Una de las características de nuestro Dios es la fidelidad.Primero a sí mismo y después a sus criaturas.

Profundicemos un poco en el tema que hoy nos presenta la liturgia.

  • Zacarías

El libro de este profeta está dividido en dos partes que según los exegetas pertenecen a autores distintos.

El primero tiene muchos datos históricos y el segundo, al no tenerlos, no resulta fácil conocer de qué época es el autor.

Nuestro párrafo pertenece a la segunda parte del libro que comienza en el capítulo nueve.

Es un anuncio de alegría por la victoria de Dios en Jerusalén:

“Alégrate hija de Sión”.

La hija de Sión es la personificación de Jerusalén y en concreto “Sión” es la ciudadela de la gran ciudad.

Se trata del triunfo que Dios promete a su pueblo. Entre sus líneas los mismos evangelistas han descubierto la entrada triunfal y humilde de Jesús en Jerusalén:

“Mira a tu rey que viene a ti justo y victorioso; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica”.

Así entendemos cómo Dios ha salvado a su pueblo por medio de Jesucristo que llega con humildad a Jerusalén para entregar su vida.

  • Salmo 144

Es una invitación a bendecir y ensalzar a Dios, como gratitud por su bondad y misericordia:

“Bendeciré tu nombre, Dios mío mi rey…  día tras día te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás… Que todas tus criaturas te den gracias Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado”.

“El Señor es fiel a sus palabras”.

  • San Pablo

Explica que los bautizados no debemos vivir sujetos a la carne (al pecado) sino al Espíritu. La razón es clara y lo sabemos, pero muchas veces no lo pensamos: El Espíritu de Dios habita en nosotros.

Por eso nuestros pensamientos, acciones y nuestros mensajes deben buscar siempre que más personas conozcan el don del bautismo y la presencia del Espíritu Santo en nosotros.

También nos recuerda que si habita en nosotros el Espíritu de Jesús que lo resucitó a Él de entre los muertos, también en su momento, el Espíritu Santo resucitará nuestros cuerpos mortales.

Termina el apóstol recordándonos que no debemos olvidar que estamos en deuda con Dios y debemos dejarnos conducir por el Espíritu.

  • Verso aleluyático

Alaba al Señor por unas palabras que pertenecen al evangelio del día:

“Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has revelado los secretos del Reino a la gente sencilla”.

  • Evangelio

Quizá nunca hemos pensado que Dios tiene celos porque, al ver el daño que se hacen los hombres motivados por los celos, pensamos que es malo el tener celos de una persona.

En el Éxodo (34,14), sin embargo, encontramos estas palabras:

“El Señor se llama celoso y es un Dios celoso”.

La mejor explicación para este texto es el evangelio de hoy donde Jesús nos dice:

“Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.

Lo primero que está claro es la comunicación perfecta entre el Padre y el Hijo, se conocen, se aman y se descubren el uno al otro pero solo a quienes lo respetan y acogen.

Por eso el Padre descubre al Hijo y el Hijo al Padre, cuando lo creen oportuno.

Jesús por su parte aclara:

No son los sabios y los creídos los que se enteran de quién es Dios, sino los sencillos y abiertos con humildad a su Creador.

Finalmente Jesús nos invita a descansar en Él que, por ser Dios y hombre verdadero, está cerca de nosotros y puede hacerlo.

Finalmente, Jesús termina con esta invitación:

“Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontraréis vuestro descanso”.

José Ignacio Alemany Grau, obispo