El turismo religioso es también un motivo para renovar nuestra fe

Recorrer lugares históricos, conocer templos, santuarios, monasterios, arquitecturas religiosas y tradiciones cargadas de fe fueron algunas de las actividades que entraron en paréntesis en los viajes de turistas nacionales e internacionales, a consecuencia de la emergencia sanitaria provocada por la Covid-19 y sus variantes.

Sin embargo, las restricciones, de manera progresiva, se vienen liberando y con ello el retomar el turismo religioso.  Una modalidad de viaje para fortalecer la fe de los creyentes de diferentes confesiones religiosas y también responder a la curiosidad de personas que son atraídas por lugares sagrados.

Este tipo de viajes se realizan para purificar la fe, fortalecer los conocimientos que se reciben en la catequesis y encontrar la paz interna. Así distinguimos tipos de turismo religioso como las peregrinaciones – por lo general lo guían sacerdotes o laicos consagrados – y las visitas a lugares religiosos y culturales, esta última incluida en paquetes turísticos.

Para todo devoto hay visitas obligadas en sus paseos turísticos como conocer las catedrales de las principales plazas de armas de las provincias, en las que se aprecian sus construcciones e historia, pero también participar de las celebraciones eucarísticas al iniciar o finalizar el circuito turístico del día.

Perú es un destino de turismo religioso para peregrinaciones y festividades a lo largo del año como la devoción al Señor de Ayabaca en Piura, a la Virgen de la Puerta en Trujillo, al Señor de los Milagros en Lima, a la Virgen de Chapi en Arequipa, a la Cruz de Motupe en Lambayeque, a la Virgen de la Candelaria en Puno, por mencionar algunos.

Una vez más Dios se manifiesta en todas partes, incluso en los paseos turísticos, un divino viaje para disfrutar con la presencia de Dios.