En el programa “El Camino hacia la Paz” que se emite todos los primeros lunes de mes por el Facebook @RPS Ediciones de la comunidad monástica Siervos de la Reina de la Paz (RPS) el Fray Israel del Niño Jesús compartió el último mensaje de la Virgen María Reina de la Paz del 25 de enero del 2023 (Medjugorje):

“Queridos hijos, oren conmigo por la paz, porque Satanás quiere la guerra y el odio en los corazones y en los pueblos. Por eso, oren y sacrifiquen sus días haciendo ayuno y penitencia, para que Dios les dé la paz. El futuro está en una encrucijada, porque el hombre moderno no quiere a Dios. Por ello la humanidad se dirige hacia la perdición. Ustedes, hijitos, son mi esperanza. Oren conmigo para que sea haga realidad lo que comencé en Fátima y aquí. Oren y den testimonio de la paz en su entorno, y sean personas de paz. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

En el programa trató sobre la Penitencia, fue muy preciso al señalar que es un tema tabú para una gran parte de sacerdotes, religiosos y laicos, inclinados por virtudes “más positivas” como la solidaridad, la caridad, la esperanza que son muy importantes para la vida humana, sin embargo, acotó que la penitencia, el sacrificio, la mortificación son también virtudes frente a un sector que las califican negativas y desactualizadas. Insistió que la penitencia es un arma espiritual y que la Virgen María en sus apariciones –Medjugorje y Fátima– invita practicarlo “¡Penitencia!, ¡Penitencia!, ¡Penitencia!”.

Y ¿qué es la penitencia? El padre explica que es una manifestación del espíritu de sacrificio de la persona, es posponerse así mismo para ayudar a una causa personal o superior. Para entenderlo citó la labor de los bomberos que arriesgan sus vidas para salvar otras, de los padres de familias que se desvelan para atender al hijo enfermo o también madrugar para asistir al trabajo y de ahí continuar con su rutina aun con el cansancio a cuesta. Es rechazar a comodidades y gustos por un bien espiritual.

La oración adherida a la penitencia, el ayuno y el Evangelio están destinados alejar las maldades que contaminan a la sociedad de hoy, a neutralizar a Satanás y lograr un corazón purificado que agrada a Dios, a madurar en la fe y la moral. Podemos ser penitentes al renunciar a pequeños gustos, a mortificar los sentidos y así atraer el don de la paz que tanto se necesita, finalizó el padre Israel.