El evangelio de Lucas menciona al Señor Jesús sudando “como coágulos de sangre” durante su última noche en Getsemaní antes de su arresto y crucifixión (Lucas 22:44).Muchas cosas se han dicho desde los primeros tiempos del cristianismo sobre este hecho, con diferentes ideas sobre en qué consistió exactamente este fenómeno, pero ninguna de ellas ha encontrado un acuerdo unánime final en el mundo cristiano.

EL EVENTO Los cuatro evangelios canónicos mencionan que Jesús fue a orar temprano en la mañana después de terminar la última cena con sus discípulos en el huerto de Getsemaní, donde agonizaba por su muerte venidera (Mt 26: 36-46; Mc 14: 32-42; Lc 22: 39-46; Jn 18: 1-11), sin embargo, solo el relato de Lucas menciona que en medio de esta angustiosa e insistente agonía, Jesús sudó “como coagulos de sangre” (καὶ ἐγένετο ὁ ἱδρὼς αὐτοῦ ὡσεὶ θρόμβοι αἵματος), que caian al suelo.

CONSIDERACIONES A lo largo de la historia se han dado varias explicaciones sobre este detalle.Los versículos 43 y 44 no están presentes en el capítulo 22 del relato de Lucas en algunos manuscritos más antiguos donde se menciona este evento, en sus versiones occidentales en latín y griego (1), pero está presente en otros de igual número y época (2).

La ausencia de este evento en los otros tres evangelios puede deberse a la idea de que Lucas, el reputado escritor, era médico (Col 4, 14) y pudo notar este detalle más que los otros escritores. De todos modos, como muchos padres respetables los consideraron parte de la versión original, ganó aceptación en el textus receptus de todo el mundo (3)

POR QUÉ NO APARECE EN ALGUNAS VERSIONES ANTIGUAS Algunos han sugerido que la aparición de este evento en manuscritos posteriores fue una adición para contradecir la herejía docética, al resaltar la humanidad física de Jesús, y se basa en tradiciones orales de los primeros tiempos (4). Por otro lado, algunos argumentan que formaba parte de las copias originales, pero que fueron quitadas como se puede ver en las alteraciones del Codex Sinaiticus, para proteger a la Iglesia contra el arrianismo, y esta sería la razón de porque fueron conocidos en las primeros siglos (5). Con respecto a esto, es interesante notar que Epifanio de Salamina afirmo haber visto estos versículos sacados de los copias manuscritas durante su tiempo, en el siglo IV, lo que implica que dado el conocimiento común de la existencia de estos, no fueron una interpolación posterior, sino que fueron excluidos a la llegada de las controversias Nicenas (6).

EXPLICACIÓN DEL EVENTO Si estos versículos no son parte del mensaje original, no merecen mayor consideración; pero si realmente son parte del texto original, entonces merecen una observación especial por el carácter particular del texto. Básicamente, siempre han habido dos grupos; uno, que desde la antigüedad veía en esta narración una hipérbole (7), y el otro, una realidad médica no muy conocida por todos (8).

QUÉ SIGNIFICA REALMENTE El diablo ha estado en guerra contra Dios incluso antes de que fuéramos creados, y entre sus frentes de batalla está el desacreditar a Dios delante de su creación. Lo desacreditó en el cielo, y un tercio de los ángeles lo siguieron en su desgracia (Ap 12: 4).Sólo el mal puede concebir alterar la Santa Palabra de Dios para ayudar a una agenda personal, ya sea para distorsionar la verdad o para evitar la corrupción de la verdad, ya que Dios no necesita ayuda basada en mentiras.

El pasaje, aunque no está presente en muchos manuscritos de renombre, fue conocido y citado por los primeros cristianos y mártires, lo que desafía fuertemente la teoría de una adición ficticia posterior. Por el contrario, al ser de origen santo, presentaba un desafío tanto al arriano como al docético, por la perplejidad de ver a Jesús de Nazaret, en medio de un sufrimiento humano, pero al mismo tiempo consolado por seres divinos según su condición como Hijo de Dios (Lc 22:44-45).Teniendo en cuenta que esto podría ser una parte real de la vida de nuestro Señor, entonces debemos considerar si fue una alegoría o un evento literal.

La narración está clasificada por testimonio interno como una crónica (Lc 1: 1-4), y en esta historia que describe el último día de Jesús con una vasta colección de datos históricos con la intención de precisar las circunstancias y manera de su muerte y resurrección, la aparición repentina de una parábola, ilustración simbólica o cualquier otro tipo de ficción, estaría completamente fuera de lugar, especialmente viniendo de un autor que había prometido presentar la verdad histórica de la vida del salvador, en comparación con todos las ‘tradiciones’ que la gente comenzó a construir a su alrededor. A partir de estas consideraciones, sólo nos queda la teoría de que puede ser una historia genuina que le sucedió al hombre Jesús de Nazaret, hace alrededor de dos milenios.

HEMATIDROSIS Aunque no es común, existe un fenómeno médico llamado Hematidrosis, que se manifiesta en gotas de sangre que salen de los poros de la piel en forma de sudor (9). Hay muchas razones por las que esto sucede, pero uno de los casos es un alto nivel de estrés. En la historia ha habido casos de gente común que por miedo al dolor, sudaron sangre cuando esperaban una ejecución terrible y aunque no es común, es real y sucede (10).

LO QUE LE PASÓ A JESÚS Como ser humano, Jesús debió haber sufrido una gran angustia a medida que se acercaba el momento de su ejecución. De hecho, lo admitió cuando fue a orar a Getsemaní la noche de su arresto (Mt 26:38; Mc 14:34). Cuando dijo que estaba consumido por el dolor hasta “el punto de la muerte”, habló de un sentimiento muy fuerte de depresión en vista de la gran tortura que estaba a punto de sufrir, y en cambio deseó una muerte natural. Fue esta experiencia humana la que movió a Jesús a orar al Padre para le evitara pasar todo ese sufrimiento si fuese posible (Mt 26:39), aunque sabía que no era posible, como lo admitió más tarde (Jn 12, 27).La crucifixión fue creada para ser la forma más cruel de ejecución, la cual, aparte de ser quemado vivo, fue una tortura desde todo ángulo, comenzando desde antes de ser clavado en la cruz, hasta el último aliento de vida sobre ella. En su humanidad, Jesús sintió la angustia de este dolor, pero nunca desesperó, sino que mantuvo su postura hasta el final.

Bajo este estrés, les pidió a sus tres discípulos cercanos, Pedro, Santiago y Juan, que lo acompañaran. Sentía una soledad abrumadora (Jn 16,32), por eso les pidió compañía (Mt 26,38,40), pero ellos durmieron mientras el Maestro comenzaba a sudar sangre en oración (Lc 22,44). ).Jesús estaba tan abrumado por la angustia, que sus poros comenzaron a abrirse, y sus capilares comenzaron a romperse, mezclando su sangre santa con su sudor, que caía al suelo en forma coagulada debido al clima de la mañana. La hematidrosis le había ocurrido en ese momento, y vino como consecuencia de la visión de su pasión venidera, el deseo humano de escapar de esta situación y el choque con su resolución divina de llevar a cabo su misión redentora.

Su dolor fue grande, pero fue aún mayor por lo que significaba, el pago por los pecados de toda la humanidad. Y se convirtió en el comienzo de su sacrificio expiatorio mediante el derramamiento de sangre, que luego consumaría al ser clavado en la cruz.

Omar Flores.