El Papa: Dar más espacio a los laicos en la Iglesia

A través del camino sinodal la Iglesia, en las últimas décadas, ha llegado a identificar nuevos ministerios que concretan el protagonismo de los laicos en la vida eclesial. Los recientes Sínodos dedicados a la familia, a la juventud y a la Amazonía han sugerido nuevos ministerios laicales como el de la caridad, el de la protección de la creación, el del acompañamiento de la familia o de la juventud o el de la orientación pastoral de la comunidad. Pero, como escribe el Papa Francisco en el prefacio del libro “Sinfonía de los Ministerios”, de Monseñor Fabio Fabene:

“Debemos verificar si somos fieles a esta identidad laica, reiniciando el reloj que parece haberse detenido. El tiempo es ahora”

Monseñor Fabene, quien desde el año 2014 es Subsecretario del Sínodo de los Obispos, retrata en el libro, publicado por la Librería Editora Vaticana y San Pablo, el camino eclesial que ha llevado a la expansión de los ministerios laicales y a una nueva conciencia de su centralidad en una Iglesia misionera y en salida. Así es como el autor presentó el libro ante los micrófonos de Radio Vaticano Italia.    

Una Iglesia sinodal y misionera

En la entrevista, el Obispo Fabio Fabene afirma que el Santo Padre, desde el comienzo de su ministerio, en su Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, habla precisamente del protagonismo que los laicos deben tener en una Iglesia sinodal y misionera. Francisco escribe que los laicos representan la abrumadora mayoría del pueblo de Dios y son una mayoría que no debe callar, sino ser protagonista. Porque el Espíritu Santo da a todos los bautizados carismas y ministerios para la construcción de la Iglesia y para la evangelización del mundo.

Ministerios instituidos

En cuanto al tema de los ministerios laicales – llamados también “ministerios instituidos” como decía Pablo VI para distinguirlos de los “ordenados” – que se recordó en diversas oportunidades en las recientes asambleas sinodales de 2018 y 2019, cabe destacar que este libro surge, precisamente, de la experiencia directa que tuvo en su calidad de Subsecretario del Sínodo de los Obispos.

“Ya antes, en el Sínodo dedicado precisamente a los laicos y en la Exhortación Apostólica Christifideles Laici de San Juan Pablo II, en 1988, se habló de la vocación y misión de los laicos y de sus ministerios. Fue una ocasión muy fructífera para que toda la Iglesia reflexionara sobre la vocación, sobre la misión de los laicos, pero también sobre el ministerio laical que San Pablo VI había reformado abriendo el camino ministerial, no sólo para los que iban camino al sacerdocio, sino también para los laicos, permitiéndoles el acceso a ser lector y acólito. Además, en el reciente Sínodo amazónico, se habló mucho del tema del ministerio y, en particular, de la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio Ministeria quaedam, el documento con el que el Papa Montini, en 1972, reformó los ministerios”.

Una nueva estación ministerial

Y afirmó que en su opinión habría que empezar desde ahí para una nueva estación “ministerial”, para una nueva creatividad en este sector.

“El Sínodo Panamazónico me estimuló ciertamente en este sentido, porque – como escribo en el libro – en el aula sinodal, así como en los grupos de estudio de los círculos menores, las palabras `ministerialidad’ y ministerio resonaban, casi como un estribillo, de un punto a otro del aula y esto me impulsó a profundizar un aspecto que concierne no sólo a la región amazónica sino a toda la Iglesia. Los laicos, de hecho, no están llamados a realizar un trabajo de sustitución porque, como sucede en ese territorio, hay falta de vocaciones al sacerdocio y de sacerdotes”

Y añadió que la obra de los laicos no es de sustitución, sino que su acción y su presencia, es verdaderamente necesaria para la construcción de la “Iglesia comunión” y para su misma naturaleza misionera.

Al considerar que en la Exhortación Apostólica postsinodal Querida Amazonia de este año, tal como Monseñor Fabio Fabene lo recuerda en su libro, el Papa Francisco incluso habla de “inculturación de la `ministerialidad’”, le hemos preguntado qué significa esto y si es un paso decisivo, a lo que respondió:

Un paso adelante

“Este es un paso muy importante. Creo que es un paso adelante que el Papa está dando en esta área al instar a las diferentes partes del mundo, a las diferentes culturas a arraigar la `ministerialidad’ en sus propios contextos sociales, culturales y eclesiales. Esto significa que, según las necesidades de la Iglesia en los diferentes territorios y culturas, hay que saber escrutar el tiempo y las necesidades de esas Iglesias y suscitar nuevos ministerios precisamente al servicio de la diversidad”.

“Recordemos siempre que los dos principios fundamentales de la Iglesia son la unidad y la diversidad. Y es precisamente en la diversidad donde encontramos el poder y la creatividad del Espíritu Santo. Si todos somos iguales en virtud del Bautismo, es el mismo Espíritu el que da lugar a la diversidad, incluso la diversidad ministerial, para el servicio de la Iglesia encarnada en cada continente, en cada lugar y en cada cultura, según las necesidades de esas comunidades eclesiales”

A la pregunta de qué tienen que ver con este tema la presencia y la acción del Espíritu Santo en la Iglesia, Monseñor Fabene afirmó que “son fundamentales, porque la ‘ministerialidad’ no es un hecho sociológico o empírico, sino que proviene de los carismas que el Espíritu da a cada bautizado en la comunidad eclesial. El Concilio Vaticano II habla claramente de esta riqueza carismática y ministerial. Podríamos decir que el ministerio es el carisma puesto en acción. Por eso es necesario el discernimiento de los pastores que deben saber escrutar y captar el carisma de los laicos para luego instituirlo en un ministerio de servicio a sus comunidades”.

Un pueblo rico en esa diversidad que es el don del Espíritu

“Es el Espíritu quien da abundantemente a la Iglesia carismas, ministerios y servicios precisamente para construir el Cuerpo de Cristo. Este último no es una masa uniforme sino un pueblo rico, evidentemente, en esa diversidad que es el don del Espíritu”

Todos nosotros somos partícipes del sacerdocio de Cristo

Por otra parte, Monseñor Fabene explicó que “todos los bautizados participamos del sacerdocio de Cristo: el llamado ’sacerdocio común’. Luego está el sacerdocio ministerial que reciben los que son llamados en la Iglesia a este ministerio específico y que participan, precisamente, en el ministerio de ‘Cristo sacerdote cabeza’ y actúan en la persona misma del Señor. Pero todos nosotros somos partícipes del sacerdocio de Cristo, y los laicos actúan en la Iglesia justamente porque están injertados en el sacerdocio de Cristo, que es el sacerdocio bautismal”.

En toda comunidad hay una riqueza carismática

Por último le hemos preguntado al Subsecretario del Sínodo de los Obispos qué quiere decir la expresión “Sinfonía de Ministerios” que da título a su libro. A lo que respondió: “Quería referirme a la ‘pluriformidad’ que existe en la Iglesia por obra del Espíritu Santo y al mismo tiempo a su unidad. Como dije antes, los pilares fundamentales de la Iglesia son la unidad, la comunión y la diversidad ministerial, que no es uniformidad, sino una ‘Iglesia pluriforme’ que manifiesta la riqueza que el Espíritu Santo da a todo el pueblo de Dios”.

“En este sentido espero que este libro sea una propuesta, una ayuda, precisamente para que los pastores puedan sacar a relucir esta riqueza carismática que hay en cada comunidad”