¡A mi amigo sacerdote en su día!
Sacerdote, tú que cuidas la fe de tu pueblo; no solo te buscaré para pedirte ayuda cuando lo necesite o para que me acompañes en este peregrinar y me enseñes el rostro del buen Jesús, sino te buscaré para agradecerte por tu entrega y fidelidad y darte yo también algo…MIS ORACIONES y mi compañía como amigo.
Gracias, en nombre de todos, por tu servicio, sin pedir nada a cambio. Gracias por esas palabras que muchas veces nos cuestionan. Gracias por dar los sacramentos y abrirnos camino al cielo. Tienes oídos para todos los que necesitamos contarte nuestra vida y pedirte consejos. Tienes ojos para ver al que necesita ayuda espiritual.
Tienes manos para levantar al caído y conducirlo por el buen camino. Que Jesús te siga cuidando y sigas siendo otro Cristo para el bien de la humanidad. Sigamos en este camino y juntos poder gozar plenamente del cielo, en donde disfrutaré todo lo aprendido por tus enseñanzas. ¡Feliz día, amigo SACERDOTE!
Director, redactor y columnista del medio de comunicación ‘Perú Católico’.