El método experimental y la Ética, por P. Johan Leuridan

La tecnología, como producto de la ciencia, pretende enseñar como el ser humano debe actuar. Todo lo que existe en el mundo son partículas físicas. El hombre serelaciona con el mundo físico-químico por medio de su biología. La ciencia no descubre alma, espíritu o libertad sino genes, neutrones que obedecen a las leyes de la química. Consideran que un espíritu es solamente un nombre diferente para un cuerpo orgánico en acción, un proceso en el cerebro.

El comportamiento ético o los valores están íntimamente ligados a la relación entre el mundo físico y biológico que se expresan en las condiciones económicas. La dignidad humana no puede fundamentarse sobre una dignidad interna del individuo, porque el hombre no es un individuo sino un producto de un entorno físico. Los “valores” son producto de la materia. La modernidad se caracteriza por el invento de una naturaleza externa, inerte como un dato incuestionable que racionalmente se puede observar. El conocimiento se concibe como una reflexión analítico-teórica, y el cambio como  aplicación de reglas de las ciencias sociales. Desde esta visión la ciencia y la tecnología no condicionan el hombre sino lo determinan.

Se considera que la naturaleza está conformada por hechos externos que se pueden entender por métodos empíricos. Como consecuencia, el conocimiento se limitaría a una objetividad externa. La naturaleza es la base de nuestro conocimiento mientras la cultura es un invento del hombre y no tiene valor cognoscitivo. Esta sobrevaloración de la naturaleza influye en el comportamiento de los seres humanos. La naturaleza se presenta como la norma del bienestar. Las ciencias y la tecnología han aportado mucho para el bienestar de la humanidad. La pregunta es si el mercado y el dinero pueden satisfacer el deseo humano.

El marketing crea una angustia permanente de satisfacción material por consumo y ni siquiera lo más lo lujoso satisface. La satisfacción de las necesidades materiales es imprescindible pero no suficiente para garantizar la felicidad. El filósofo Jürgen Habermas hace la importante observación de que la posmodernidad cuestionó las ideologías de los grandes relatos o explicaciones de la sociedad menos la ideología del positivismo de la ciencia y de la tecnología. La deconstrucción no afectó a la ciencia. Los conceptos éticos quedan reemplazados por la normalidad de la biología, sociología, psicología, economía, administración y tecnología. Sin embargo, las ciencias sociales verifican los “datos”, no el “valor”. Vivimos el fisicalismo, fisiologismo, sociologismo etc.

El materialismo niega toda forma de transcendencia porque el universo es sordo e indiferente. No puede presentar una moral. Solo nos queda la realidad tal como se presenta. Las ideologías sin conciencia ética, luchan solo por el poder y este afán lleva a la violencia. Ya no se busca el sentido y la finalidad porque la naturaleza se explica por medio de las leyes de la física.   El predominio de la ciencia declara los otros conocimientos como subjetivos, sin valor. Sin embargo, las ciencias y sus aplicaciones se dan siempre en relación con un ser humano libre. La persona humana no es solo relación con la materia sino también con otras personas y además, cada actividad económica implica una decisión ética para evaluar si está al servicio del bien común y si respeta la naturaleza. Ninguna ideología materialista puede lograr esta tarea porque la decisión ética de las personas no es producto de la fuerza ciega de la materia.

Por P. Johan Leuridan