Perú Católico comparte la reflexión de Monseñor José Ignacio Alemany. En este domingo la liturgia quiere invitarnos a la alegría cristiana y a la motivación más fuerte Dios con nosotros y nosotros con Dios.

Es San Pablo el que nos lo repetirá en la antífona de entrada:

“Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres”.

Un domingo para examinar si tenemos la alegría verdadera en nuestra vida y si sabemos comunicarla.

La motivación más fuerte debe ser nuestra cercanía con Dios.

  • Isaías

La preciosa profecía mesiánica de hoy refleja el regreso de Israel a Sión donde encontrará el gozo exuberante, manifestado en los cantos y la cercanía del Señor con su pueblo: “He aquí vuestro Dios… Viene en persona y os salvará”.

Todo esto se reflejará en multitud de prodigios a los que aludirá Jesús en el Evangelio de hoy:

“Se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán; saltará el cojo como un ciervo y cantará la lengua del mudo. Volverán los rescatados del Señor, vendrán a Sión con cantos”.

Y como un resumen de todo esta bella expresión: “encabeza alegría perpetua, siguiéndolos gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán”.

  • Salmo 145

Nos muestra a Dios fiel por encima de todo. Él “hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos, liberta a los cautivos. Abre los ojos al ciego”.

Toda una maravilla que hace eco al párrafo bíblico de Isaías que meditamos.

Hemos de tener en cuenta que para la Iglesia todas estas Escrituras son proféticas con relación al Mesías y nos quieren hacer pensar en la fecundidad de la venida del Verbo de Dios en carne mortal hasta nosotros.

  • Santiago

Como siempre nos da una serie de consejos muy prácticos que podríamos concretar en estos puntos:

+ Tener paciencia hasta que venga el Señor a pesar de las dificultades que encontramos en este mundo.

+ Para invitarnos a ello nos pone el ejemplo del campesino paciente que expone su semilla esperando que pueda fructificar.

+ Del mismo modo debemos esperar nosotros con paciencia la venida del Señor “que está cerca”.

Este es uno de los temas fundamentales de este domingo: la cercanía de Dios.

+ Nos pide también el apóstol que no andemos quejándonos unos de otros, dada la importancia de la caridad porque el Juez, el Señor, está a las puertas.

+ Y el último ejemplo de paciencia es el de los profetas que hablaban en nombre de Dios a pesar de que no conocían el tiempo en que se cumplirían sus profecías.

  • Verso aleluyático

Es un texto muy querido, que Jesús hizo suyo en la sinagoga de Nazaret:

“El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres”.

  • Evangelio

Tiene dos partes muy claras. En la primera Juan Bautista envía a unos amigos para que pregunten a Jesús si Él es el enviado de Dios o hay que seguir esperando.

La respuesta del Señor fue muy simple. Aludiendo a lo que todos veían, les explica cómo se cumplen las profecías, entre ellas las que hoy hemos meditado en Isaías:

“Los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios…”

No hay como el testimonio de vida para convencer de la verdad que trae el apóstol.

La segunda parte es el testimonio que Jesús da cerca de Juan ante la multitud:

Alaba su valentía, su sacrificio y mortificación y da el testimonio bíblico importante diciendo que Juan es su propio precursor, citando el Éxodo 23,20:

“Voy a enviarte un ángel por delante, para que te cuide en el camino y te lleve al lugar que he preparado”.

O citando al profeta Malaquías (3,1):

“Voy a enviar a mi mensajero para que prepare el camino ante mí”.

Jesús concluye con esta gran alabanza:

“No ha nacido de mujer uno más grande que Juan Bautista”.

Como conclusión de este domingo, será bueno profundizar si la cercanía de Dios nos produce gozo y esperanza.

José Ignacio Alemany Grau, obispo.