SEÑOR DE MURUHUAY: El “Cristo de la roca” que alza la marea religiosa en el mes de mayo, por Cathy Calderón

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Una marea religiosa se levanta en el mes de mayo a consecuencia de la festividad del ‘Señor de Muruhuay‘ y ¿cómo resultó esta devoción que concentra una increíble celebración que dura todo mayo hasta el tercer domingo de junio? Aunque el día central es el 3 de mayo, pero las actividades implican etapas previos y posteriores a su fecha principal.

El origen de la fiesta emblemática de Tarma (Junín), particularmente en el poblado de Muruhuay dentro del distrito de Acobamba, tiene varias versiones, como lo indica un guía turístico del lugar. Una de ellas cuenta que, en los últimos años del virreinato, la viruela asoló a la región, provocando que la población fuera aislada y a sus enfermos reunidos en las faldas del cerro de Shalacato, con el transcurrir de los días apareció un manantial y milagrosamente los curaba de la epidemia. Los habitantes al buscar piedras del lugar para construir sus casas encontraron una roca con la imagen del Cristo Crucificado, al que atribuyeron lo hechos milagrosos. Es pertinente señalar que la palabra Muruhuay en el idioma quechua significa “Casa o lugar de la viruela”.

Otra versión se relaciona con un soldado realista, en el año 1824, ante la derrota en la Batalla de Junín, el hombre opta refugiarse en el cerro de Acobamba, lugar donde tenía a un pariente sacerdote. Allí descubre la imagen de Cristo. Hay más de una historia, pero el punto común es la imagen de Cristo y la salvación de las personas y con ello el origen popular de la fe cristiana, que hoy en día convierte al Santuario del Señor de Muruhuay como uno de las peregrinaciones importantes del país, tal es así que fue declarado el 25 de abril del 2017 como Patrimonio Cultural de la Nación.

En las semanas de celebraciones las actividades están a cargos de diferentes mayordomos que rinden tributo al Cristo de la roca, sus devociones se expresan en la elaboración de alfombras de flores, músicas y sobre todo las procesiones y celebraciones eucarísticas del epicentro principal hasta Tarma y viceversa, incluso traspasa las fronteras.

Los creyentes tendrán un espacio para venerarlo. En el transcurso de los años desde 1827 con una sencilla capilla dedicada al Señor de Muruhuay, posteriormente en 1835 se inauguró otra nueva capilla y posteriores modificaciones hasta 1972 con la dirección del arquitecto suizo Kristian Telg se convirtió en un templo para celebrar misas eucarísticas. Hoy cuenta con confesionarios, vía crucis con sus estaciones escritas en quechua.

Hoy viajar a Tarma es descubrir sus lugares atractivos complementada con un turismo religioso abierto a conocer la fe al Cristo crucificado, a una población caracterizada por su religiosidad popular, que convierte al país una vez más en un pueblo católico que reafirma su fe y tradiciones populares cristianas.