En una mañana fresca de Julio de 1939, después de un mes de travesía, el barco venido de Alemania, tocó tierra peruana en el puerto de Callao. El joven sacerdote Fritz, como cariñosamente le llamaban, descendió con el poco equipo que traía. Sus hermanos Misioneros del Sagrado Corazón, le acogieron con solicitud. Pronto se “hizo” peruano. El Padre Federico Kaiser, llegaba con el corazón desbordante de amor por las misiones, anhelante de ganar almas, almas para Dios. Su ideal por el cual ha sufrido y luchado tanto, por fin se hacía realidad: SACEDORTE Y MISIONERO. ¡Alter Christus!

Trabajó en Lima, Huánuco, confesor de jóvenes y religiosas, asesor de la Juventud Católica, párroco en Lima. 1957 Roma le nombra Primer Prelado de la Prelatura de Caravelí. Visitando su prelatura se encontró siempre con este pedido: “Monseñor envíenos un sacerdote”, “nuestros hijos están sin bautismo”. “morimos sin asistencia espiritual”, de nosotros nadie se acuerda”, etc. El llamado de las cumbres, así denominado por él mismo. Esta necesidad urgente de una escasez de sacerdotes para su prelatura estaba presente en su mente. En su corazón latían las palabras del divino Maestro: “Misereor, siento compasión por esta gente, parecen como ovejas sin pastor”.

Sus esfuerzos por conseguir sacerdotes que le ayudasen a atender a tanta gente hambrienta de la gracia divina fueron vanos, por ninguna parte encontró sacerdote. Una noche de insomnio ante el recuerdo de aquella gente que a viva voz o por escrito pedía a gritos la presencia de un sacerdote y la preocupación de no darles lo que justamente solicitaban, escucho una voz: “si no encuentras sacerdotes funda tú una congregación”. Pensaba : Mujeres valientes como Santa Rosa Lima, capaces de entregarse por amor a Jesús e internarse en aquellos recónditos lugares y allí compartir el abandono espiritual y mitigar en algo el hambre de Dios; ellas podrían bautizar, enterrar a los muertos, dirigir  procesiones, hacerles rezar y catequizar. La idea parecía descabellada en esa época. Se sonrió y al fin pudo dormir.

Más tarde la idea se cristalizó, el 22 de Junio 1961 se funda la Congregación de la Misioneras de Jesús Verbo y Victima, que actualmente despliegan su trabajo pastoral entre los fieles más abandonados y pobres que carecen de asistencia espiritual en distintos países de América. (Perú, Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Cuba). El distintivo de la espiritualidad y misión kaiserinas: Es la ALEGRIA, que Monseñor la enseñó y vivo para servir a Jesús sin desmayar y atraer a los hombres hacia Dios. Amó nuestra Patria y se quedó en ella… “Viva Cristo Rey” repetía varias veces, fue su última frase que pronunció. Era un domingo 26 de setiembre de 1993 día elegido por Dios para que este apóstol y misionero entrase en el cielo a participar por siempre de la presencia de la vida divina del Resucitado. Pedimos interceda ante Dios por nuestra patria el Perú y la familia que es actualmente amenazada….Su cuerpo reposa en el Convento Cenáculo de Caravelì- Arequipa.