jesus peru catolico

Este título nos puede parecer un poco exagerado, pero es la novedad que ha traído el cristianismo a la tierra:

Todo es distinto. Cristo resucitado lo ha renovado todo.

  • Hechos de los apóstoles

Pablo y Bernabé siguen evangelizando y llevando la novedad del Evangelio, pero no de una manera superficial. Además de la predicación, «en cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor en quien habían creído».

No se trataba de un paso rápido sino de una misión estable en cada lugar, y en la que quedaban los predicadores y los que habían de seguir compartiendo los sacramentos.

Finalmente, cuenta San Lucas que «al llegar (a Antioquia) reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe».

Esta fue la gran novedad, la fe en Jesucristo era para todos los hombres de la tierra y no solo para el pueblo judío.

  • Salmo 144

Dios, rico en misericordia, «que todas las criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles y proclamen la gloria de tu reinado».

El salmo termina asegurando que «tu reinado es un reinado perpetuo y tu gobierno va de edad en edad».

  1. Apocalipsis

El Apocalipsis nos presenta el futuro renovado por Dios donde cambian todas las cosas: un hermoso cielo nuevo, una tierra nueva, un templo nuevo y una forma nueva de dar culto al Dios verdadero.

En ese momento se llegará a la plenitud, la humanidad será el pueblo de Dios y Dios estará en ella como único Dios que «enjugará las lágrimas de todos y no habrá más muerte, ni luto, ni dolor por la gran alegría de que el primer mundo ha pasado».

El Creador, entonces, dirá: «Todo lo hago nuevo».

  • Verso aleluyático

Es un resumen del párrafo evangélico, en realidad muy breve:

«Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado».

  • Evangelio

Este párrafo continúa el relato de lo que sucedió en el cenáculo, después que se retiró Judas, el traidor.

Jesús siente su corazón libre y glorifica a Dios con gran libertad: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre y Dios es glorificado en Él».

A continuación, dándose cuenta de que se aproxima el momento de su pasión, dice a los suyos como un gran testamento: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado… La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os améis unos a otros».

Con estas palabras ha querido Jesucristo darnos el distintivo de nuestra vida y de nuestra misión: proclamar el amor fraterno con el ejemplo de nuestra vida y con la palabra.

Ya conocemos lo que Jesús quiere de nosotros. Lamentablemente este amor fraterno está por estrenar en muchas partes del mundo y las guerras y el odio son testimonio de nuestra pobreza espiritual.

Parece un mensaje muy simple, pero si lo cumpliéramos, serían nuevas todas las cosas, primero en nuestro propio entorno, como quiere Jesús de nosotros, y también en la humanidad entera.

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista