Perú Católico, líder en noticias rumbo al Bicentenario de la Independencia. Este artículo es escrito por el Doctor e Historiador José Antonio Benito.

Más de la mitad del tiempo de la vida bicentenaria peruana ha sido acompañada por esta institución singular y señera. Con gozo y esperanza han podido llevar a cabo de modo presencial la inauguración del año académico 2022 -el 24 de marzo- con los mensajes del Cardenal Giuseppe Versaldi desde el Vaticano, del arzobispo de Lima Monseñor Carlos Castillo -por mucho tiempo docente PUCP- y el nuevo gran canciller Monseñor Pedro Barreto.

A la fecha, nadie pone en duda su liderazgo nacional e internacional por la ejemplar formación y misión de miles de profesionales. Como todas las corporaciones tienen el desafío de ser fieles a sus raíces identitarias, especialmente conociendo y siguiendo a sus protagonistas de la primera hora como José de la Riva Agüero, Víctor Andrés Belaunde, Mons. José Dammert… Y de modo especial a su fundador, P. Jorge Dintilhac.

Creo oportuno traer a colación su testimonio fundacional, treinta años después, dando razón de su ser y de su obrar en el escrito Cómo nació y de desarrolló la Universidad Católica del Perú. 30 años de vida (Lima 1946). Constataba un hecho para el año 1916: “parecía que la fe católica estuviera a punto de desaparecer de las altas esferas sociales e intelectuales de Lima y del Perú”. Ello se daba a pesar de los numerosos colegios religiosos, cuyos alumnos “al poco tiempo de haber abandonado las aulas escolares se declaraban ateos”. El P. Jorge no necesitaba más diagnóstico que el frecuente trato con los jóvenes y la profunda inserción mantenida con la realidad. La urgente necesidad sólo podía ser colmada con “un remedio puesto en práctica en muchos países”: fundar una Universidad Católica “que reuniese un grupo de jóvenes en torno de sus cátedras y pudiera inculcarles la Verdad acerca de la Historia y de la Filosofía, de la Ciencia y del Arte”. Tales jóvenes, “debidamente instruidos y formados en un ambiente de fe y de religión, n o sólo podrían conservar sus creencias sino que también podrían convertirse en defensores, en apóstoles de la Religión en la sociedad, en su profesión, en todo el país”. Esto es, lo que pretendía Dintilhac es forjar jóvenes profesionales que lleven su fe a la vida pública de modo coherente y operante.  

Siempre que visito su campus me conmueve el lema que campea por doquier: “Et lux in tenebris lucet (Y la luz brilló en las tinieblas, Juan 1,5) que se refiere a Cristo, Camino, Verdad y Vida. El logotipo es muy elocuente: Una barca navegando sobre aguas turbulentas y que flota gracias a que tiene en el horizonte una estrella en forma de cruz. Como diría Tertuliano, la “barca representa la Iglesia que sobre el mar, es decir en el mundo, es sacudida por las olas, es decir por las persecuciones y tentaciones…”. En la universidad significa el predominio de la sabiduría y del conocimiento sobre la ignorancia, siempre con su fundamento en Cristo, Camino, Verdad y Vida, fundador de la Iglesia. Su nota de “católica” (universal) recuerda el CIC (Catecismo de la Iglesia Católica) se entiende “según la totalidad” y “según la integridad”, porque Cristo está presente en ella y porque ha sido enviada por Cristo en misión a la totalidad del género humano (nn.833-34).

Su nuevo gran canciller -Cardenal Pedro Barreto- resalta cómo la PUCP ha sido y es el espejo de la sociedad peruana, espejo de la Iglesia, y expresión de una Iglesia en salida, precisando cuatro elementos en su misión:espacio de discernimiento espiritual a partir de una lectura objetiva de la realidad, iluminada por el Evangelio al servicio de la humanidad; promotora de una “cultura del encuentro y la cercanía” mediante el diálogo; impulso de la “cultura de la solidaridad”; transformadora de la sociedad mediante el servicio al bien común. “Porque Jesús, el Resucitado, nos hace despertar del letargo de la indiferencia y nos resucita”.

Deseamos que siga creciendo en número y creatividad, en diálogo y pluralismo, en compromiso y solidaridad, sin perder su identidad. La Iglesia –como escribió Juan XXIII es su memorable encíclica- es Madre y Maestra, gobierna y enseña. Pablo VI solía decir que era la barca de Pedro, una sólida roca, pero una roca que navega, marcando la verdad y certeza de su dogma, la fuerza viva de su moral, el dinamismo creativo de su pastoral, y el gozo de su liturgia. Que la PUCP siga navegando mar adentro en el océano cultural de nuestro tiempo. Para seguir “la misión de mezclarnos con las inquietudes de los tiempos y los problemas de nuestro país para comprenderlos, reflexionarlos, y tratar de guiar y educar para que exista una esperanza, dentro de nuestra Patria, con la pequeña semilla del Evangelio” (Monseñor Carlos Castillo, homilía Misa en la Catedral, domingo 28 de marzo).

Foto del autor de esta sección y artículo: Doctor e historiador José Antonio Benito Rodríguez.

*No olvides de ingresar a este enlace en donde encontrarás todos los personajes que forjaron nuestra independencia: https://perucatolico.com/c/la-iglesia-ante-el-bicentenario/