Testimonio: Tenía un tumor pero prefirió cuidar a sus pacientes con COVID

Esta joven enfermera antepuso su labor durante la emergencia sanitaria provocada por la pandemia a su propia salud. Ahora se enfrenta a la amputación de una pierna.

Sette Buenaventura es enfermera, tiene 26 años y durante la emergencia sanitaria provocada por el coronavirus en Inglaterra estuvo tan absorbida por su empeño de curar a los pacientes que ignoró los dolores que sufría en su propia pierna derecha durante semanas. Ella pensaba que le dolía la pierna por las largas horas que pasaba de pie, sin posibilidad de tener momentos de descanso ante el ingente volumen de trabajo que tuvieron aquellos días el personal sanitario del Salford Royal Hospital.

Pero, cuando Sette se sometió finalmente a un tac para ver qué le sucedía, descubrió que tenía un sarcoma en estado avanzado. El problema era tan grave que los médicos, para salvarle la vida, tuvieron que amputarle la pierna por encima de la rodilla.

Este tumor es muy agresivo y afecta principalmente a los jóvenes, se puede manifestar con un dolor inicialmente intermitente que empeora con la actividad física y el movimiento, para después convertirse en un dolor constante a lo largo de la jornada.

«Hacer lo posible para ayudar al que lo necesita»

Su historia se hizo pública y en una entrevista en la BBC declaró lo siguiente: «Hacer este trabajo significa olvidarse de tus propios dolores porque te has implicado en ayudar a los demás, pero todo tiene un coste. Cuando comenzó la epidemia de COVID-19, trabajamos a pleno rendimiento, no tuvimos tiempo de preocuparnos de nada más. Trabajar en un hospital significa esto: hacer lo posible para ayudar a quien lo necesite.

Solo en mayo, cuando los dolores que llevaba aguantando durante dos meses se hicieron insoportables, encontraron que tenía una masa del tamaño de una pelota de golf. La única posibilidad de supervivencia era la amputación.

Cuando me dijeron que tenían que amputarme la pierna, me enfadé mucho, pero como no tenía tiempo para pensarlo mucho seguí hacia adelante. Trabajo en el sector sanitario y no me esperaba que esto me sucediese a mí.

Después de la intervención se le puso una prótesis gracias a la cual Sette espera volver al trabajo en el hospital el próximo noviembre.

Desea que su historia sirva de advertencia y lección para los demás: «Creo que es importante que el que sufra de un dolor persistente se lo haga mirar. Si lo hubiese hecho antes probablemente ahora mi condición sería otra.»

Amarga reflexión de una joven doblemente desafortunada, ya por el tipo de enfermedad que la ha golpeado como por el retraso en el diagnóstico, si se hubiese hecho antes igual habría evitado la amputación o hubiera necesitado una amputación por debajo de la rodilla con una perspectiva de recuperación funcional mucho mejor.

Esperamos que vuelva a sonreír sin sentimiento de culpa, con el orgullo de la nobleza de su sacrificio en la defensa de la vida del prójimo de un virus letal.

En su perfil de Instagram, Sette que tiene una pareja y una hija pequeña llamada Rosie a la que quiere muchísimo, ha compartido un post en el que escribió: “Deja que tu fe sea tan grande como tu miedo”. Que el Señor le dé la gracia de recordar siempre estas palabras. Aleteia / Perú Católico.