Hace 25 años, la invitación de Juan Pablo II a la reconciliación

El Romano Pontífice realizó una gira en el mes de febrero de 1996 que lo llevó a Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Venezuela. Las tres primeras naciones vivían crisis marcadas por la pobreza, la injusticia social y las dificultades políticas, realidades que harían más difícil la transición hacia la democracia.

Llegada a El Salvador: “La paz esté con ustedes”

Juan Pablo II comenzó su discurso, pronunciado en el aeropuerto de Ilopango, San Salvador, pocos minutos después de su llegada y de haber besado la tierra salvadoreña diciendo: “Me llena de gozo poder encontrarme nuevamente en esta hermosa tierra que lleva el nombre del Divino Salvador. Doy gracias a Dios por haberme concedido la feliz oportunidad de volver, después de 13 años, a esta querida Nación del Istmo Centroamericano. Vengo como Sucesor del apóstol Pedro para confirmaros en la fe, fortaleceros en la esperanza y animaros en la caridad”

El Pontífice también recordó los efectos de la guerra en la población e hizo memoria de su llamado al diálogo sincero: “Cuando os visité la primera vez fui testigo del sufrimiento de un pueblo desgarrado por el dolor de una guerra fratricida que sembraba muerte, violencia, divisiones, rencores, viudez y orfandad. Por ello, invité a recorrer el camino del diálogo sincero y constructivo. En estos años he seguido con interés la marcha de las negociaciones, que han tenido su culminación en los históricos Acuerdos de Chapultepec, en México, el 16 de enero de 1992”.

El Papa confirmó el trabajo de los Obispos de El Salvador en el terreno de “la reconciliación nacional y hacer que llegue a cada una de vuestras ciudades, pueblos, cantones y aldeas el saludo del Señor Resucitado: «La paz esté con vosotros».

Al mismo tiempo expresó sus deseos de que la sociedad salvadoreña “probada por tantas formas de violencia en el pasado, encuentre el clima sereno para avanzar por las sendas del progreso y del bienestar, y que los niños y los jóvenes, que han crecido en los últimos años bajo un clima de miedo y temor, puedan disfrutar de un futuro de auténtica paz”.

Al encuentro del pueblo de Dios

Del aeropuerto se dirigió al centro de la capital para encontrar a los fieles, cerca de medio millón, muchos, agentes de pastoral, que se habían reunido en las cercanías de Metrocentro. El Papa les expresó su alegría por encontrarlos y citando el discurso de las Bienaventuranzas del evangelista Mateo afirmó: “Lo hemos oído: son los pobres de espíritu, los que lloran, los sufridos, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz y aquellos que sufren persecución por causa de la justicia”.

Durante la homilía se dirigió a los jóvenes a quienes dijo: “Representáis la pastoral juvenil de las parroquias y de los colegios. Vuestra presencia esta tarde es como un canto a la vida y a la esperanza para la patria salvadoreña, empeñada en buscar nuevos caminos de fraternidad y de paz en la justicia y en la solidaridad cristiana.”

Juan Pablo II visitó a las autoridades, y se despidió del país hacia las 8 de la noche, cuando partió rumbo a Guatemala. Invitó a los salvadoreños a construir una patria reconciliada en “la justicia y el amor”, apoyándose en María, Reina de la Paz.