No debemos descuidar las primeras enseñanzas que dio Jesús a sus apóstoles para poder servir bien al Reino y de una manera eficaz.

Ante todo debemos buscar siempre la gloria de Dios y no los aplausos de los hombres.

  • El profeta Amós

Fue enviado al reino de Israel, el reino del norte, donde se multiplicaron los dioses falsos e hicieron también un templo a un dios falso.

Él en su humildad enseña que no es un profeta muy reconocido sino un simple pastor a quien Dios ha llamado como una excepción para orientar a todos los que han perdido el horizonte.

Encuentra la oposición del rey y de los sacerdotes que lo insultan y desprecian.

  • Salmo 84

Pide a Dios que muestre su misericordia en tiempo de desorientación.

Será bueno que repitamos mucho este mismo contenido y pensemos que Dios quiere darnos la misericordia que tanto necesitamos:

“Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos. La salvación está cerca de sus fieles y la gloria habita en nuestra tierra”.

Y ahora se muestra su misericordia y fidelidad, juntándose con la justicia y la paz, hermosas virtudes que encierran la vida que desea el que busca a Dios.

  • San Pablo

El apóstol, en su carta a los efesios, advierte la importancia y grandeza de Jesús para que continuamente lo glorifiquemos.

Que en este domingo meditemos en esa grandeza del Maestro. Aunque no la podamos entender la vivimos en la fe que es la base de todo cimiento espiritual.

“Dios nuestro Creador y Padre de nuestro Señor Jesucristo”, el cual es grande porque posee toda la grandeza de Dios. Él es nuestro Redentor, su sangre es nuestra fortaleza y nuestra paz, porque ha realizado libremente todo el plan de salvación que había proyectado la Santísima Trinidad.

Gracias a la santa Divinidad y al mismo Jesucristo se realizó la redención. En esta obra de redención han actuado las tres Divinas Personas y han intervenido directamente el Hijo y el Espíritu Santo.

Que sea hoy un día de acción de gracias.

  • Verso aleluyático

Pedimos al Padre que ilumine los ojos de nuestro corazón para poder entender la profundidad de la esperanza a que nos llama en la eternidad feliz.

  • Evangelio

Nos muestra a Jesús ofreciendo a los apóstoles sus propios poderes para que se entrenen en la misma misión que les va a confiar.

Entre otras cosas pide:

+ Que vayan de dos en dos para fortalecerse unos y otros al mismo tiempo que dan fortaleza para dar, con potestad, el dominio sobre los posesos y las enfermedades del cuerpo que encuentren.

+ Deben ir sin dinero y desprendiéndose de todo.

+ Si en algún lugar no los acogen, deben ir a otro y desprenderse hasta del polvo del camino que lleven en los zapatos.

Se trata, pues, de un apostolado distinto y desprendido totalmente en el orden del crecimiento espiritual.

José Ignacio Alemany Grau, obispo