Homilía del IV Domingo de Pascua: El pastor se va con los gentiles
Esto quiere decir que la historia de salvación ya no será solo para Israel sino para todos los pueblos.
Dios quiere a todos los hombres.
En la práctica son los hombres los que se cierran al plan de salvación por envidia, por racismo… por las pasiones desordenadas.
Pero de todas maneras, en la lucha del hombre contra Dios, directa o indirectamente, siempre gana Dios.
Así sucedió en la misión que tuvieron Pablo y Bernabé.
- Hechos de los apóstoles
Nos cuentan cómo predicaron en Antioquía y los paganos llenaron la sinagoga, mientras que los judíos, «rellenos» de envidia, comenzaron a insultar a Pablo.
«Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones: teníamos que anunciaros primero a vosotros la Palabra de Dios; pero como rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicaremos a los gentiles…
La conclusión fue que los gentiles «se alegraron y alababan la Palabra del Señor».
Tengamos cuidado porque también los pueblos que acogieron la Palabra de Dios y su doctrina ahora la rechazan y vemos que Dios escoge a los que no la conocían y llegan hasta el martirio por defender la fe.
- Salmo 99
«Todos somos pueblo de Dios y ovejas de su rebaño» porque a todos llama Dios, ya que «Él nos hizo y somos suyos».
Que no nos salgamos nunca de su redil porque en Dios está su misericordia, «su fidelidad por todas las edades».
- Apocalipsis
Glorifica la misericordia del buen pastor, generoso con sus ovejas, porque ya no pasarán hambre.
El Cordero es su pastor: Jesús nos lleva a todos a fuentes de agua viva porque no tiene acepción de personas. Por eso Juan nos advierte que la multitud que Dios acoge «es una muchedumbre que nadie podía contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua».
Esta multitud lo ha pasado mal, perseguida por los enemigos del Cordero. «Vienen de la gran tribulación».
Alegrémonos, amigos, porque Buen Pastor ya no pasaremos hambre ni sed.
Esa «plaga» de este tiempo descreído en el que se habla tanto de lujos y de abundancia, pero los de corazón limpio padecen tanta hambre que tienen que buscar comida hasta en los basureros (vergüenza de la sociedad de hoy que bota comida mientras tantos mueren de hambre).
Pero en adelante la Palabra nos dice: «Ya no pasarán hambre ni sed… porque el Cordero que está delante del trono será su Pastor y los conducirá a fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos».
- Verso aleluyático
Lo importante no es que tú conozcas al Pastor, Jesús, sino que Él es el primero que te conoce a ti y tú después lo conoces y oyes que te dice: «Yo soy el Buen Pastor, conozco mis ovejas y las mías me conocen».
- Evangelio
Muy breve, en este día del Buen Pastor, pero tenemos materia importante para nuestra meditación:
+ Jesús nos llama «mis ovejas»: pertenecemos a Jesús, Buen Pastor.
+ «Escuchan mi voz». Es importante escuchar la voz de Jesús y obedecer así el mandato del Padre en el Tabor: «Este es mi Hijo, escúchenlo».
+ «Yo las conozco». Ser conocido por Jesús es lo más maravilloso que nos puede suceder.
+ «Ellas me siguen». No dejemos de pedirle a Jesús la fidelidad para seguirlo hasta la muerte.
+ «Yo les doy vida eterna». El regalo de Jesús no es para el tiempo sino que nos asegura la eternidad feliz.
Por eso no perecerán.
+ Finalmente, Jesús asegura que: nadie me las quitará porque «mi Padre que me las ha dado supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre».
El evangelio de hoy termina con estas profundas palabras que les invito a meditar:
«Yo y el Padre somos uno».
Así una vez más Jesucristo confirma su divinidad.
José Ignacio Alemany Grau, obispo
Redentorista. Obispo Emérito de Chachapoyas y escritor. Cada semana comparte a ‘Perú Católico’ su Homilía dominical.