Homilía del XII Domingo del Tiempo Ordinario: Lo importante es que Jesús está en la barca

Ha habido muchos momentos en la historia de la humanidad en los que se ha repetido: «La Iglesia hace agua».

Por otro lado, también hemos oído que son muchos los que repiten con alegría que «las puertas del infierno no prevalecerán contra ella».

¿Qué será de la Iglesia?

Todo depende de Jesús que la fundó y la mantiene.

  • Job

A las grandes preguntas de Job, Dios «le responde desde la tormenta». Dios le hace pensar en su poder y grandeza infinita que se manifiesta en la creación; y en el párrafo de hoy, en concreto, con bellos detalles, en la creación del mar y el dominio sobre el mismo:

«¿Quién cerró el mar con una puerta cuando salía impetuoso del seno materno, cuando le puse nubes por mantilla y nieblas por pañales, cuando le impuse un límite con puertas y cerrojos y le dije: “hasta aquí llegarás y no pasarás”?».

La respuesta es clara: solo Dios, su creador.

  • Salmo 106

Nos invita a dar gracias a Dios por su misericordia que hoy se nos presenta en unas naves que se sumergen en el peligroso mar:

«Se levantó un viento tormentoso que alzaba las olas a lo alto; subían al cielo, bajaban al abismo, y el estómago revuelto por el mareo».

En ese momento clamaron al Señor y Dios apaciguó la tormenta trocándola en una suave brisa.

La experiencia difícil terminó en alegría, con una gran bonanza que los llevó al ansiado puerto.

De ahí su gratitud: «Dad gracias al Señor».

  • San Pablo

La liturgia nos lleva del Dios del Antiguo Testamento a Jesús, Dios y hombre verdadero, por lo cual San Pablo afirma: «Nos apremia el amor de Cristo».

Esto debe conducirnos a la gratitud, ya que a Él le debemos la salvación porque ha muerto por todos «para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos».

Finalmente, el apóstol añade: «El que es de Cristo es una criatura nueva».

Tú, amigo, ¿eres de Cristo?

  • Verso aleluyático

Nos quiere recordar las palabras del Benedictus pronunciado por Zacarías: «Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo».

De esta manera, la liturgia nos lleva del Dios creador y magnífico del Antiguo Testamento a Jesucristo, que es el gran profeta que actuará entre los hombres.

  • Evangelio

Nos cuenta San Marcos que un buen día Jesús dijo a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla».

Comenzaron a navegar y muy pronto se levantó «un fuerte huracán y las olas rompían contra la barca».

Jesús dormía en la popa, sobre un almohadón. Muy asustados los discípulos le gritaron: «¡Maestro! ¿no te importa que nos hundamos?».

El Señor increpa al viento y al lago: «¡Silencio! ¡Cállate!».

Dos reacciones distintas. La primera es de Jesús que se extraña de que no tengan todavía confianza en Él, habiendo visto tantos milagros, y les dice: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?».

La segunda reacción la encontramos al final del párrafo del Evangelio: «El espanto que cundió entre los apóstoles que decían: pero ¿quién es este? Hasta el viento y las aguas le obedecen».

La suerte que tuvieron los apóstoles es que Jesús estaba en la barca. Dormido, ¡pero estaba!

Así, pues, cuando nos digan que la Iglesia «está haciendo agua», si realmente estamos en la Iglesia de Jesús, y con Él, no tengamos miedo. Cuando llegue el momento Él gritará y la paz más absoluta reinará en su Iglesia.

José Ignacio Alemany Grau, obispo