Empieza el Adviento. Es interesante fijarse en que los tres ciclos comienzan presentando el nuevo año con el mismo pensamiento con el que terminaron el anterior.

Lucas, que es nuestro compañero para el ciclo C, comienza incluso con parte del mismo capítulo con que terminó el año litúrgico.

Sin duda, quiere enseñarnos la liturgia que se trata de la misma verdad y del mismo Señor y que siempre debemos pensar que el Señor vendrá y que nadie sabrá cuándo será eso.

Es preciso estar preparados.

Estos domingos de adviento nos hablarán de las distintas venidas del Señor Jesús, especialmente la Navidad.

Debemos concluir que Dios viene siempre y que la salvación se hace de venidas y encuentros, hasta que llegue el definitivo:

Él viene en el bautismo, en la eucaristía, en cada pobre, en la comunidad que ora. En todo el que nos necesita se esconde Jesús… hasta que al fin lo veamos.

Pronto meditaremos en la primera venida de Jesús, la Navidad.

  • Jeremías

El profeta anuncia claramente que llegará el Salvador:

“Suscitaré a David un vástago legítimo que hará justicia y derecho en la tierra”.

Con el enviado de Dios llegará la paz y la tranquilidad por las que siempre suspiramos.

¡Paz y justicia!

Es el grito de los hombres y mujeres de todos los tiempos.

  • Salmo 24

Se trata de un largo salmo con veintidós versículos, en los que el salmista canta a Dios expresando su petición y su confianza. Es un salmo de uso litúrgico que empieza y termina de una manera similar:

“A ti, Señor, levanto mi alma. Dios mío, en ti confío. No quedaré yo defraudado… Los que esperan en ti no quedan defraudados”.

El salmo termina de esta manera:

“Salva, oh Dios a Israel, de todos sus peligros”.

El resto del salmo es una oración como la que nos presenta hoy la liturgia.

  • San Pablo

El apóstol invita a los tesalonicenses a llenarse “del amor mutuo y del amor a todos”, como han aprendido de él.

Refiriéndose al Señor que vendrá, dice que “cuando Jesús vuelva acompañado de todos los santos”, estén preparados, “santos e irreprensibles ante Dios”.

Esta es, posiblemente, la parte central de la enseñanza litúrgica de este primer domingo de adviento:

“El Señor vendrá. Estemos preparados y santos”.

¿Y cómo podemos prepararnos?

Siguiendo el ejemplo y las enseñanzas que pide Pablo a los tesalonicenses y que nosotros tenemos en las cartas del apóstol:

“Ya conocéis las instrucciones que os dimos en nombre del Señor Jesús”.

  • Verso aleluyático

Pedimos en él al Señor que nos muestre su misericordia y nos dé la salvación que necesitamos para cada día y, en especial, para este tiempo de adviento:

“Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación”.

  • Evangelio

Es parte del último capítulo que nos presentó San Lucas al despedirse del año anterior.

Lo importante es que se trata del mismo Señor que vino y vendrá; y del pedido que nos repite el evangelista:

“Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre”.

Esperemos a Dios con un corazón puro, que le agrade, y nos ayude a continuar en el camino del reino que vamos a meditar pronto con este adviento de Jesús en Belén.

José Ignacio Alemany Grau, obispo