FOTOS HISTÓRICAS: La verdadera historia de ‘El Señor de los Milagros’ que remece el mundo

La historia de Lima está marcada por dos terremotos devastadores que ocurrieron en octubre (en 1687 y en 1746). Estos eventos fortalecieron la devoción al Cristo de los Temblores o Señor de los Milagros, cuya procesión en este mes atrae a una gran cantidad de fieles, convirtiéndola en una de las procesiones más concurridas de América.

Sin embargo, el origen de esta devoción se remonta al 13 de noviembre de 1655, cuando un terrible terremoto afectó la ciudad, destruyendo edificios y causando numerosas muertes. Curiosamente, en Pachacamilla, un muro de adobe con una imagen de Cristo permaneció intacto. Años después, un vecino experimentó mejoría de sus problemas de salud después de orar ante este mural, lo que llevó a considerar la imagen como milagrosa. Sin embargo, las reuniones de devotos no contaban con la aprobación de las autoridades eclesiásticas y la imagen fue borrada en un intento de poner fin a estas prácticas. Varios intentos de borrar la imagen fracasaron debido a extrañas circunstancias. Finalmente, a raíz del terremoto de 1687, que devastó Lima pero no dañó la pared con la pintura, se inició oficialmente la devoción al Cristo de los Milagros como protector contra los terremotos.

En 1746, otro terremoto destruyó casi por completo Lima, y los sobrevivientes invocaron la protección del Cristo de los Milagros. Desde entonces, el 28 de octubre se ha convertido en el día principal de devoción, con una multitudinaria procesión.

Más tarde, influenciada por Micaela Villegas “La Perricholi”, devota del Señor de los Milagros, el Virrey Manuel Amat y Juniet ordenó la construcción de un templo en lugar de la antigua ermita. El templo fue inaugurado en 1771.

Hoy en día, Lima se viste de morado y oro durante el mes de octubre, y la procesión del Cristo de los Milagros sigue siendo una tradición arraigada en la ciudad. Además, se menciona que el tradicional turrón de doña Pepa fue inventado por una esclava liberta llamada Josefa Marmadillo, quien se curó de la parálisis gracias a la intervención del Cristo.