Con un espectacular marco natural los peruanos iniciamos una segunda etapa de confinamiento. Y es que en pleno siglo XXI el mejor refugio para el ser humano es su propio hogar. Ya confinados durante el primer día al caer la tarde, el marco celestial fue sorprendente. La naturaleza volvía a alzar su voz. Esta vez solo bastó con asomarnos por la ventana.

Esplendoroso. Así lucía el cielo. A un extremo la puesta del sol. Imponente. Fuerte como él solo. Y al otro el arco de siete colores. ¿Nos detuvimos a escuchar al cielo?. Sin duda en cada una de estas manifestaciones la naturaleza nos grita en silencio.

Conectados en las redes sociales, miles de fotos con el hermoso marco natural de siete colores comenzaron a invadir las redes. Después de las 5:30 p.m. el cielo enviaba señales de esperanza en el primer día de cuarentena focalizada decretada por el gobierno peruano,  y que se prolongó hasta el próximo 28 de febrero en el marco de la segunda ola de contagios del coronavirus, iniciada en el país andino.

Repensar nuestra relación con la naturaleza

Para algunas familias lo más asombroso fue ser testigos de un majestuoso arcoíris que se reafirmaba, al tener en frente una estupenda puesta de sol.

Con todo, el mensaje fue claro, familias unidas con la esperanza de volverse a encontrar cuando todo pase. ¿Podrá la naturaleza seguir protegiéndonos aun fuera de nuestras casas?, ¿Qué espacio de nuestras vidas es dedicado a conservar el planeta en el que vivimos?, ¿queremos tener más espectáculos de esos?. Empecemos.

Las bandadas de aves sobre la orilla en las playas, la presencia de nuevas especies marinas en el mar, o el desplazamiento de otras especies sobre las aceras en la vía pública hizo llamar nuestra atención y volver la mirada hacia la naturaleza y su desarrollo. Antes de la pandemia ¿cómo era la relación con nuestro planeta tierra?

¿Qué dice la ciencia?

Para algunos científicos la tala indiscriminada de los árboles generó la escasez de bosques. Esto es lo que se conoce como fragmentar ecosistemas. Además de perder diversidad de especies estos factores contribuyen a establecer “zonas de riesgo”. Espacio donde se incrementa la posibilidad de nuevos brotes de enfermedades.

Sin embargo, cuando un ecosistema no ha sido perturbado, coexisten en forma equilibrada tanto la flora como la fauna, no existen condiciones que generen enfermedades. Se trataría entonces de los cimientos de defensa para las enfermedades ecológicas.

Ante la muerte de más de 30 mil peruanos no solo basta con vacunarse, se trata de reflexionar y tomar decisiones. La vida está en juego. Es necesario establecer nuevas políticas desde las esferas gubernamentales para repotenciar los cuidados al medioambiente. Esta es una época para empezar sin prisa. Viviendo paso a paso el día a día.

Como reafirma el santo padre en su encíclica Laudato SI, documento que cumplió en este año su primer quinquenio, la humanidad debe unir sus fuerzas a la lucha  contra el cambio climático, la disminución del dióxido de carbono y la contaminación. En este tiempo de pandemia pongamos manos a la obra.

Por: Esther Núñez Balbín

Periodista