Francisco pide perdón por «los crímenes contra los pueblos originarios en la conquista de América»

En un largo discurso de casi una hora ante los asistentes al Congreso de Movimientos Populares en Santa Cruz en Bolivia, el Papa Francisco quiso pedir perdón “no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”.

Francisco consideró que para combatir las “nuevas formas de colonialismo” (un tema en el que a menudo el Papa incluye el consumismo, la cultura del descarte, el aborto y la mentalidad contraceptiva, la ideología de género y el desprecio a los ancianos) era necesario condenar los abusos del colonialismo antiguo.

Fue un planteamiento tan rotundo como confuso, porque mezcló las ofensas “de la propia iglesia” con las de los europeos en América, se remitió a palabras de Juan Pablo II sobre los pecados de los hijos de la iglesia en la historia (los de cualquier bautizado en cualquier momento) y no quedó claro si se refería sólo a la época de conquista (siglo XV y XVI) o a todo el periodo hasta la independencia de los países americanos. Además, a lo escrito en el discurso, Francisco añadió, para compensar, unos párrafos improvisados defendiendo el papel de la Iglesia en aquellos años.

Esto es lo que pronunció Francisco en voz alta sobre el “colonialismo”:

»Digamos NO entonces a las viejas y nuevas formas de colonialismo. Digamos SÍ al encuentro entre pueblos y culturas. Felices los que trabajan por la paz. Y aquí quiero detenerme en un tema importante. Porque alguno podrá decir, con derecho, que «cuando el Papa habla del colonialismo se olvida de ciertas acciones de la Iglesia». Les digo, con pesar: se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios. Lo han reconocido mis antecesores, lo ha dicho el CELAM, el Consejo Episcopal Latinoamericano, y también quiero decirlo. Al igual que San Juan Pablo II pido que la Iglesia y cito lo que dijo Él «se postre ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes de sus hijos»

[Es una cita de la «Incarnationis mysterium» de 1998 de Juan Pablo II, párrafo 11: “la purificación de la memoria pide a todos un acto de valentía y humildad para reconocer las faltas cometidas por quienes han llevado y llevan el nombre de cristianos”; se refiere a cualquier época y a todos los bautizados. Nota de ReL].

»Y quiero decirles, quiero ser muy claro, como lo fue San Juan Pablo II: pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América.

»Y junto a este pedido de perdón y para ser justos también quiero que recordemos a millares de sacerdotes, obispos que se opusieron fuertemente a la lógica de la espada con la fuerza de la cruz. Hubo pecado y abundante, pero no pedimos perdón y por eso pido perdón, pero allí también donde hubo abundante pecado, sobreabundó la gracia a través de esos hombres de esos pueblos originarios.

»También les pido a todos, creyentes y no creyentes, que se acuerden de tantos Obispos, sacerdotes y laicos que predicaron y predican la buena noticia de Jesús con coraje y mansedumbre, respeto y en paz. No me quiero olvidar de las monjitas que anónimamente van a los barrios pobres llevando un mensaje de paz y dignidad, que en su paso por esta vida dejaron conmovedoras obras de promoción humana y de amor, muchas veces junto a los pueblos indígenas o acompañando a los propios movimientos populares incluso hasta el martirio.

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