusó de rebelarse contra el Rey. Por su parte, Crespo responderá que el delito del que se le acusaba no existía, dado que, en ese momento no existía Rey, y la intención de su movimiento fue organizar una junta que gobernase en su nombre, al igual que la formada en Sevilla. Fue condenado y ejecutado el 14 de septiembre de 1812 junto a sus principales colaboradores.

Foto del autor de esta sección y de este artículo: Doctor e historiador José Antonio Benito.

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