Hillary Clinton, candidata hasta hace poco la presidencia de los EEUU y conocida activista a favor del aborto, declaró hace no mucho en un programa de televisión americano, Meet the Press, de NBC, que «una persona por nacer no tiene derechos constitucionales»[1], y que en el no nacido el derecho «es algo que no existe»[2]. Para ella el único derecho que existe en cuestión es el de la mujer a decidir sobre su cuerpo frente a lo que nadie puede opinar por tratarse de un ámbito privado.

peru-catolico-relativismoSiguiendo la lógica de Clinton uno se pregunta ¿Entonces cuándo ese ser sin derechos pasa a tenerlos? Y en segundo lugar ¿Cómo puede decirse que la mujer tiene derecho sobre su cuerpo si lo que lleva dentro, a la criatura, no es parte de ella y posee un código genético diverso a ella? En última instancia ¿Cómo hemos llegado a este grado de relativización de la verdad? Y es que la consecuencia de esta relativización de la verdad no es menor: se trata, en este caso, de la vida de una persona. Se le deja vivir o se le asesina. Es importante saber entonces que el relativismo con respecto a la verdad afecta a muchos campos sustanciales de la vida humana y requiere de un enfrentamiento claro y consistente. Se necesita no dejarle la pista libre para accionar, y más bien con educación y argumentos, es indispensable cuestionarlo para que no engañe. Labor que muchos podrán hacer, pero que a la Iglesia le toca de lleno, pues su misión es predicar el Evangelio. Es decir, la verdad de Jesucristo.

Entonces ¿A qué os referimos cuando hablamos de relativismo? En la época actual se trata de la corriente (muchas veces no visible) que minimiza la importancia de la verdad, afirmando que, o ésta no existe o es muy difícil hallarla, por la que cada uno podrá, en suma, vivir con «su propia verdad». Si bien la base la encontramos en ciertas corrientes filosóficas antiguas denominadas así, es verdad que hoy ello ha mutado para convertirse en algo más complejo y sutil, que no siempre se plantea con ideas sino que parece más bien haber optado por manifestarse en conductas y en la vida cotidiana. Hoy simplemente se vive relativistamente. Muchas veces ni se opina, ni se cuestiona, ni se debate, ni se presenta ideas, simplemente se vive así, sin importar nada. Se trata de una actitud que termina descalificando la búsqueda honesta de la verdad. Manifiesta eso sí en el trasfondo, la idea de que la verdad me limita y me recorta la libertad, habiéndose así generado un divorcio entre verdad y libertad.

peru-catolico-relativismo2Si no hay verdad, no hay principio ni norte, no hay medida objetiva ni pautas. Solo vivo como en ese momento creo, lo cual, si es equivocado, nadie tendrá derecho a reclamármelo porque no hay verdad objetiva. La verdad es lo que a mí me parece. Claro, el asunto no es tan grosero y grotesco en todos los ámbitos, puesto que hay puntos en los cuales esta ideología no penetra. Aún se cree que robar es malo, que violar un niño es malo; que explotar a los demás está mal. Pero curiosamente  en otros aspectos morales ya no se consideran criterios malos: el abortar, la homosexualidad o la convivencia. Es más, en una contradicción con los mismos principios relativistas (que dejan que cada uno haga lo que le parece), la ideología relativista, saliéndose de sus mismos postulados, termina cayendo en la dictadura cuando no solo dice que si a uno le parece que abortar no es malo entonces puede hacerlo, sino que da un paso más: afirma que quien se opone a ello es ahora malo. Esta ideología relativista termina siendo lo que condena: dictadura opresora. Entonces ¿Es de verdad un relativismo el que encontramos hoy? En estricto, no. Se trata más bien de la ideología del pensamiento único que tiene como base inicial el relativismo pero que mutó hacia un camino más peligroso. Entonces enfrentamos a un relativismo por momentos, y a una dictadura en otros.

La ideología del pensamiento único te dice «no hay verdad, haz lo que quieras», para después decirte «yo te digo qué es la verdad y eso es lo que debes hacer», para finalizar así: «Si no hace lo que te indico o te atreves a cuestionar mi postura, estás mal y serás sancionado». Pongamos un ejemplo; el pensamiento único te dice «si a uno le parece que ser homosexual es bueno, tiene derecho a serlo y es libre, y si para él es bueno, nadie puede decir lo contrario». De allí afirma «que los homosexuales tienen derecho a serlo y se les debe respetar y no cuestionar», para terminar así: «Quien diga que la homosexualidad está mal será sancionado y deberá pagar una multa por ir contra el derecho humano; desde hoy la homosexualidad es buena y todos están obligados a reconocerla y aceptarla». Me pregunto ¿Estamos muy lejos hoy de este ejemplo? ¿Cómo hemos llegado a esto sin darnos cuenta? ¿En qué momento los valores dejaron de serlo y pasamos a estar obligados a aceptar lo malo como bueno?

peru-catolico-relativismo3Hoy toca a la Iglesia defender valores que el Papa Benedicto XVI llamada «no negociables»: la defensa de la vida desde su concepción hasta su muerte natural; la defensa de la familia; la educación de los niños y jóvenes según los valores de siempre. La defensa ante las nuevas formas de esclavizar personas. El buen uso de los bienes y el desarrollo humano de la economía. La solidaridad y el bien común. O el concepto errado de democracia, por el cual el bien y el mal terminan siendo definidos por la mayoría.

Ésta es la situación que requiere respuesta y a la cual la Iglesia está invitada, por deber y derecho, a enfrentar. El buscar la respuesta al deseo de verdad y felicidad, y el desenmascarar las manipulaciones de la ideología del pensamiento único y contrarrestar su ofensiva, es hoy un deber. Pero curiosamente es ese pensamiento único el que busca encerrar a la Iglesia y alejarla del plano social para que no sea escuchada y cuestione sus postulados, manipulando así el dialogo diciendo que la Iglesia debe estar limitarse al plano personal y «meterse» en la vida social. Es decir, éste pensamiento único hoy le prohibe a la Iglesia anunciar el Evangelio. Pero, como hemos visto ya, anunciar el Evangelio y rebatir aquello que no está bien, es un derecho humano que todos tenemos. Incluso los católicos. Por lo que hoy podemos y debemos los católicos, expresemos desde nuestras convicciones personales.

[1] http://infovaticana.com/2016/04/04/clinton-arremete-contra-el-derecho-occidental/.

[2] Idem.