Abordamos la figura del maestro católico y destaca que su condición principal es ser católico, y que su labor como maestro es secundaria en comparación con su identidad como miembro de la Iglesia. Se enfatiza que el maestro católico debe buscar la santidad a través de la comunión con Dios y los sacramentos, especialmente la Santa Eucaristía.

Tres cualidades importantes para el maestro católico: santidad, sabiduría y bondad. Se destaca que Jesucristo es el único modelo perfecto de maestro, ya que él es sabio, santo y bueno. El texto concluye afirmando que, a pesar de las dificultades, el maestro católico puede cumplir su vocación y actuar como Jesús al contar con la gracia de Dios y poner esfuerzo personal.

También enfatizamos que el mundo de la enseñanza es exigente y desafiante, pero al tener la capacidad de actuar como Jesús, el maestro católico puede marcar la diferencia. Se menciona que la educación debe tener un sentido trascendente y que no se limite a criterios mundanos, sino que debe apuntar a la vida eterna. Se destaca que una educación que no sirve para la vida eterna no tiene verdadero valor. En resumen, se presenta al maestro católico como alguien que busca la santidad y sigue el ejemplo de Jesús, y que a través de su labor educativa, puede guiar a los estudiantes hacia la vida eterna.