En esta reflexión dominical compartiré simplemente unos pensamientos sueltos tomados de entre los cuatro esquemas con los que la liturgia celebra la fiesta de Navidad: la vigilia y los tres esquemas para las tres celebraciones que cada sacerdote puede hacer en este día grande.

  • La genealogía de hoy que pertenece a San Mateo y nos hace ver cómo Jesucristo, a través de su padre adoptivo san José, desciende de David:

«Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús llamado Cristo».

  • En la vigilia de esta fiesta la liturgia nos invita a meditar, una vez más:

«Mirad, la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa Dios con nosotros».

Esto nos ayuda a profundizar en el privilegio de María que es virgen antes, durante y después del parto.

  • El censo de decretado por el emperador

Es un momento providencial para que José y María se pongan en camino y de esta forma Jesús nazca en la «casa de pan», es decir, en Belén, el pueblecito de su antecesor el rey David.

  • El ángel de Dios trae la gran noticia para la humanidad y la descubre a unos sencillos pastores:

«No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy en la ciudad de David os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor».

Este es el momento cumbre en el que el cielo se abre a la tierra, entre los cantos de los ángeles, la simplicidad de los pastores y la ignorancia del mismo pueblo de Belén que se divierte en la noche en el reencuentro con sus familiares que han llegado por motivo del censo.

  • Los pastores ante el canto y llamada de los ángeles se dicen unos a otros con prontitud y docilidad:

«Vamos a Belén a ver eso que ha pasado y nos ha comunicado el Señor».

Fueron, vieron, contaron y se regresaron «dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído todo como les habían dicho», los ángeles.

  • El salmo 97 nos invita al gozo en esta Navidad:

«Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios… Aclama al Señor tierra entera, gritad, vitoread, tocad… Aclamad al rey y Señor».

  • Evangelio de San Juan

El momento más importante del Evangelio de hoy es, sin duda, el primer capítulo de San Juan:

«En el principio existía el Verbo… Todo fue hecho por Él y sin Él no se hizo nada de cuanto existe».

El evangelista, después de aclararnos que Jesucristo es la luz del mundo y la Palabra que nos trae todo el mensaje de la divinidad, concreta así el momento de la encarnación:

«El Verbo se hizo carne y acampó entre nosotros y hemos contemplado su gloria que es la gloria del Hijo único del Padre lleno de gracia y de verdad».

  • Una de las cosas más maravillosas que nos ha traído el Verbo encarnado está en este versículo en el que quizá meditamos poco:

«A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios hijo único que está en el seno del Padre es quien nos lo ha dado a conocer».

Está claro. El conocimiento que tiene la Iglesia católica sobre la Santísima Trinidad le viene de la revelación que le ha hecho Jesucristo.

  • Con la liturgia pedimos a la Santísima Trinidad:

«Oh Dios que has iluminado esta noche santa con el nacimiento de Cristo, la luz verdadera, concédenos gozar en el cielo del esplendor de su gloria a quienes hemos experimentado la claridad de tu presencia en la tierra».

  1. Amigos, un año más nos deseamos, ustedes y yo, una feliz navidad con Jesús y recordamos que Jesucristo es el primero en todo:

¡FELIZ NAVIDAD CON JESÚS!

José Ignacio Alemany Grau, obispo