29.- Iglesia ante el Bicentenario: José Ignacio Moreno y Silva-Santistevan (1767 – 1841)

Perú Católico, líder en noticias.– Perú Católico, líder en noticias rumbo al Bicentenario de la Independencia. Este artículo es escrito por el Doctor e Historiador José Antonio Benito.

Célebre Arcediano de Lima y, sin duda alguna, el escritor más eminente que poseyó esta Iglesia y cuya obra sobre la Supremacía del Papa, editada varias veces, llamó la atención aun en los centros intelectuales de Europa. Moreno vino a Lima muy joven traído por su tío Silva y Olave, con cuyo patrocinio pudo emprender sus estudios.

Hijo de José Ignacio Moreno, escribano público de Cabildo, Minas y Real Hacienda, y de su segunda esposa, Ana Silva-Santisteban y Larralde, nacida en Guayaquil (Ecuador). Fue el menor de doce hermanos, siguió sus primeros estudios en Guayaquil y muy joven fue llamado a Lima por su tío Juan de Silva-Santisteban, que lo matriculó en el Seminario de Santo Toribio, conociendo las Matemáticas y la Física. Finalmente pasó al Real Convictorio de San Carlos, brilló como latinista, se graduó en Derecho Canónigo y entró al sacerdocio y desde 1786 el rector Toribio Rodríguez de Mendoza le dio a regentar varias cátedras. Moreno mejoró el Plan General de Estudios, cambiando los textos y abandonando el escolasticismo por el conocimiento de las Ciencias Naturales, de manera que a su iniciativa ingresaron las ideas de la ilustración en el virreinato de Lima. En 1787 sustentó un Acto Público de Derecho Natural y de Gente. En 1789 fue bachiller en Cánones y en 1792 se recibió de abogado ante la Audiencia. Era miembro de la Sociedad de Amantes del País y colaboraba en el periódico El Mercurio Peruano.

En 1793 presidió un Acto Público de Filosofía y Matemáticas, era vicerrector y regente de Estudios en el Convictorio, quiso traer de Europa los aparatos de Mecánica, Física y Astronomía, pero el arzobispo Juan Domingo González de la Reguera se opuso, temeroso de las ideas políticas de fray Diego Cisneros, quien era un gran conocedor del enciclopedismo francés, mas por esta causa el arzobispo empezó a luchar contra el Convictorio y logró que Moreno, fiel subalterno suyo, renunciase a su carrera pedagógica en Lima para optar a una canongía de Cuenca (Ecuador). Desde 1795 ocupó el curato de Nepeña, luego dirigió la doctrina de Chacras y en 1806 la parroquia de Huancayo.

En 1812 exhortó a sus fieles a la concordia, para que no plegaran a la revolución indígena de Huanuco y pronunció un discurso con motivo de la Jura de la Constitución. En él, propone la solución reformista, no la separatista, revelando las expectativas de la Iglesia y de las elites criollas por el relanzamiento del sistema imperial con una nueva definición de nación:

“La Constitución conserva también al rey su inviolabilidad y su autoridad independiente de todo juicio humano. La persona del rey es sagrada e inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Máxima fundamental sobre la que estriba el orden y tranquilidad pública. El rey, es verdad, no tiene otra autoridad, sino la que le ha dado el consentimiento y sumisión de los pueblos pero esta debe ser perpetua e irrevocable porque así lo exige el bien común del Estado”.

Como señala Carlos Gálvez la gran novedad era que el rey había dejado de ser legislador, como en el antiguo orden, y en el sentido de acatar la ley el rey quedaba en paridad de condición respecto de los ciudadanos. Ahora bien, la “ciudadanía” existía solo en las buenas intenciones y no se refería a un orden realmente democrático. La igualdad de derechos que la Constitución garantizaba a los súbditos americanos no borró las diferencias corporativas, acaso ni siquiera en la península y ciertamente no en América. La nueva ciudadanía doceañista, mucho más inclusiva que la “ciudadanía” con que las elites criollas habían sido investidas desde la Conquista, fue entendida como la reafirmación de los derechos de las elites hispano

En 1816 fue canónigo racionero en Lima. En 1817 ocupó el rectorado del Colegio de Indígenas Nobles llamado del Príncipe, pero su hora de reformador había pasado. En 1820 fue profesor de la Universidad de San Marcos. En febrero de l822, el ministro Bernardo de Monteagudo le designó miembro de la Sociedad Patriótica para llegar a una Monarquía constitucional a favor del general José de San Martín.

En la sesión del 8 de marzo sostuvo las ventajas de la Monarquía sobre la democracia, pero fue refutado por Manuel Pérez de Tudela. Ambos discursos aparecieron en los periódicos El Sol del Perú La abeja republicana. En 1826 ocupó el vicerrectorado de San Marcos y editó sus Cartas peruanas demostrando ser un inteligente apologista de la causa católica, que por otra parte nadie atacaba. Desde Cuenca, fray Vicente Solano alabó las Cartas sin reserva.

En 1831 fue arcediano y publicó Diálogo de los Diezmos y se dijo que a sus profundos conocimientos sobre las ciencias eclesiásticas, unía un ingenio penetrante y un vigor dialéctico poco común. Más tarde polemizó con el doctor Francisco de Paula Vigil, autor de Defensa de la autoridad de los gobiernos contra las pretensiones de la Curia romana en seis volúmenes.

Moreno replicó con Ensayos sobre la supremacía del Papa, especialmente con respecto a la institución de los Obispos, que al ser reeditada en 1846 en París fue muy admirada en los círculos católicos de Europa, pero ya su autor había fallecido en el pueblo de la Magdalena cerca de Lima.

Foto del autor de esta sección y de este artículo: Doctor e historiador José Antonio Benito.

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