PIURA: ¡Señor de los Milagros enséñanos a amar y danos tu bendición!

Perú Católico, líder en noticias. – En medio de un clima de profunda fe, recogimiento y fervor, una multitud de fieles devotos se reunieron la mañana de hoy en el Atrio de la Basílica Catedral de nuestra ciudad, para participar en la Santa Misa de fiesta en honor al Señor de los Milagros, la cual fue presidida por el Arzobispo Metropolitano Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., y concelebrada por numerosos sacerdotes de nuestra Arquidiócesis. También estuvieron presentes las principales autoridades políticas, civiles y militares de nuestra Región, religiosas, delegaciones de escolares y los miembros de las 8 cuadrillas de la Hermandad del Señor de los Milagros de Piura, junto a las hermanas sahumadoras y a los pequeños integrantes de la Hermandad Infantil. Culminada la celebración eucarística, la venerada imagen de nuestro Cristo Moreno inició su penúltimo gran recorrido por las principales calles de nuestra ciudad, llevado en hombros de los miembros de la Hermandad y derramando bendiciones a su paso.

A continuación publicamos la homilía completa que pronunció nuestro Arzobispo en esta fecha importante fecha:

HOMILÍA DEL ARZOBISPO DE PIURA
CON OCASIÓN DEL SEGUNDO GRAN RECORRIDO DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS 

Muy queridos hermanos y hermanas en el Señor de los Milagros:

Al comenzar esta homilía quiero que todos nos hagamos una pregunta: ¿A qué damos culto los católicos con esta Santa Misa y Procesión en honor al Señor de los Milagros?

La respuesta es sencilla, pero a la vez profunda: Damos culto al Amor y proclamamos que Dios es Amor (ver 1 Jn 4, 8). Anunciamos que el Amor es real, que existe, y que tiene un nombre y un rostro: Jesús de Nazaret, el Hijo amado del Padre y de Santa María, la Virgen Madre, quien nos ha amado hasta el extremo de la Cruz (ver Jn 13, 1), porque el Amor de Cristo por nosotros no tiene límites.

Creados y salvados por y para el Amor

Este es el culto que damos en Octubre a través de la hermosa devoción al Señor de los Milagros. Pero al mirar este lienzo bendito y sagrado, además de comprender el inmenso Amor que Dios nos tiene, comprendemos también que el Amor constituye el horizonte de nuestras vidas, la vocación de toda persona humana, sea cual fuere su particular estado de vida.

Sí hermanos: Hemos sido creados por el Amor y para el Amor, y todo debe tener al Amor como motivo y fin en nuestras vidas.

Al mirar la imagen bendita del Señor Crucificado, que es para nosotros el Señor de los Milagros, comprendemos a través de la fuerza del símbolo y de la belleza del arte cristiano, que no sólo hemos sido creados y reconciliados por el Amor, sino que además y sobre todo, hemos sido creados y salvados para el Amor, es decir para amar como Jesús. El Señor nos revela el Amor genuino y verdadero.

Por eso esta mañana pidámosle al Señor que nos enseñe a amar. Que nos enseñe a amarlo a Él sobre todas las cosas, y a nuestro prójimo, por Amor a Él como a nosotros mismos. Ahora bien, nuestro Amor fraterno debe ser universal, es decir no debemos excluir de él a nadie. El cristiano tiene que amar a pobres y a ricos, a cercanos y lejanos, a creyentes y no creyentes, a compatriotas y a extranjeros, incluso hasta los enemigos, según el mandato y el ejemplo del Señor (ver Mc 5, 44; Lc 23, 34). No cabe en un devoto y seguidor del Señor de los Milagros ninguna preferencia de personas, y menos resentimientos, odios, deseos de venganza, calumnias, o cualquier otra actitud contraria a la caridad.

“Mirarán al que traspasaron” (Jn 19, 37). “Cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia Mí” (Jn 8, 27).

Estas dos profecías se cumplieron el día de la crucifixión del Señor y están maravillosamente representadas en la imagen del Señor de los Milagros. Más aún, hoy somos millones en todo el Perú y el mundo los que miramos al traspasado y nos sentimos atraídos de ir hacia Él; Él que es la revelación más impresionante del Amor misericordioso de Dios Padre por nosotros, un Amor que es capaz de perdonar, sanar, recrear, salvar y dar vida eterna.

Hoy puestos delante de Señor, venimos a pedirle al Cristo Morado por un milagro:

  • El milagro de una conversión profunda y sincera. Conversión que es alejarse del pecado, “porque la paga del pecado es la muerte” (Rom 6, 23), y aprender a hacer el bien en cosas concretas, con hechos y no con palabras. Conversión que es despojarse del hombre viejo y revestirse de Cristo, el hombre nuevo (ver Col 3, 9-10).
  • El milagro de ser santos, es decir de ser otros “Cristos”, porque no hay mayor tristeza que no llegar a ser en todo semejantes a Jesús, el hombre nuevo y perfecto.
  • El milagro de que nuestras familias, bendecidas por el matrimonio sacramento, sean verdaderas iglesias domésticas, cenáculos de amor fiel y duradero, y santuarios donde la vida sea querida, esperada y acogida como valor único e irrepetible.
  • El milagro de hacer de nuestra Iglesia de Piura y Tumbes, la casa y la escuela de la comunión, y una comunidad eclesial intrépida y valiente en el anuncio del Evangelio. Señor de los Milagros ahora que concluimos el Mes Misionero Extraordinario queremos comprometernos contigo, el primer misionero del Perú, para que nadie quede privado de conocer tu Amor infinito y misericordioso.
  • El milagro de tener entrañas de caridad y compasión para acoger a nuestros hermanos venezolanos que llegan a nuestra tierra. Señor de los Milagros, ayúdanos a que seamos generosos y solidarios con ellos, para que así podamos construir una sociedad donde nadie se sienta extranjero.
  • El milagro de ver que nuestros jóvenes se comprometen valiente y generosamente con Cristo en Su Iglesia, y que de entre ellos surgen muchas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.
  • El milagro de que los cristianos brillemos por nuestro Amor hacia los más pobres; por nuestra solidaridad con los enfermos, ancianos, abandonados, encarcelados y explotados, y por nuestra capacidad de perdonar al que nos ofende, en especial al enemigo.
  • El milagro de que los niños por nacer no sean abortados, sino amados y acogidos desde su concepción hasta su fin natural, porque toda vida humana en cualquier estado o condición es siempre una buena noticia.
  • El milagro de que el matrimonio entre un hombre y una mujer, del cual sólo puede brotar la familia, sea siempre reconocido y respetado por nuestros legisladores y gobernantes, sin recibir la humillación y el maltrato de falsos modelos de matrimonio y de familia que llevan a la degradación de la sociedad.
  • El milagro de que nuestra sociedad piurana brille por su solidaridad, justicia y amor fraterno, y a donde nadie le falte el pan de cada día, un trabajo digno y un techo donde cobijarse.
  • El milagro de la reconstrucción de nuestra Región Piura, tanto en lo material como el espiritual, donde junto con las urgentes obras que necesitamos, brille la veracidad, la honestidad, y la moralidad, así como la justicia y la fraternidad. Señor de los Milagros, ilumina y fortalece a nuestras autoridades locales y nacionales, para que impulsadas por el bien común, pongan todo de sí para que las obras que tanto necesitamos se realicen en beneficio de todos, pero especialmente de los más pobres y de los damnificados.
  • Finalmente, el milagro que cada uno de nosotros le pide ahora al Cristo Moreno, desde el silencio de su oración, que como el incienso de los sahumerios se eleva a su presencia: el trabajo, la salud, cosechas y pesca abundantes, la justicia, la seguridad ciudadana, la honestidad, la fortaleza, y la caridad para con nosotros mismos y para con nuestros prójimos.

Señor de los Milagros: ¡bendícenos!

¡Bendice a Piura y a Tumbes! Protégenos de todo mal, de todo peligro. 

Bendice especialmente al Papa Francisco. Que tu Espíritu de Sabiduría lo ilumine en su misión de Sucesor de Pedro. Que tu misericordia le proteja de todo mal, lo conforte y lo anime en su misión de ser el Pastor universal de la Iglesia. Que la tierna presencia de María Santísima, sea para él, señal de tu Amor.

San Miguel de Piura, 28 de Octubre de 2019.
Solemnidad del Señor de los Milagros
Segundo Gran Recorrido Procesional