Política y religión ¿Compatibles?

A raíz de las elecciones de los EEUU para la presidencia entre Trump (un cristiano conservador) y Biden (Un liberal), surge una pregunta; ¿un Cristiano se  debe meter en política? Muchos dirán que no, que no es compatible. Pero la respuesta siempre será un rotundo “Sí”. Y es que a lo largo de estos años el diablo ha ido trabajando de modo silencioso escalando poco a poco en la consciencia de los hombres, hasta hacernos aceptar con normalidad lo que en años anteriores hubiera sido un escándalo.

La homosexualidad se  ve con normalidad en los medios de comunicación, el aborto no solo es aceptado sino también promovido, la ideología de género se está impartiendo en las escuelas, la pornografía convive con nosotros, nuestra fe está siendo atacada desde todo sitio (haré mención del documental donde maliciosamente se manipula unas declaraciones del Papa Francisco en donde acepta la unión civil y la promueve) y si seguimos habrá un largo etcétera.

Necesitamos gente con valores que le hagan frente a esta amenaza para la vida, la familia y la libertad religiosa. Es ahora donde se necesitan hombres de acción (sin olvidar la oración), Cristianos convencidos, preparados, valientes que se atrevan a entrar en política y quieran a través de los puestos de gobierno legislar a favor de los valores cristianos. Luchar contra los lobbies extranjeros que intentan destruir a la Iglesia Católica y la verdad están muy avanzados en su propósito.

A lo largo del Antiguo Testamento fue Dios Padre quien ponía a la cabeza de su pueblo hombres justos para su gobierno, podríamos citar a David (1Sam 26) o Salomón (1 Rey 1) como reyes. Por lo que no nos ha de ser ajena esta figura, hombres ungidos por Dios para el gobierno del pueblo. Si en algún momento nos vendieron la idea de que la religión y la política no se mezclan fue solamente para que el diablo gobierne nuestras naciones. Ahora que estamos avisados y si no queremos que nuestros hijos sean perseguidos por sus creencias, cosa que ya se ve en medio oriente y en Europa, debemos involucrarnos más en la vida política de nuestro país.

Por José Andrés Alvarado Morveli