Estamos,hoy en día, en una misma situación donde predomina la materia. Una sociedad que tiene como único fundamento la economía cree que los valores no son necesarios y mantienen como única moral la tolerancia. Sin embargo, el concepto de tolerancia ha perdido su sentido tradicional de respeto a las ideas del otro y de búsqueda de la universalización de las virtudes morales humanas. Estamos en un mundo uniforme, donde se ve al otro no como un ser humano posible para un encuentro, una amistad, sino como un objeto de consumo y otras instrumentalizaciones. Las iglesias, las familias, la comuna y la nación perdieron poder. La neutralidad favorece el sistema actual. El concepto básico es la competitividad. Se necesita un profesional neutro-competitivo al servicio exclusivo del sistema. Muchas universidades limitan un plan exclusivo de estudios bajo el criterio de la competitividad.La sociedad se siente menos regida por instituciones políticas fundadas en el derecho y la moral que por las exigencias de competitividad, planificación y publicidad.

La visión exclusiva materialista, apoyada por las ideologías del liberalismo y del socialismo, crearon la sociedad tecnócrata y la descristianizada. Surge la sociedad solo preocupada por la producción y el consumo. El dinero es el valor supremo. De allá se comprende la crisis de los valores morales o virtudes que antes regulaban las relaciones entre las personas. Una conciencia sin ética se olvida de los valores, inclusive de los derechos humanos. ¿Qué vemos a nivel mundial? La trata de personas es el negocio más lucrativo en el mundo (10.000 mujeres desaparecen al año, la mayoría menores de edad, en el Perú), el narcotráfico sigue creciendo (aumento de veinte por ciento de uso de drogas en los colegios), pérdida de autoridad y desinterés de los padres frenen a sus hijos, violación de menores de edad, la amenaza del fin de la humanidad por el cambio climático y un mar llena de plásticos, extorciones, feminicidios, buylling en los centros educativos, fracaso creciente de los matrimonios, siguen las guerras, poderes económicos mundiales que escapan al control de casi todos los gobiernos, paraísos fiscales, fanatismo religioso. El mal uso de la ciencia y la tecnología deshumanizan al ser humano.

Los nuevos ateos se creen los dueños de la razón, líderes de la izquierda y de la derecha, pero no la usan para promover el amor y la paz, sino para manipular los deseos y las ilusiones de la industria del entretenimiento muchas veces vulgar. La cultura de la imagen y de la distracción proporciona una satisfacción artificial, hay que sentirse bien, pero elimina la reflexión y la auto-critica. Son las mentiras de las bellezas emocionales. Los nuevos ateos se molestan con las religiones que indican que los deseos del hombre también son espirituales. Sin embargo, la manipulación material de los deseos no puedo lograr una satisfacción porque no tiene objeto. Se crea un ambiente cultural de angustias que sofoca la toma de conciencia del hombre sobre su verdadero deseo. Se confunde conocimiento con conciencia. El mundo solo cambiará hacia el bien cuando el espíritu predomina sobre la materia. Cada actividad científica, tecnológica y económica tiene un aspecto ético.

El pueblo buscaba a Jesús y “al encontrarlo en la otra orilla del lago le preguntaron: Maestro, ¿cuándo has venido aquí? Jesús les contestó: En verdad les digo: Ustedes me buscan, no porque han visto signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen no por el alimento de un día, sino por el alimento que permanece y da vida eterna. Este se lo dará el hijo del hombre; el ha sido marcado con el sello del Padre”. Ellos preguntaron: ¿Cómo podremos ocuparnos en los trabajos que Dios quiere? Respondió Jesús: Este es el trabajo que Dios quiere: que creáis en el que él ha enviado (Juan, 6, 26-27).