El Secretario General de la ONU, Antonio Guterrez,  manifestó que estamos al borde del precipicio referiendose al la  situación ecológica. El Papa Francisco advirtió sobre este problema con su encíclica Laudate Si´ (2016).

“Las predicaciones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e ironía. A las próximas generaciones podríamos dejarles demasiado escombros, desiertos y suciedad. El ritmo de consumo, de desperdicio y de alteración del medio ambiente ha superado las posibilidades del planeta, de tal manera, que el estilo de vida actual, por ser insostenible, sólo puede terminar en catástrofes, como de hecho ya está ocurriendo en varias regiones (Laudato SI´, 161).

  1. La Comprobación científica.

La encíclica menciona la contaminación por inhalación de elevados niveles de humo, por el transporte, la industria, los depósitos de sustancias que contribuyen a la acidificación del suelo y del agua, a los fertilizantes, insecticidas, fungicidas, controladoras de malezas y agrotóxicos en general. El sistema industrial, a lo final del ciclo de producción y consumo, no ha desarrollado la capacidad de absolver y reutilizar residuos y desechos.

El agua potable y limpia representa una cuestión de primera importancia, porque es indispensable para la vida humana y para sustentar los ecosistemas terrestres y acuáticos. La previsión de agua permaneció  relativamente constante durante mucho tiempo, pero ahora en muchos lugares la demanda supera la oferta sostenible, con graves consecuencias a corto y largo plazo.

Los océanos no sólo contienen la mayor parte del agua del planeta, sino también la mayor parte de la vasta variedad de seres vivientes, muchos de ellos todavía desconocidos para nosotros y amenazados por diversas causas. Están especialmente amenazados organismos marinos que no tienen en cuenta, como ciertas formas de plancton que constituyen un componente muy importante en la cadena alimentaria marina, y de los cuales dependen, en definitiva, especies que utilizamos para alimentarnos. Adentrándonos en los mares tropicales y subtropicales, encontramos las barreras de corral, que equivalen a las grandes selvas de la tierra, porque hospedan aproximadamente un millón de especies, incluyendo peces, cangrejos, moluscos, esponjas, algas, etc. Muchas de las barreras de coral del mundo hoy ya son estériles o están en un continuo estado de declinación:” ¿Quién está llenando el mar con plásticos y ha convertido el maravilloso mundo marino en cementerios subacuáticos despojados de vida y de color?

Los recursos de la tierra también están siendo depredados, las selvas, bosques, miles de especies vegetales y animales y la innumerable variedad de microorganismos.

El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social.

Hay un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático. Numerosos estudios científicos señalan que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (anhídrido carbónico, metano, óxidos de nitrógeno y otros) emitidos sobretodo a causa de la actividad humana, especialmente por el patrón de desarrollo basado en el uso de combustibles fósiles.   Al concentrarse en la atmósfera, impiden que el calor de los rayos solares reflejados por la tierra se disperse en el espacio.

Muchos estudios científicos demuestran que la actividad humana es la principal responsable del calentamiento.

Nuestra cultura tecnócrata no invita a una meditación sobre este misterio que nos invita a una meditación sobre el verdadero sentido de nuestra vida. Ahora lo que interesa es extraer todo lo posible de las cosas por la imposición de la mano humana, que tiende a ignorar u olvida la realidad misma de lo que tiene delante. No abre nuestra mente y corazón para poder aceptar el sentido del amor transcendental que debe guiar nuestra relación con los demás y con la tierra. 

2. Una nueva visión de la relación de Dios con el hombre y la pacha mama.

Desde inicio del mundo, pero de modo particular a partir de la encarnación, el misterio de Cristo opera de manera oculta en el conjunto de la realidad natural, sin por ello afectar su autonomía y responsabilidad. “Dios quiso que en él residiera toda la Plenitud. Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre y la cruz” (Col 1,19-20).

Para la comprensión cristiana de la realidad, el destino de toda creación pasa por el misterio de Cristo, que está presente desde el origen de todas las cosas: “Todo fue creado por él y para él” (Col.1,16). El prólogo del Evangelio de Juan (1,1-18) muestra la actividad creadora de Cristo como Palabra divina. Pero este prólogo sorprende por su afirmación de que esta Palabra se hizo carne (Jn ,1 14). Una persona de la Trinidad se insertó en el cosmos creado, corriendo su suerte con él hasta la cruz. Jesús vivía en armonía plena con la creación, y los demás se asombraban: “¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?” (Mt, 8,27). Refiriéndose a sí mismo expresaba: “Vino el hijo del hombre, que come y bebe, y dicen que es un comilón y borracho” (Mt11,19).

En los párrafos 99-100 se hace referencia a Cristo como fin de la creación citando a Joannes,1.1-18 y Colosenses, 1,15-20 pero según el teólogo Johan de Tavernier San Pablo entiende estos dos relatos de la creación a la luz de Cristo: ICorintios,15,45-49: “Está escrito que el primer Adán era hombre dotado de aliento y vida; el último Adán, en cambio, viene con espíritu y da vida”. Cristo era obediente a Dios y Adán desobediente (Romanos 5,19). San Pablo entendía el reino mesiánico del señor resucitado como el cumplimiento del universo como está descrito en Genesis1, 16-28. El reino de Cristo significa que Cristo da vida al mundo y vence la muerte.

El himno de Cristo se debe entender como don y sacrificio: “Tengan unos con otros los mismos sentimientos que estuvieron en Cristo Jesús: “Él compartía la naturaleza divina, y no consideraba indebida la igualdad con Dios, sin embargo, se redujo a nada, tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres. Y encontrándose en la condición humana, se rebajó a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de la cruz. Por eso Dios lo engrandeció y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se dobla toda rodilla en los cielos, en la tierra y entre los muertos, y toda lengua proclama que Cristo Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre. Darse significa ejercicio responsable del dominio del mundo que es sobre todo contemplativo” (Filipenses2,6-11).

En la biblia Dios es Creador y Salvador. Se puede romper tres relaciones: Dios, el prójimo y la tierra.  Se pueden romper por temeridad o soberbia. No podemos dominar el mundo de una manera arbitraria (Genesis, 2,15). Falta la meditación sobre el amor revelado de Dios para con el hombre.  La conversión ecológica es el reconocimiento de la santidad de la creación que el hombre debe respetar. La naturaleza suele entenderse como un sistema que se analiza, comprende y gestiona, pero la creación sola puede ser entendida como un don que surge de la mano abierta del Padre de todos, como una realidad iluminada por el amor que nos convoca a una comunión universal.   

3. La ética cristiana es otro estilo de vida.

Francisco quiere proponer a los cristianos algunas líneas de espiritualidad ecológica que nacen de las convicciones de nuestra fe, porque lo que el evangelio nos enseña tiene consecuencias en nuestra forma de pensar, sentir y vivir.

Por primera vez la Iglesia menciona la unión de la ciencia con la tecnología que da un poder sobre el mundo que tiende a instrumentalizar la naturaleza. La sociedad tecnócrata es dominante. El hombre moderno ha perdido la noción de las relaciones correctas entre los seres humanos o de los seres humanos con el ambiente material.

No se trata de reemplazar el programa tecnológico por otro programa ecológico. Se trata del comportamiento moral, una búsqueda del bien. La encíclica considera que se puede salvar la vida de la tierra por un cambio de vida. Sólo a partir del cultivo de sólidas virtudes es posible la donación de sí en un compromiso ecológico. Por este motivo el Papa insiste en la ética de las virtudes en la cual todos los valores del amor, de la justicia etc. salvaguardan a los hombres del pragmatismo materialista e individualista.

Se trata de lograr un nuevo estilo de vida. La gran responsabilidad es de los líderes miundiales políticos y económicos  pero la educación en la responsabilidad ambiental con pequeñas cosas cotidianas puede tener una incidencia en el cuidado del ambiente como por ejemplo evitar el uso de material plástico y papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos, tratar con cuidado a los demás seres vivos, apagar las luces innecesarias etc. En la familia se cultivan los primeros hábitos de amor y cuidado de la vida, como por ejemplo el uso correcto de las cosas, el orden y la limpieza, el respeto al ecosistema local y la protección de todos los seres creados. En la familia se aprende a pedir permiso sin avasallar, a decir “gracias” como expresión de una sentida valoración de las cosas que recibimos, a dominar la agresividad o la voracidad, y a pedir perdón cuando hacemos algún daño. La vida se fortalece por la gracia y el sacrificio.