Homilía del II Domingo de Adviento: El Bautista sale al encuentro del Adviento

Les invito, amigos, a seguir siempre y en concreto en este tiempo de Adviento los caminos que nos traza la liturgia porque así profundizaremos mejor en los misterios que ella nos presenta.

Hoy es el segundo domingo de Adviento.

Llegamos con el profeta Isaías y hoy nos sale, por primera vez al encuentro el Bautista, precursor de Jesús Mesías que dijo de él que era el «mayor de los nacidos de mujer». Juan precedió y anunció a su primo Jesús, por lo cual se le llama el Precursor. Sigamos de cerca sus huellas y aprenderemos mucho en lo que nos cuenta el Evangelio sobre Juan Bautista.

  • Baruc

No sé si saben poco o mucho de este profeta que en la Biblia se nos presenta después de Jeremías y sus lamentaciones.

Se trata de un libro breve e interesante que escribió el profeta Baruc, mientras se encontraba en el destierro de Babilonia.

Hoy este profeta, en su capítulo quinto, describe una bellísima imagen de la gloria de Jerusalén, la misma que cantará el Apocalipsis como la ciudad eterna de los bienaventurados.

Les invito a gozar de algunos párrafos para admirar cómo ve Baruc la gloria:

«Ponte en pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia el oriente y contempla a tus hijos, reunidos de oriente y occidente a la voz del Santo, gozosos invocando a Dios». Para que se realice mejor este gran encuentro de la humanidad en Jerusalén, Dios ordena «abajarse a todos los montes elevados… ha mandado llenarse a los barrancos hasta allanar el suelo para que Israel camine con seguridad guiado por la gloria de Dios».

  • Salmo 125

Canta la alegría de Israel cuando Dios cambió la suerte de la nación desterrada y le permitió regresar a su tierra:

«Hasta los gentiles decían: “el Señor ha estado grande con ellos, el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”».

  • San Pablo

El apóstol, feliz y agradecido, escribe a los filipenses que siempre han sido sus grandes colaboradores a la hora de evangelizar. Feliz reza por ellos y advierte que siempre que reza por los filipenses «lo hace con gran alegría»; por eso ahora los echa de menos con frecuencia y hace con insistencia oración por ellos, repitiendo al Señor Jesucristo:

«Ésta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores. Así llegaréis al día de Cristo limpios e irreprochables».

  • Versículo aleluyático

Repite las palabras de Isaías, que a su vez repetía Juan Bautista, cuando comenzó su predicación:

«Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos. Todos verán la salvación de Dios».

  • Evangelio

Una vez más quiero recomendarles que tengan a bien leer siempre esos detalles históricos que se esfuerza por recoger el evangelista San Lucas que nos prometió buscar con cuidado y detalles todo lo que se trate de Jesús.

En este caso nos hace ver San Lucas cómo se une la vida de la historia de Jesús con la historia de Israel desde el momento en que «se hizo carne y habitó entre nosotros».

Hoy comienza presentándonos cómo Juan salió a predicar la Palabra de Dios al desierto durante el tiempo concreto del «año quince del reinado del emperador Tiberio…».

En ese momento Juan predica a orillas del río Jordán «el bautismo de conversión para perdón de los pecados» y citaba a nuestro conocido profeta Isaías:

«Una voz (profunda humildad) grita en el desierto: preparad el camino del Señor… Y todos verán la salvación de Dios».

En los distintos ciclos, o mejor, directamente en el evangelio, vayamos meditando la fuerza de este gran evangelizador, humilde y pobre, que terminó dando la vida por la Palabra que anunciaba.

José Ignacio Alemany Grau, obispo