¡He aquí el Corazón que tanto nos ama!, por Cathy Calderón

El Sagrado Corazón de Jesús encierra dos imágenes inmediatas, el corazón de carne y el símbolo del amor. El primero es un órgano importante en la naturaleza del ser humano y el segundo es el sentimiento sublime de afectividad, ambos unidos de tal forma representan un concepto, como el significado y el significante o el alma y el cuerpo. En el Corazón de Jesús lo que se desprende es su Amor, la causa de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Muy aparte de la anatomía lo que se reconoce es el constante llamado de su Amor, que nos amó y ama, que sufrió y sufre por la humanidad. Ya Él decía a Santa Margarita María Alacoque.

“He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres y en cambio, de la mayor parte de los hombres, no recibe nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este Sacramento de Amor”.

Junio es la reserva para la celebración al Corazón de Jesús, el día central es el viernes siguiente a la Solemnidad del Corpus Christi. Es el mes para profundizar en formación y espiritualidad, para fortalecer la intimidad con el Sacratísimo Corazón. La devoción se popularizó con Santa Margarita María Alacoque, pero antes de ella ya se tenía a otros santos comprometidos con difundir el Santo Corazón. Tenemos a San Bernardo y abad de Claravel en el siglo XII; en la Edad Media a las santas Lutgarda de Bélgica, Matilde de Hackerborn y Gertrudis de Helfta. Posterior a la revelación de Jesús a Santa Margarita, en el siglo XVI Luis de Blois y San Juan de Ávila predican y dan forma a la veneración del corazón de Cristo y en el siglo XVII San Juan Eudes consigue incluirla en la liturgia.

La lista continúa con San Claudio de la Colombiere y los beatos María del Divino Corazón y el Padre Bernardo de Hoyos, son muchos devotos que han profundizado en la veneración al Corazón Divino y lo extienden a la humanidad. Es un culto que está por encima de otros, puesto que es la devoción al mismo corazón de Jesús y los actos esenciales a esta piedad son el amor y la reparación al Corazón de Cristo. Amor porque nos ama incondicionalmente y reparación por los constantes agravios e indiferencias a la Santa Eucaristía.

Una de las principales prácticas de la veneración es comulgar los primeros viernes de mes, durante nueve meses seguidos; y concederá las doce promesas que le confió a Margarita María en una de sus revelaciones místicas.

La propagación de la devoción a la humanidad se materializa en las encíclicas y documentos eclesiales:

  • La encíclica “Annum Sacrum”, sobre la consagración del género humano al Sagrado Corazón de Jesús, del papa León XIII, con fecha 25 de mayo de 1899.
  • La encíclica “Miserentissimus Redemptor”, sobre la expiación o reparación que todos deben al Sagrado Corazón de Jesús, del papa Pio XI, con fecha 8 de mayo de 1928.
  • La Encíclica “Haurietis Aquas”, sobre el culto al Sagrado Corazón de Jesús, del Papa Pio XII, con fecha 15 de mayo de 1956.
  • En los documentos Lumen Gentium numeral 3 y Gaudium Et Spes numeral 22 del Concilio Vaticano II, de la misma forma en el Catecismo numeral 478 hacen referencia al Sagrado Corazón de Jesús.

El amor a Jesús en la advocación de su Sagrado Corazón no deja de crecer y se refleja en las consagraciones, tal como lo pedía el Sagrado Corazón de Jesús en sus apariciones a la Santa. El primer país en consagrarse oficialmente al Corazón de Jesús esta Ecuador (25 de marzo de 1874) y de ahí se suman los países El Salvador (1875), República Dominicana y Guatemala (1895), Venezuela (1900), Colombia (1902), España (1919), Nicaragua y Polonia (1920), Costa Rica y Brasil (1922), México (1924), Bolivia (1925), Honduras (1928), Argentina (1945), Chile (1946) y Perú (1954 y 2016). Ya en sus revelaciones el mismo Jesús pedía que se consagren tanto individual como colectivamente. Y actualmente hay Santuarios y comunidades parroquiales bajo esta advocación que incentivan la consagración al Sagrado Corazón de Jesús.

Otra de las piadosas prácticas de la devoción es el Detente, es como una especie de escudo o emblema, que Jesús pidió (Santa Margarita en una carta del 2 de marzo de 1686 menciona) confeccionar con la imagen de su Sagrado Corazón para que lo coloquen en sus casas y también las lleven puestas. En el escudo del Sagrado Corazón de Jesús se lee: ¡Detente! El Corazón de Jesús está conmigo. ¡Venga a nosotros tu reino!

El uso del emblema, que puede considerarse un arma espiritual, precisamente actúo como protección. En la ciudad francesa de Marsella, año 1720, se produjo una epidemia y al portar el Escudo la peste cesó milagrosamente, en otro caso los contagiados tuvieron un auxilio extraordinario. En la Revolución francesa, 1789, en la región de Mayenne, los chuanes bordaron en sus trajes y banderas el Detente del Sagrado Corazón de Jesús para protegerse en las luchas; sacerdotes, nobles y personas que resistieron a la revolución llevaron consigo el Escudo para sentirse amparados por el Sacratísimo Corazón de Jesús. A comienzos del siglo XX en México, los cristeros usaron el Emblema contra un gobierno anticristiano; en España, los requetés, célebres por su arrojo y piedad también lo portaban durante la guerra civil de 1936; semejante hecho se registró en Cuba, los prisioneros con destino al fusilamiento mostraron su devoción al Sagrado Corazón de Jesús y gritaban ¡Viva Cristo Rey! Y existen muchos más testimonios de la protección del sacramental espiritual.

Llevar consigo el Detente es muestra de total confianza al Corazón de Jesús, a entregarse totalmente a Él mediante las consagraciones y la renovación de las consagraciones porque hay efecto cuando nuestro corazón se asemeja al de Él, porque significa de la rectitud para caminar por el sendero que ilumina su ardiente corazón.