Arequipa: Celebraciones de Beata Sor Ana de los Ángeles Monteagudo

No obstante la pandemia, este año las celebraciones en honor a Sor Ana de los Ángeles Monteagudo se vienen realizando con una numerosa participación de devotos de la beata arequipeña. Debido a las normas de bioseguridad sólo una parte de ellos lo hace asistiendo al templo del Monasterio de Santa Catalina, del cual nuestra beata llegó a ser Priora, mientras que la gran mayoría participa a través del Facebook titulado Canonización Beata Sor Ana de los Ángeles o de aquel del Arzobispado de Arequipa.

El rezo de la novena y la Misa conventual acompañada por el coro de la comunidad de madres dominicas se realizarán hasta este sábado 9 de enero a las 7 a.m. Las meditaciones sobre las virtudes de la Beata son a las 10 a.m. y nuevamente el rezo de la novena a las 6 p.m. La celebración de las vísperas, el mismo sábado 9, comenzarán con la Misa a las 6 p.m. y culminarán con la serenata virtual a las 7 p.m.

El domingo 10 a las 10 a.m., Mons. Javier Del Río Alba, Arzobispo de Arequipa, presidirá la Misa de fiesta en el templo del Monasterio. A las 4 p.m. se llevará a cabo una peregrinación virtual a la celda de la Beata y la última Misa del día será a las 6 p.m.

Sor Ana de los Ángeles Monteagudo, nació en Arequipa el 26 de julio de 1602, sus padres fueron el español Sebastián Monteagudo de la Jara y la arequipeña Francisca Ponce de León. Desde muy pequeña sus padres la entregaron al monasterio de Santa Catalina para que las monjas le brindaran la primera educación católica, sin embargo, al terminar el referido tiempo de formación ella no quiso permanecer en casa de sus padres sino volver al monasterio. Su fidelidad a Dios y a la regla del monasterio hicieron que, en el transcurso de los años, sor Ana fuese nombrada maestra de novicias y, más adelante, elegida priora del monasterio. Son conocidas su devoción de rezar por las almas del purgatorio, su celo por la evangelización de los indígenas y su generosidad con los menesterosos. Es sabido también que muchas personas doctas acudían a ella en busca de consejo. Su muerte, en el año 1686, fue ejemplar y conmovió a la ciudad. Fue beatificada por san Juan Pablo II en su visita a Arequipa el 2 de febrero de 1985.