Las ideologías interpretan la libertad como negativa, pero en el sentido de que cada individuo decide sobre su propia vida privada. El gobierno no puede definir lo que es el bien e imponerlo sino solo evitar el mal. El gobierno solo interviene judicialmente para que la libertad de uno no hace daño a la libertad de otro. Sin embargo, hay muchos vicios que no están en la ley como el egoismo, la mentira, el odio, la envidia, drogarse etc. Estos vicios son causa no solo de los problemas en las familias, amistades y centros de trabajo sino influyen tambien en las decicones políticas, económicas y financieras a nivel nacional e internacional. La política de neutralidad de los gobiernos no busca la mejor manera de vivir.

El relativismo de la posmodernidad promovido por Nietzsche trajo las filosofías del escepticismo. Hablar de verdades o de valores es quedarse ridículos. Las virtudes pertenecen a la hipocresía del clero y de las monjas. Las virtudes son hipocresía. En el mundo intelectual existe un temor de hablar sobre valores o virtudes. Las ideologías han logrado llevar las mentes de los seres humanos hacia sus intereses materiales de más dinero, más distracción y mas seguridad del empleo. 

Las ideologías siempre dejan al margen la esfera familiar y la educación de los hijos. El filósofo alemán Axel Honeth afirma que no se puede poner en duda el significado político-familiar de la familia, puesto que las condiciones psíquicas para todas las actividades privadas o nacionales que el individuo debe tener, se crean dentro de familias confiables. Axel Honeth exige que el gobierno debe preocuparse de la estabilidad laboral y de un tiempo abundante para poder interactuar con los hijos. La filósofa americana Martha Nussbaum afirma que la educación da una simpatía políticamente apropiada que desalienta miedo, envidia, odio racial, asco, vergüenza, codicia y competitividad. La Iglesia insiste en la importancia de la familia como el fundamento de la sociedad porque los hijos reciben una educación en valores que inhiben las influencias negativas de los vicios como egoísmo, envidia, robo, mentira, ofensas, libertinaje, gritos, codicia, fornicación, crueldad, apatía, arrogancia, fake news, adicción a playstation etc. y reciben un comportamiento de dignidad que respeta los derechos humanos.

El filósofo francés Luc Ferry comprueba que, gracias a la deconstrucción de la razón realizada por Nietzsche, hemos descubierto el sentido del amor y de la familia que transciende a las grandes conquistas de la Modernidad que son la razón, los derechos, la nación (la derecha) y la revolución (la izquierda). El amor es la búsqueda del bien y hacer el bien.

El amor se manifiesta en la vida privada, pero significará también un cambio en la vida política y debe llevarnos a entender la política de una manera diferente. El amor se inicia primeramente en el matrimonio y se prolonga por una refracción en el plano, público y político. El fundamento de la política para buscar el bien común ya no es la nación o la revolución sino el futuro de los jóvenes. ¿Qué mundo vamos a dejar a los que amamos, a nuestros hijos, en general, a todos los que vienen? Por primera vez no se exige sacrificios mortales masivos para la nación o para la revolución. El amor pide solamente sacrificios por las generaciones futuras. La perfección del hombre consiste también en una experiencia de relaciones de generosidad y lealtad.

El sociólogo Ralf Dahrendorf señala que los nuevos conflictos serán más de carácter moral que económico. Se centrarán más en los valores que dan cohesión a las sociedades, más que en la prosperidad. De esta manera se entiende que los gobiernos tienen una gran responsabilidad de apoyo a las familias. El nuevo humanismo del amor amplía el humanismo de la razón y de los derechos de la modernidad para ir más allá de los intereses privados o del partido para conocer y amar a todos. Una relación en base de la razón exclusiva termina en conflicto.

Se descubre la importancia del amor que el cristianismo ha introducido en la historia. El termino “corazón” en la Biblia entiende inseparable el amor con el conocimiento. Benedicto XVI lo formula de esta manera: “Un amor rico en inteligencia y una inteligencia llena de amor”.

Por P. Johan Leuridan Huys