Vivir el “Adviento y Navidad” en familia

¿Qué viene a ser el Año Litúrgico? El Año Litúrgico es el período cíclico de aproximadamente un año en donde celebramos la historia de nuestra “salvación” hecha por Jesucristo, y del Misterio de su Vida, Pasión, Muerte y Resurrección hasta su última venida (PARUSÍA). Así también, celebramos las fiestas propias de la Virgen María y de los Santos. El Año Litúrgico celebra diferentes tiempos y solemnidades de la Iglesia Católica en donde se tienen cuatro “Tiempos Fuertes” a saber: Adviento, Navidad, Cuaresma (Tiempo Pascual) y la Pascua. Asimismo consta de dos ciclos para el Tiempo Ordinario.

¿Qué es el Tiempo de Adviento?

Es un período aproximado de cuatro semanas antes de la Navidad, en el que los cristianos se preparan para celebrar la venida de Jesús. “Adviento” significa venida o llegada. Se celebra con una mirada puesta en la triple venida de Jesús, según indicaba San Bernardo: “Jesús vino” (nacido de la Virgen María), “viene” (hoy, en los signos de los tiempos), y “vendrá” (con gloria, al final de la historia).

“El Adviento es un tiempo de alegre espera”: la espera de la llegada del Señor. Por eso los cristianos escuchan en los textos y cantos palabras alusivas a la venida del Señor, en especial las profecías de Isaías. Las grandes figuras que la liturgia presenta en este período son el profeta Isaías, San Juan Bautista, y la Virgen María. Las fechas del Adviento se fijan en torno a las fechas que lo prepara, esto es, el de la Navidad. Siempre cuenta con cuatro domingos, aunque las semanas no sean completas.

¿Cómo celebrar el Tiempo de Adviento y Navidad en familia?

El Tiempo de Adviento y Navidad es una magnífica oportunidad para reunir a toda la familia en su conjunto “alrededor de la mesa”; niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, así como, de familiares y amigos, para realizar el rezo de la Corona de Adviento y del Belén (ideado por San Francisco de Asís) que es una bella y bonita tradición que se realiza durante los cuatro domingos previos a la Navidad y en el día de Navidad.

La “Corona de Adviento” consta de una corona navideña de ramas de pino o abeto en donde se colocarán 5 velas distribuidas alrededor de ella: 3 Moradas, 1 Rosada y 1 Blanca al centro de la corona, así como, de adornos de cintas rojas y pinos los cuales tienen un significado.

El padre o la madre de familia podrán dirigir esta celebración tomando como guía las diversas maneras como nos las proponen los diversos portales católicos tal como “Perú Católico”.

Se empezará con la bendición de la Corona de Adviento por parte del miembro mayor de la familia acogedora (las Parroquias e Iglesias bendicen en una Ceremonia Especial todas las Coronas que les presentan), para luego en cada una de las cuatro semanas seguir el esquema propuesto y en donde se encuentran incluidas las lecturas de los textos bíblicos alusivos a la venida del Niño Jesús, oraciones, reflexiones, el compartir de las reflexiones y de los cantos propios del Adviento. En Navidad se cantarán los Villancicos. Durante las semanas de esta celebración, se encenderán una a una cada una de las 4 velitas del Adviento (1era. morada, 2da. morada, 3era. rosada “el gozo” y la 4ta. morada), por parte del miembro más joven de la reunión (si es muy pequeño, con la ayuda de un adulto), para terminar en la Noche Buena con la Velita Blanca, signo del Nacimiento del Niño Dios.

En cada semana del Adviento se podrán entregar a cada uno de los participantes, “un propósito de pequeños cambios o mejoras en nuestras vidas”, y que deberán de realizarlo durante la semana, los mismos que se repartirán al azar mediante unos papelitos alusivos a cada propósito, como por ejemplo : hacer una obra de caridad a un prójimo; realizar una obra de misericordia a una persona necesitada; ayudar en los quehaceres del hogar; perdonar a una persona que nos haya ofendido; etc.

Luego de esta celebración en familia y amigos, podemos pasar a la mesa para disfrutar de un pequeño departir que pudiesen llevar y ofrecerlo para el “compartir familiar”, como podría ser, un panteón, bocaditos, galletitas, dulces, etc., acompañadas de una agradable tacita de chocolate caliente, dándole Gracias a Dios por todas estas bendiciones recibidas.

Familias, valoremos esta gracia y bendición de poder estar todos juntos y reunidos en familia en nuestros hogares, renovando nuestra fe y esperanza en Dios Nuestro Señor, orando con alegría y llenos de gozo por la pronta venida del Niño Jesús que volverá a nacer en nuestros corazones, así como, de disfrutar agradables momentos de fraternidad que nos harán tener recuerdos imborrables y que tanta falta nos hace por las situaciones acaecidas, recordándonos aquella frase por todos conocida:

“Familia que reza u ora unida,… permanece unida”.

Por Edith y Hugo