Perú Católico, líder en noticias rumbo al Bicentenario de la Independencia. Este artículo es escrito por el Doctor e Historiador José Antonio Benito.

Como todos los gobernantes o responsables de un grupo, los patriotas –partidarios de la Independencia- buscaron el modo de asegurar la autenticidad de sus allegados. Al efecto, tras la proclamación de la independencia y la implantación del Protectorado en 1821, el nuevo gobierno con José de San Martín a la cabeza y con la asesoría de Bernardo de Monteagudo, comenzó a instalar un régimen político y administrativo propio con arreglo a la nueva situación para controlar la conducta política del clero y comprobar su patriotismo.

Se constata el peso social de la Iglesia y la influencia del clero sobre los fieles, especialmente el secular o diocesano que ocupaba buena parte del territorio rural en parroquias, doctrina y anexos. Pero como no estaban seguros de su apoyo a los nuevos planteamientos independentistas, crean la Junta Eclesiástica de Purificación para lograrlo. La misma estuvo presidida por el canónigo lectoral -teólogo del cabildo- don Toribio Rodríguez de Mendoza y compuesta por los canónigos José Antonio  Hurtado, Carlos Orbea, Bartolomé de Orduña y Felipe Cuéllar, con la anuencia del gobernador eclesiástico, Francisco Xavier Echagüe.  Algunos de los miembros cambiaron; en diciembre de 1821 lo era José Antonio Hurtado que antes había sido primer vocal Cuéllar. La Junta estuvo activa desde septiembre de 1821 hasta el 2 de noviembre de 1822 que fue suprimida; durante esos meses, de los 1198 sacerdotes de la arquidiócesis de Lima, 170 fueron –o por lo menos contamos con esos expedientes- los purificados.

Al conocer la filiación política del clero, el Estado podía contar con la administración eclesiástica para la promoción, propaganda y legitimización del bando patriota frente a la sociedad.

En el proyecto de San Martín estaba garantizar los pasos dados y asegurar la fidelidad de la población a la independencia en los departamentos libres; para revisar la actitud del clero y su posición ante el nuevo Estado como agentes sociales de enorme importancia se estableció la obligatoriedad de ratificar su lealtad por medio de un juramento en los que los sacerdotes peruanos manifestasen su adhesión a la causa de la República puesto que los clérigos peninsulares fueron descartados de este proceso aunque algunos se integraron por su correspondiente testimonio de peruaneidad.

Con motivo del Sesquicentenario de la independencia en la gran Colección Documental que se publicó (CDIP), el P. Armando Nieto recogió y transcribió los expedientes de purificación en dos volúmenes con las declaraciones y testimonios que hacen los protagonistas.

Como comenta el P. Javier Campos  “no es posible averiguar los motivos de conciencia que tuvieron los que pasaron por la Junta a declarar su patriotismo y su lealtad a la República; por supuesto muchos de ellos serían sinceros, pero no cabe duda que el ambiente, las presiones, y el temor a posibles represalias harían que otros cumpliesen con la exigencia”.

Los expedientes conservados recogen las actuaciones personales que clérigos seculares mayoritariamente hicieron para testimoniar su adhesión a la causa de la independencia de América; con otras expresiones indican que lo hacen para acreditar su patriotismo, o que han manifestado sus patrióticos sentimientos. También se remiten los expedientes de otros que comparecieron ante la Junta para calificar y que comprobasen su conducta política, o para purificarse; recogemos unos ejemplos

Pasar por la Junta y someterse a la inspección prevista para probar su lealtad política y obtener la calificación de patriota y adicto al sistema de la independencia era obligatorio para obtener nuevo destino, reintegrarse al que tenía y obtener el pasaporte, etc. Un religioso franciscano español Fray José Leandro Conde justificó su lealtad a la Independencia por las buenas informaciones de los testigos que pudo presentar:

El célebre Matías Maestro declara su fidelidad a las leyes y su deseo de obtener la nacionalidad peruana según le comunica al Gobernador Eclesiástico:

“Don Matías Maestro… dice que haviendo firmado la Acta Capitular de la Independencia del Perú, no cuidó de hacer el juramento porque así se prevenía  en los impresos que el Ilustrísimo Ayuntamiento repartió en aquellos días: pero deseando aora entrar en los gozes de americano sacando la carta de naturaleza que requiere, está pronto a suplir aquella omisión presentando el juramento respectivo si Vuestra Señoría Ilustrísima lo tuviera por conveniente…”, nº 222.

De gran interés resulta el certificado de clérigo adicto a la causa de la Independencia con el aval de conocidos personajes. Fue el caso de Juan de Dios Lobato presentando a don Juan Pardo de Zela; José del Castillo a don Juan García del Río; Fray Miguel Gutiérrez, OFM, la presentó a don Ignacio Quispe Ninavilca; Juan José Villanueva al coronel don José de la Riva Agüero y al Conde la de Vega del Ren; Mariano Caballero a don Jorge de Benavente; Juan Esteban Henríquez de Saldaña a don Domingo Tristán y el Conde de San Juan de Lurigancho; Vicente Gago a don Cecilio Tagle; José Antonio Llanos al marqués de Villafuerte…

Un buen ejemplo nos lo muestra el P. Narciso Salas, número 170 de los que concursan a la Junta Purificadora, se presenta como “clérigo presbítero y familiar “ del arzobispo de Lima,  el 18 de diciembre de 1821 y aporta el testimonio de Manuel de Arias.  Parecido testimonio nos aporta nada más y nada menos que el presbítero Nº 197 Juan Miguel de Zela Neyra, hermano del prócer adelantado de Tacna, y que era cura de la doctrina de Chacayán, en 1822.

La Junta por su parte también realizó averiguaciones de forma reservada aunque le comunicó al señor Gobernador Eclesiástico lo difícil y delicado de esta misión.

Foto del autor de esta sección y artículo: Doctor e historiador José Antonio Benito.

*No olvides de ingresar a este enlace en donde encontrarás todos los personajes que forjaron nuestra independencia: https://perucatolico.com/c/la-iglesia-ante-el-bicentenario/